666 (CUARTA PARTE): ¿SIMÓN I?
En esta parte del relato adquiere mayor relieve y protagonismo el personaje de Fray Simón de Samaria, sin duda el más interesante de 666. Estamos aquí ante el arquetipo del clérigo ambicioso, arribista y con escasos escrúpulos, cuyo molde podemos rastrear a lo largo de la literatura del siglo XIX: en el Julian Sorel de "Rojo y negro" inventado por Sthendal, o el magistral catedralicio Don Fermin de "La Regenta". Pero además, su dimensión de apóstata, sacrílego y finalmente satánico lo acerca a otros personajes aún más siniestros, como el cura Docre descrito por J.K. Huysmans en "Allá abajo". También por sus dudas pascalianas e inquietudes existenciales se asemeja en ocasiones a esos sacerdotes atormentados, esbozados por Miguel de Unamuno, Bernanos y otros escritores del siglo XX en las novelas, lo que nos lo hace más próximo a nuestra época y más inquietante.
Muchos elementos y subtramas de la novela he preferido omitirlos por considerarlos poco importantes, y para darle más realce al núcleo principal, que gira entorno al triángulo formado por Ciro Dan, Juana Tabor y Simón de Samaria. En un segundo plano se mueve el personaje de Fray Plácido, que asiste al principio como testigo e intérprete visionario de los acontecimientos, y luego va adquieriendo un papel más decisivo en el desenlace de la historia.