martes, 28 de febrero de 2017

                            SEMBLANZA DE

 
Flash contra su  antagonista favorito, el emperador Ming


 Ante la amenaza escatológica de que un asteroide choque contra la Tierra, un rubiales jugador de fútbol americano de los New York Jets, un doctor chiflado y una joven y abnegada damisela se embarcan juntos en un cohete espacial para evitar el desastre. Como resultado, y tras haber salvado al mundo de la gran hecatombe, quedan atrapados en la órbita del planeta Mongo, regido por un déspota con pinta de Fumanchú, y  permanecen allí durante años y años, viviendo mil y una aventuras... Un argumento tan simple e inverosimil en manos de un artista menos talentoso hubiera dado muy poco juego, y no habría producido otra cosa que un héroe más de papel  del montón. Otro estereotipado "buen chico" gringo luchando al servicio del Bien y salvando a la humanidad terrícola y/o mongólica de los múltiples peligros que la acechan.
Pero la magia del pincel de Alex Raymond hizo posible el milagro, y con su elegante estilo supo conferir a la serie de Flash Gordon las dimensiones de una epopeya, consiguiendo que su recuerdo todavía perdure en el tiempo, inspirando a generaciones sucesivas de dibujantes e ilustradores...
Alexis Gillespie Raymond, más conocido  como Alex Raymond,  formó junto con Hal Foster y Burne Hogarth  algo así como la santísima trinidad del cómic americano de los años 30 y 40, de lo mejorcito con diferencia que haya producido aquel país en materia de cómic, y por extensión el resto del mundo.
El estilo naturalista de Raymond supuso en su orígen una auténtica revolución en un medio que hasta aquel momento parecía predestinado  a un público infantil o poco exigente. Demostró que, muy al contrario, la historieta podría ser el vehículo idóneo para el lucimiento de grandes artistas como él, quien no se cansó nunca de innovar y sorprender a sus lectores a lo largo de los años que se consagró a esa tarea.

La biografía de Alex Raymond (1909-1956) es de sobra conocida, y cualquiera puede consultarla en Internet. Quizás haya quien no sepa que iba para corredor de bolsa, pero el crack del 29 le hizo cambiar (afortunadamente) de orientación profesional, poniendo a prueba sus dotes artísticas, desarrolladas en la Grand Central School of Art de Nueva York. Al principio trabajó para la prensda como "negro" en series como "Blondie" y "Tim Tyler's Luck". Luego, a finales de 1933 le llega su gran oportunidad, cuando la rivalidad entre los syndicates por captar al público lector de cómics llevó a la King Features a convocar un concurso, que por supuesto lo ganó nuestro artista con 24 años. La competencia era dura, porque entonces se estaban publicando, entre otros, el “Tarzán” de Harold Foster, el “Buck Rogers” de Calkins y el “Dick Tracy” de Chester Gould. Raymond se enfrentó al reto de dibujar tres series a la vez, una policiaca, otra de ficción espacial y otra de temática selvática; y  superó la prueba con matrícula de honor. 
La apuesta fuerte de la King  iba a ser al principio la daily strip (tira diaria) del “Secret Agent X-9”, con guiones del pionero de la novela negra Dashiell Hammett y dibujos del propio Raymond. Pero pronto la serie de fantasía heroica que presidiría las planchas dominicales o sunday pages sería la favorita del público. Nos referimos, naturalmente, a “Flash Gordon”. Acompañándola como cabecera estaría durante algún tiempo “Jungle Jim”, protagonizada por un cazador dedicado a capturar fieras para los zoológicos, y ambientada en el sudeste asiático.
La dedicación de Raymond al personaje de Flash pasaría a ser absoluta cuando a finales de 1935 abandone la tira del Agente Secreto X9. Estando en la cima de su carrera , y al implicarse los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, el artista abandona su trabajo en 1944 para enrolarse como capitán de marines y reportero-dibujante de guerra, y se embarca en el portaaviones “Gilbert Island”, pudiendo presenciar como oficial observador las batallas de Okinawa y Borneo. Mientras tanto, su ayudante Austin Briggs se encarga de continuar la serie de Flash, y su hermano James Raymond la de Jungle Jim.

Una vez que es desmovilizado en enero de 1946, y tras exponer sus obras de guerra en la National Gallery de Washington, decide volver al cómic pero con una nueva propuesta para la King Feature Syndicate. Esta vez trabajará en el personaje de un detective aristocrático, Rip Kirby basándose en textos de W. Greene. Como el propio Raymond, Kirby es un antiguo oficial de marines vuelto a la vida civil, pero transformado en un criminólogo bastante diferente a aquel Agente Secreto X-9 de sus primeros tiempos. Deja definitivamente a Flash Gordon en manos de Austin Briggs, pese a las evidentes limitaciones que tenía este último dibujante, que no supo dar a la serie la dimensión de epopeya ni la vida que le había insuflado Raymond, y se consagrará hasta sus últimos días a la tira diaria de Rip Kirby.


