DESESCALADA Y CEGUERA PANDÉMICA
"La parábola de los ciegos " (1568) de Pieter Brueghel el viejo |
Resulta asombroso como las grandes obras de arte, como esta pintura de Pieter Brueghel o los cuadros de Goya, por ejemplo, o los de otros grandes artistas del pasado, tienen el poder de suscitar reflexiones sobre la condición humana que son aplicables a cualquier tiempo o lugar. Y contemplando "La parábola de los ciegos", también conocida como "Los ciegos de Nápoles" no he podido menos que pensar en el triste espectáculo de los millones de personas en casi todo el mundo, confinadas en sus casas y bajo vigilancia por decisión de sus respectivos mandamases, los cuales afirman tomar estas medidas por cuestiones sanitarias y por el bien de sus gobernados.
Y en particular me da por pensar en los españolitos de a pie, que cual zombies medio atontados, ciegos y mudos, nos dejamos conducir por otros ciegos, que siguen los peregrinos consejos de la OMS y las órdenes de la élite oscura mundialista, fase a fase, pasito a pasito hasta llevarnos al precipicio..
Desde el 11-S de 2001 la agenda de los amos del cotarro no deja de depararnos continuas y desagradables sorpresas, que se traducen en un cada vez mayor control y recorte de nuestros derechos civiles, con la excusa de la guerra contra el terrorismo primero, y ahora contra un enemigo aún más invisible e improbable, encarnado en esta peste roja que nos dicen que anda suelta por ahí. El miedo, la zozobra y la psicosis se apoderan de la población, que es bombardeada constantemente a través de la televisión e Internet con mensajes de un Apocalipsis biológico inminente.
Se nos sigue diciendo, como Leibniz, que "vivimos en el mejor de los mundos posibles" y por miedo a perder esa falsa sensación de seguridad muchos están dispuestos a transigir con todo o incluso a pasarse al colaboracionismo más vil con este gobierno chantajista y terrorista, y a practicar la alcahuetería (como dicen los argentinos) contra aquellos conciudadanos que se salgan del redil. ¿Vivimos ya en el "El Mundo Feliz" de Aldous Huxley, bajo la dictadura de las batas blancas, de los supuestos comités de sabios científicos que regulan hasta el más insignificante aspecto de nuestras vidas? ¿O todo esto responde a los manejos de unos políticos encanallados que han emprendido una huida hacia adelante para eludir sus responsabilidades criminales, sosteniendo unas medidas de excepción sin parangón en ninguno de los países de nuestro entorno y de un modo permanente, y un confinamiento brutal e ineficaz desde el punto de vista sanitario, pero muy oportuno para sus propios intereses? Porque mantener a la ciudadanía controlada y con la boca tapada, gracias al bozal prescriptivo, y tener la actividad judicial paralizada por la pandemia, les permite seguir manejando a su antojo los resortes de un país que va derecho hacia la bancarrota. A la demolición controlada de los neocons y neoliberales, que amenazaba con arruinar a la larga a la clase media en beneficio de las grandes fortunas, le ha sustituido la demolición en desescalada acelerada de todo el tejido económico nacional, por parte del PSOE de Sánchez y de Unidas Pandemias.
Porque otro de los objetivos que piensa alcanzar esta gente en un tiempo récord, y que forma parte esencial de su proyecto político, es arruinar a los que todavía no lo estén gracias a esta crisis pandémica que les ha llegado como agua de mayo. Una población de famélicos y miserables a la que se pretende contentar con una renta básica universal, para que no molesten, es el sueño húmedo de estos aprendices de totalitarios en cuyas manos estamos. Al mismo tiempo estaremos sometidos a la deuda pública perpetua, lo que equivale a convertirnos en esclavos para siempre de los Soros y Goldman Sachs de este mundo.
Así vamos, fase a fase, pasito a pasito hasta la hecatombe final.
Y en particular me da por pensar en los españolitos de a pie, que cual zombies medio atontados, ciegos y mudos, nos dejamos conducir por otros ciegos, que siguen los peregrinos consejos de la OMS y las órdenes de la élite oscura mundialista, fase a fase, pasito a pasito hasta llevarnos al precipicio..
Desde el 11-S de 2001 la agenda de los amos del cotarro no deja de depararnos continuas y desagradables sorpresas, que se traducen en un cada vez mayor control y recorte de nuestros derechos civiles, con la excusa de la guerra contra el terrorismo primero, y ahora contra un enemigo aún más invisible e improbable, encarnado en esta peste roja que nos dicen que anda suelta por ahí. El miedo, la zozobra y la psicosis se apoderan de la población, que es bombardeada constantemente a través de la televisión e Internet con mensajes de un Apocalipsis biológico inminente.
Se nos sigue diciendo, como Leibniz, que "vivimos en el mejor de los mundos posibles" y por miedo a perder esa falsa sensación de seguridad muchos están dispuestos a transigir con todo o incluso a pasarse al colaboracionismo más vil con este gobierno chantajista y terrorista, y a practicar la alcahuetería (como dicen los argentinos) contra aquellos conciudadanos que se salgan del redil. ¿Vivimos ya en el "El Mundo Feliz" de Aldous Huxley, bajo la dictadura de las batas blancas, de los supuestos comités de sabios científicos que regulan hasta el más insignificante aspecto de nuestras vidas? ¿O todo esto responde a los manejos de unos políticos encanallados que han emprendido una huida hacia adelante para eludir sus responsabilidades criminales, sosteniendo unas medidas de excepción sin parangón en ninguno de los países de nuestro entorno y de un modo permanente, y un confinamiento brutal e ineficaz desde el punto de vista sanitario, pero muy oportuno para sus propios intereses? Porque mantener a la ciudadanía controlada y con la boca tapada, gracias al bozal prescriptivo, y tener la actividad judicial paralizada por la pandemia, les permite seguir manejando a su antojo los resortes de un país que va derecho hacia la bancarrota. A la demolición controlada de los neocons y neoliberales, que amenazaba con arruinar a la larga a la clase media en beneficio de las grandes fortunas, le ha sustituido la demolición en desescalada acelerada de todo el tejido económico nacional, por parte del PSOE de Sánchez y de Unidas Pandemias.
Porque otro de los objetivos que piensa alcanzar esta gente en un tiempo récord, y que forma parte esencial de su proyecto político, es arruinar a los que todavía no lo estén gracias a esta crisis pandémica que les ha llegado como agua de mayo. Una población de famélicos y miserables a la que se pretende contentar con una renta básica universal, para que no molesten, es el sueño húmedo de estos aprendices de totalitarios en cuyas manos estamos. Al mismo tiempo estaremos sometidos a la deuda pública perpetua, lo que equivale a convertirnos en esclavos para siempre de los Soros y Goldman Sachs de este mundo.
Así vamos, fase a fase, pasito a pasito hasta la hecatombe final.
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