Atención: Católicos de la nueva ola y ateos asaltacapillas o nietzscheanos con prejuicios, abstenerse de leer este artículo.
San Nicolás de Bari abofeteando a Arrio, por Giovanni Gasparro
En este blog nos gusta comentar toda clase de cosas que van contracorriente, y que molestan a los que quieren imponer un pensamiento único sobre lo que se debe entender como "arte contemporáneo". En pleno siglo XXI todavía existen artistas que no sólo no han renunciado al oficio de la pintura, sino que beben directamente en las fuentes del Barroco, y que incluso se atreven a revivir los temas de la iconografía cristiana desde la más pura ortodoxia. Y eso a pesar de vivir inmersos en un mundo que ha declarado una guerra a muerte a todo lo sagrado, en el que vemos como la Iglesia católica y sus máximos representantes se ponen cada día más en ridículo y ofrecen un espectáculo de lo más abyecto, degradante y desalentador, para aquellos que todavía conserven un ápice de auténtico sentimiento religioso. Esta vez vamos a hablar del pintor Giovanni Gasparro y de su particular cruzada en un doble frente: contra la mediocridad del arte contemporáneo y contra la oligarquía del Vaticano, entregada a con lujuria a los brazos del NOM.
Efectos del mal gobierno por Ambrogio Lorenzetti (inicios del siglo XIV)
El Palacio público de Siena alberga estos fabulosos frescos de estilo gótico pintados por los hermanos Lorenzetti, la Alegoría del Buen y Mal gobierno, uno de las escasos ejemplos de pintura profana del Medioevo en Europa. Sus autores quisieron denunciar, a su manera, la mala praxis política de aquellos gobernantes que devienen en tiranos, al dejarse llevar por la soberbia, la avaricia y la vanagloria, y que se rodean de una corte de aduladores y personajes siniestros, como el que porta en su regazo un extraño híbrido entre reptil y carnero, que representa lo antinatural (hoy pensaríamos en los experimentos de laboratorio y las manipulaciones genéticas). La forma de mantenerse en el poder del diabólico tirano es mediante el miedo y la mentira, y los resultados de esta política saltan a la vista: la desolación, la ruina, la enfermedad y la muerte.
Esto se pintó en la época en que Europa sufrió el terrible azote la Peste Negra, y tal vez hoy podamos extraer alguna enseñanza de su contemplación, perfectamente aplicable a los tiempos que corren.
jueves, 26 de marzo de 2020
¡¡¡DESMENTIMOS LOS BULOS!!!
¡NUESTRO LÍDER SE ENCUENTRA EN PLENA FORMA FÍSICA, Y NO ESTÁ INFECTADO POR EL CORONAVIRUS!
HE AQUÍ LA PRUEBA!!!
¡¡¡DEJAD DE DIFUNDIR MÁS FAKES PARA DESMORALIZAR AL PUEBLO!!!
La escena corresponde a una película de Federico Fellini titulada precisamente "Roma" (1972) y refleja sucesos reales que ocurrieron durante los trabajos de ampliación del metro de la Ciudad Eterna. Complicado lo han tenido siempre los romanos para crear una red metropolitana moderna que descongestionase el caótico tráfico de vehículos, y en la actualidad el metro de Roma sólo dispone de dos líneas transversales y una tercera de interminable construcción.
La primera línea la empezó a excavar Mussolini en los años 30, interrumpiéndose las obras a consecuencia de la guerra mundial, y la segunda se proyectó en 1964, empezando las obras muy poco antes de que Fellini realizara su película. En esa ocasión los ingenieros emplearon una tuneladora para acelerar los trabajos, lo que ocasionó no pocos destrozos en las viviendas colindantes. También se pusieron en peligro numerosos vestigios arqueológicos, sobre todo en la zona de la Plaza de la República, lo que obligó a practicar un desvío.
Desde mi punto de vista, esta escena es lo mejor de esa cinta de Fellini, tan estrambótica como la mayoría de las suyas, en la que realiza un paseo por la memoria y los recuerdos de su juventud, vinculados con la Roma del Ventennio. Historias del pasado y del presente se entremezclan, y esta se corresponde con el momento en el que se hizo la película, con las obras del metro a pleno rendimiento, y sacando a la luz muchas edificaciones antiguas de las que ni se sospechaba su existencia. Debajo de Roma no hay una única ciudad subterránea sino varias.En este caso, los obreros se encuentran en su trayectoría con una vieja domus romana, cuyas paredes están adornadas con magníficos frescos con retratos de antiguos patricios que miran sorprendidos a sus descubridores, a través de los abismos del tiempo.
El episodio tiene algo de trágico y de melancólico, porque a pesar de los intentos desesperados de los encargados de la obra por conservarlas, asistimos a cómo se van desintegrando ante sus ojos esas pinturas al verse expuestas a la acción del aire.Durante siglos escaparon a la vista de los hombres y se conservaron en todo su esplendor , hasta que un día volvieron a salir a la luz por un breve instante.
No se me ocurre una imagen mejor para representar la fragilidad de las cosas humanas y la fugacidad de la vida, ahora que tantos, en Italia y en el resto de Europa, estamos pasando por momentos difíciles. Un saludo fraternal para los italianos y un arrivederci, que espero sea tan sólo un hasta la vista.
lunes, 23 de marzo de 2020
EL AÑO BEETHOVEN
Este año se celebra el 250 aniversario del nacimiento del "old Ludwig van", efemérides que está pasando bastante inadvertida entre tantos sobresaltos y hecatombes. Tampoco ayudan mucho los gustos musicales que imperan ahora, en la era de las Beyoncés y del reggaeton; hablar del genio de Bonn a un determinado público sería como echar de comer margaritas a los puercos...