FELICIDADES, "INOCENTES"
Felicidades, "inocentes". Volvemos a la casilla de salida. Otra vez en estas fechas entrañables vuelven las antiguas tradiciones: la mascarilla, la distancia social, el hostigamiento al disidente, la división entre los "buenos" y los "malos" ciudadanos.
Recomiendo volver a leer los primeros episodios de nuestra serie "Plandemónium", porque nos encontramos justamente en esa etapa del camino... Y ojalá no se cumpla del todo el siniestro plan que ahí aparece detallado, porque será un pobre y triste consuelo que al final los tiburones acaben devorándose entre ellos, como sin duda llegará a ocurrir.
Se cumplirá esa aciaga profecía, de seguir teniendo una sociedad que se somete pasivamente (o colabora activamente) a/en este experimento, que a todas luces nos está llevando al desastre. La televisión, cuya programación actual consiste en un continuo publirreportaje de sus patrocinadores, Pfizer y Moderna (a través del Fondo Buitre de Black Rock) se encarga de lavar los cerebros, a base de alimentar las más bajas pasiones, para crear esa sociedad de locos y enfermos crónicos que ahora tenemos. Esto se parece cada día más a la "esclavitud voluntaria" de la que hablaba Étienne de La Boétie, o al "método Pitesti", aplicado por los comunistas en una cárcel rumana hasta que Pepe Stalin, alias "el Misericordioso" lo prohibió por inhumano, y que consistía en que los propios reos ejercieran de torturadores de sus compañeros de prisión, muchas veces sus propios amigos y familiares, con el fin de deshumanizarlos y transformarlos en culpables a todos ellos. Todos culpables, y al mismo tiempo todos inocentes. Como decía un amigo mío, ahora que tanta gente lleva puesta la mascarilla oh paradoja, se han sacado por fin las caretas. Están mostrando su verdadero rostro y la capacidad que tienen para ser unos malos bichos.
Pedro Satánchez prepara el escenario para unas "nuevas" navidades, una "nueva" normalidad, un "nuevo" modelo social... Aprieta otra vez con los bozales, con el certificado de vacunación, con la policía, con movilizar al ejército para los rastreos, con el cierre de negocios, con la amenaza de nuevos encierros y confinamientos ilegales... Cuando hace nada celebrábamos el exitazo que había tenido en Ex-paña la campaña de vakunación del gobierno, y que se va a extender ahora mismo a los niños de más tierna edad. Después de haber exterminado a los viejos el año pasado, quiere asegurarse de que no nos quede ni la esperanza en un mañana.
Aprieta Satánchez, y el principal sorprendido del giro de los acontecimientos ha sido él mismo; se le nota en el tono balbuceante con el que transmite sus últimos decretazos, porque se creía todo un campeón del NOM, un chico aplicado y obediente que había cumplido con sus deberes y que ya podía disfrutar sin contratiempos del Falcon en compañía de Begoño... Y resulta que quizás no todo el mundo en Ex-paña está siguiendo sus "recomendaciones". No todos los sanitarios quieren pincharse, no todos los padres quieren entregar a sus hijos al Moloch de Pfizer, no todos los que se pincharon la primera y la segunda vez están dispuestos a repetir, para que les pongan más y más banderillas. Y los sponsors de Satánchez lo saben bien, y por eso están obligando a su títere a tomar medidas más duras, aún a riesgo de provocar un estallido social, y que ojalá acaben por hundirle a él y a otros como él en la mismísima mierda.
Pero él de momento obedece, resignado, a sus amos globalistas. Porque órdenes son órdenes, al fin y al cabo.
Y esta es la navidad que han conseguido imponer los Jefazos del Mundo, sin caridad, sin generosidad sin calor humano que valga, sin alma. Al estilo triste y enfermizo de la más genuina progredumbre. Una navidad presidida por el Ómicron, El Ojo Que Todo Lo Ve, que viene después de Delta, cuyo símbolo es el triángulo. Seguid llamándonos conspiracionistas si os da la gana. Hatajo de "inocentes", eso es lo que sois.
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