La bella Dale Arden en apuros


En una ocasión Alex Raymond declaró acerca de su trabajo: “La historieta es una forma de arte por sí misma; refleja la vida y su tiempo más fielmente ; de hecho es más artística que la ilustración de revistas, ya que es enormemente creadora. Un ilustrador trabaja con fotografías y modelos; un dibujante de historietas comienza con una hoja de papel en blanco, y dibuja su sueño. Es autor, guionista, director y artista a la vez.”
Su vida se truncó trágicamente a la manera de tantas estrellas populares del american dream en un accidente de tráfico, un 6 de septiembre de 1956, cuando el Corvette de su amigo Stan Drake, también dibujante y aficionado como él a los coches deportivos, derrapó a gran velocidad y se salió en una curva de la carretera de Clappboard Hill, cerca de Westpost. Así se truncó la carrera de un gran artista del lápiz. Dejaba mujer y cinco hijos, además de otros cientos de miles de lectores huérfanos de sus historias.

Volviendo al personaje de Flash Gordon, conviene recalcar que se trata de una serie bastante compleja y muy diferente a lo que comúnmente se entiende por ciencia-ficción. De hecho nada tiene que ver con la anticipación científica a lo Julio Verne o a lo H.G. Wells, por ejemplo, ya que a menudo su autor sacrifica lo verosimil en beneficio de la fantasía y la invención gráfica. Siendo una "space opera", tiene muchos elementos arcaizantes, propios del romanticismo y que recuerdan a los libros de caballerías, las leyendas célticas y artúricas, las sagas escandinavas y al mundo mitológico de la antigüedad. En cierta ocasión Umberto Eco afirmó que a él le interesaban tanto Homero como Flash Gordon. Seguro que el racionalista Eco quería decir que, como objetos de su "curiosidad científica", a él tanto le daba la alta cultura como la llamada cultura popular de consumo de nuestro tiempo. Pero otros intuimos que es probable que exista una conexión, una corriente subterránea capaz de poner en contacto ambosmundos, el de la mitología y el de algunas creaciones más contemporáneas.

Como ya dijimos antes, Flash nació como respuesta al "Buck Rogers", y en ambas series se encuentran elementos comunes:  naves futuristas que anticipan las conquistas espaciales, profusión de razas y criaturas fantásticas, e incluso cierto aroma oriental, la alusión al "peligro amarillo", etc. La primera fuente literaria en la que bebió Raymond y el que pronto sería su guionista, el escritor de folletines pulp Don Moore, fue la novela When Worlds Callide ("Cuando los mundos callan") de Philipe Wyllie y Edwin Balmer. Más tarde influiría cada vez más la lectura de Edgar Rice Burroughs, y de su ciclo marciano de John Carter y el venusino de Carson Napier. Y no debemos olvidar los relatos de Abraham Merritt, otro escritor de género fantástico relacionado con H.P. Lovecraft, con su inconfundible "toque arqueológico" a propósito de arquitecturas ruinosas y exóticas y de razas desaparecidas.
En cuanto a las influencias artísticas del dibujo de Raymond, caben citar a algunos célebres ilustradores norteamericanos como Charles Dana Gibson, John Lagatta, Franklin Booth o Matt Clarck. Todos ellos estaban próximos al  academicismo y realismo de los siglos XIX- XX, lo que dejaría una huella innegable en el autor de Flash Gordon, quien solía idealizar mucho los personajes principales como arquetipios del Valor (Flash) , la Inteligencia (Zarkov), la Belleza (Dale) o el Mal (Ming). Pero conviene recordar que Raymond no dejo nunca de experimentar a lo largo de los años, en busca de su propia manera de hacer, desarrollando como resultado varios "estilos" distintos.

Su Majestad, Ming I, el Despiadado


Las primeras aventuras de Flash Gordon,  dibujadas de una manera algo tosca, recordaban aún demasiado a las de Buck Rogers, pero ya empezaba a demostrar Raymond sus extraordinarias dotes para el dibujo de anatomías en movimiento, si bien los paisajes del fondo eran todavía muy esquemáticos y poco verosímiles. Será entre 1934 y 1937 cuando se produzca el gran salto adelante de este artista, llegando a adoptar un estilo barroco muy interesante que experimenta con la teatralidad de los gestos de los personajes (algunos como el uruguayo Breccia, no sin cierto resentimiento anti-gringo, recriminaron a Flash Gordon en su día su parecido con un ballet) o la angulación de los encuadres, para transmitir vértigo y dinamismo.

En este período Raymond emplea una técnica especial de sombreado, a base de una trama de rayados y líneas envolventes que aporta gran dinamismo al dibujo.

