EL BÁRBARO VUELVE A REINAR EN LOS CÓMICS
En una entrada que publiqué allá por el lejano año de 2013 A. C. (antes de la Era Covid) y que dediqué al inmortal personaje de Robert E. Howard, pecaba en exceso de pesimista al decir que los cómics de Conan habían entrado en una profunda decadencia, y que eran el "canto del cisne de las historietas de aventura a la americana": http://morenoruizignacio.blogspot.com/2013/05/conan-o-la-invasion-de-los-c-o-mics.html
Confieso que de aquella desconocía la obra del guionista useño Timothy Truman y del dibujante argentino Tomás Giorello "Conan Rey", en la que han versionado de una manera prodigiosa, entre los años 2011 y 2019, algunos de los mejores historias sobre el cimmerio debidas a la pluma de su creador. Entre ellas "La ciudadela escarlata", "El Fénix en la espada" (el primer relato en el que aparece el personaje de Conan el Bárbaro) y "Conan el Conquistador".
Todos ellos corresponden a la última etapa de la vida del bárbaro en la que ciñó la corona de Aquilonia, tras derrocar a un monarca corrupto y estrangularlo con sus propias manos. Y en la que tuvo que hacer frente con resolución y contundencia a diversas intrigas políticas tejidas contra él y contra su pueblo por ambiciosos cortesanos, casi siempre manipulados a su vez por algún oscuro nigromante estigio. Hete aquí un rey como Dios manda y al que secundarían hasta los republicanos más recalcitrantes. Vaya, igualico igualico que nuestro borbónico soberano, don Letizio VI "el pusilánime".
Resulta reconfortante encomendarse a Crom y sumergirse en las viejas historias de espada y brujería, sobre todo en estos tiempos oscuros en que nuestros "mandatarios" (los que figuran en el cartel, que no son precisamente los que mandan en realidad) han reducido a los españoles (y a los argentinos y a otros pueblos del mundo) a la condición de un rebaño de viejas ovejas asustadas. Nada hay más subversivo y antisistema que alentar los sanos instintos bárbaros y salvajes, mediante lecturas tan inspiradoras como estas.
El escriba nemedio Pramis es el encargado de registrar los recuerdos narrados por un veterano Conan, haciendo de necesario hilo conductor de todas estas historias. Podemos ver al bárbaro por el que ya han pasado los años, y que entretanto se ha dejado crecer una insólita y canosa barba, y que sin embargo sigue estando igual de vigoroso que en su juventud, y todavía con mucha guerra que dar y muchas batallas que librar.
El guionista Timothy Truman realiza en esta obra una labor extraordinaria, adaptando al lenguaje del cómic la jugosa prosa de Robert E. Howard mediante lo que él llama la "aproximación teatral maestra", sin que pierda por ello nada de su sabor en el proceso. Y en cuanto al trabajo gráfico de Tomás Giorello, sólo decir que está a la altura de los mejores ilustradores que han dado vida al cimmerio a lo largo de los años, curiosamente muchos de ellos también de origen italiano, como John Buscema, Frank Frazetta, Gary Gianni, Claudio Castellini,etc.
Sus dibujos, caracterizados por un dominio absoluto del encuadre, la iluminación y el sentido de lo escenográfico, alcanzan en ciertas páginas la grandeza y majestuosidad barroca de un Rubens, aumentadas por un cromatismo espectacular, que no perjudica en nada la maestría del trazo, sino que sirve a la perfección para resaltarlo. Y eso lo dice alguien que está acostumbrado a paladear durante años las magnificas viñetas en blanco y negro, dibujadas a tinta por John Buscema, Alfredo Alcalá y tantos otros artistas, y a quien horrorizan muy especialmente las versiones coloreadas con photoshop que se vienen publicando en los últimos años, para consumo de un público millennial. La labor conjunta del guionista y del dibujante logran transmitir con fidelidad esa dimensión trágica y en el fondo shakesperiana que estaba latente en todos los relatos del texano.
En suma, una obra muy recomendable para los amantes del buen cómic y de la literatura de aventuras.
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