Luego viene la etapa más idealista, entre 1937 y 1940, que es en la que la serie alcanza su aspecto más característico y que todos los aficionados recordamos más. El dibujante sustituye cada vez más el rayado por el contraste entre blancos y negros, y un hábil contraluz del que se sirve para suavizar los rostros de los personajes. Estos aparecen representados con gran detalle y expresividad, captando con habilidad la psicología y creando una gran cantidad de retratos muy humanos y diversos. También se cuidan mucho los detalles de los trajes, los uniformes, las máquinas, las arquitecturas, el mobiliario... En 1938 llega a eliminar los bocadillos de los diálogos, como antes hicieran Hal Foster y Burne Hogarth, con el fin de realzar aún más las ilustraciones, y termina sustituyéndolos por bloques de texto arrinconados en los márgenes de las viñetas.

La etapa final, entre 1940 y 1944, algunos la han denominado la etapa "manierista" de Flash Gordon. Es en realidad una continuación del estilo anterior, aunque se acentúa más la preocupación por los paisajes y los primeros planos de los rostros, así como por las vestimentas femeninas. Tanto que a veces, en los momentos de relax, parecen figurines de moda, aunque la maestría de Raymond consigue que combinen bien con la historiano perjudiquen demasiado  el tono de una historia de aventuras. No obstante, ya se evidenciaba el progresivo desinterés de Raymond por el tema épico, y una mayor decantación por el tono "realista" en sus historias, anunciando lo que vendría años después con Rip Kirby. En los últimos episodios asistimos prácticamente a una ausencia de sombras, logrando el contraste sólo mediante el color, y a una valorización de los espacios en blanco. También se va notando más la mano de sus colaboradores, en especial de Austin Briggs, lo que supone una merma en la calidad del dibujo bastante palpable.

El tal Briggs sería el encargado de continuar la serie hasta los años cincuenta. Mac Raboy, con un estilo escultórico pero algo rígido, se encargaría de ilustrar las páginas dominicales de Flash, mientras que Dan Barry iniciaría su exitosa tira diaria en la que Flash dejaría definitivamente se ser un héroe épico al estilo de John Carter para, enrolado en la NASA, participar en la carrera espacial como un astronauta más, siguiendo los parámetros de la ciencia-ficción más al uso, la inspirada por autores como Ray Bradbury y cía. De vez en cuando se le concedía alguna escapadita a mundos más o menos fantásticos (a veces bastante disparatados) pero ya no era lo mismo. Las posibilidades del personaje se fueron agotando poco a poco, y aunque no haya desaparecido del todo de los cómics, ya su época pasó definitivamente.

 Sin tener nada que ver con los típicos superhéroes con poderes sobrenaturales (Superman había nacido un año antes) Flash Gordon, con su aspecto atlético y apolíneo, encarna al menos formalmente un arquetipo, el del héroe clásico europeo, tal como lo concibieron los antiguos griegos o los nórdicos en sus sagas. Es un hombre que se traslada desde la Tierra a otro mundo, el planeta Mongo, y permanece allí, coexistiendo con las muchas y variopintas razas que lo pueblan. A los naufragios de las leyendas antiguas les corresponden en la serie los accidentes de las aeronaves que surcan el espacio. Al igual que Ulises, Flash va encontrando bellas soberanas que intentarán atraparlo en sus redes amatorias: Aura, Fría, Azura, Desira... pero a diferenmcia del griego (y como buen chico americano) se mantendrá fiel a su compañera de aventuras, Dale Arden.
Este personaje encarnaba valores de su tiempo, que hoy parecen periclitados: era un varón blanco, sano y fuerte, de aspecto insultantemente ario (así se lo parecía al menos a Salvador Vázquez de Parga, que en paz descanse) y por si fuera poco hetero, lo que hoy en día resulta denostado a diario como lo más odioso que haya engendrado la humanidad. Y sin embargo, los norteamericanos de aquel entonces estaban fascinados y hasta se identificaban con él, considerándolo su embajador en este y otros mundos, una especie de pionero del espacio estelar o un caballero andante de las galaxias. Los tiempos cambian y volverán a cambiar una y otras vez, pero siempre permanecerán los dibujos de Raymond como un ejemplo de buen hacer y un estímulo para futuros artistas del lápiz. Los que no lo conozcan aún, que no se priven del placer de descubrirlo y asombrarse.



1 comentario:

  1. Personalmente, Flash Gordon forma parte de mi trilogía de comics de la edad de oro americana: The Phantom (El Hombre Enmascarado), Flash Gordon y, tardíamente y gracias a Antonio y a ti mismo, El Príncipe Valiente.

    Sobre Flash, deambulo entre la obra de Alex Raymond y Dan Barry. Siendo la determinante en mi gusto la de Barry. En todo caso, admiro en ambos cómo llevaron una prenda militar decimonónica americana a la categoría de prenda espacial ultrafuturista, aún no igualada por nadie :)

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