MONUMENTO FALLERO A LA ESTUPIDEZ CRIMINAL
Aunque los efectos inmediatos del Covid-19 estén siendo la eutanasia forzosa de los pensionistas y el fortalecimiento del control sobre una ciudadanía inerme y aterrorizada, dispuesta como un rebaño a obedecer a todo lo que se le mande y hasta a ponerse una vacuna con un microchip incorporado si hace falta, aquí vamos a hacer un ejercicio de bondad y no vamos a defender ninguna teoría conspiracionista que apunte a un genocidio masivo planificado por Soros, Bill Gates, el Club Bilderberg o el Foro de Davos. Vamos a suponer, crédulos de nosotros, que todo este desastre planetario se ha debido a una serie de errores fortuitos, cometidos por unos locos irresponsables, pero que por los cargos que ocupan no estarán eximidos de rendir cuentas algún día ante la justicia, o ante un populacho enardecido, por haber propiciado un cataclismo de semejante magnitud. Que algunos de ellos, incluso, están intentando aprovechar en su propio beneficio, importándoles una higa el caudaloso torrente de víctimas que está dejando a su paso.
Empezando por el bichito, que con toda seguridad se "escapó" del famoso laboratorio de Wuhan, donde el filantrópico gobierno chino ensaya con todo tipo de armas biológicas. Porque las teorías lanzadas por los hijos de Mao acerca de que el virus lo trajeron los murciélagos, los pangolines o unos atletas norteamericanos, tienen toda la pinta de ser un cuento chino para hacer recaer en otros la culpabilidad sobre el asunto. Como es otro cuento chino el número oficial de víctimas ocasionadas por la pandemia en China, que es muchísimo más elevado de lo que se dice. Ahora los pirómanos quieren postularse como los bomberos que van a traer la salvación a la humanidad, y hasta se aprovechan de la maldita globalización para forrarse a cuenta de abastecer de mascarillas y demás equipos de protección al mundo entero. Menudos negociantes son estos caras de limón, que nos engañan como a chinos.
Después llega el virus a Europa, a esa Unión Europea con sus fronteras abiertas y sus abrazos a los chinitos, que no sabe defender a sus habitantes de ninguna amenaza foránea, y que exhibe de puertas para afuera un buenismo bobalicón que contrasta con la indiferencia, cuando no con la despiadada inhumanidad, que reserva a los de puertas para adentro, y que ahora está saliendo a relucir con motivo de esta crisis.
La pandemia se ceba con Italia, y esto debería haber abierto los ojos al resto de los gobiernos europeos ante el grave problema que se les venía encima. Pero, lejos de eso, al final otros intereses (ideológicos o económicos) son los que han prevalecido en la mayoría de los casos, y ahora el puñetero virus con corona se pasea a sus anchas por doquier, por todo el continente, causando estragos y amenazando con un colapso sanitario de proporciones colosales.
¿Y qué ha pasado en España? ¿Cómo es que, viendo lo que sucedía en Italia, no se tomaron medidas para frenar el avance de la epidemia en nuestro país, que está batiendo récords hasta encabezar esa siniestra champions ligue de las naciones contagiadas por el virus chino?
La hecatombe ha coincidido con la toma del poder por parte de un gobierno de estúpidos sectarios, empeñados en que nada estropeara su agenda feminista y pijoprogre. Cientos de actos públicos se permitieron durante los días más críticos (competiciones deportivas, conciertos, mascletás o mítines políticos) para que las manifestaciones del Chocho-M pudieran salir a la calle, produciéndose así una bomba vírica que nos ha conducido a la catástrofe actual. A día de hoy hay que lamentar 11.200 muertos, si se da crédito a las cifras oficiales, que ante la falta de test fiables o ante la simple falta de test podrían ser muchísimos más.
A la postre, el postinero Sánchez ha resultado ser un bluff, un mangina pichacorta incapaz de imponerse a los caprichos de las feministas o de su socio, el bolchevique millonario Iglesias, decidido a rentabilizar la epidemia para sacar adelante sus planes quinquenales. Por no hablar del ridículo govern de la generalidad, con el siniestro Torra al frente, ocultando las cifras de fallecimientos en las residencias y maquinando un plan de eutanasia masivo en Cataluña, mientras rechaza los hospitales de campaña del ejército y solicita la ayuda de los "expertos" chinos (expertos en genocidios, en todo caso). Ni del vergonzoso papel de los medios de comunicación, de las televisiones públicas y privadas, en todo este asunto, auténticos mamporreros del régimen dispuestos a cumplir con su papel, y sacar a todas horas al presidente y a Fernando Simón para que larguen sus mentiras, a cambio de llevarse suculentas subvenciones. Ni de la negligencia del gobierno a la hora de adquirir materiales y equipos de protección suficientes, lo que está poniendo en peligro la vida de muchos sanitarios y de la población en general, etc, etc....
Y es que además tenemos una oposición "leal" y emasculada que, al igual que el gobierno, se dedica a seguir las instrucciones de sus amos sionistas (recuérdese que Vox está financiado por el MKO y el CNRI) y que en el fondo le importa un comino la salud y la vida de su propia gente. Prefieren ver a los españoles confinados como están, con sus derechos y "libertades" (las pocas que aún teníamos) pisoteados, en un estado de excepción permanente o de incierta duración, y consintiendo sumisos que se les trate a golpe de silbato, al dictado de lo que digan los medios de comunicación, ora "quedándose en casa" (qué remedio, con las multas que ponen) ora saliendo al balcón para aplaudir o para enseñar las nalgas o para dar caceroladas. Ellos, los políticos del régimen, saben bien que todo esto de nada servirá, porque estando en casita nadie se atreverá a asaltar sus palacios de invierno o sus mansiones de nuevos ricos..Pero el tiempo llegará, porque no hay mal que cien años dure.
Empezando por el bichito, que con toda seguridad se "escapó" del famoso laboratorio de Wuhan, donde el filantrópico gobierno chino ensaya con todo tipo de armas biológicas. Porque las teorías lanzadas por los hijos de Mao acerca de que el virus lo trajeron los murciélagos, los pangolines o unos atletas norteamericanos, tienen toda la pinta de ser un cuento chino para hacer recaer en otros la culpabilidad sobre el asunto. Como es otro cuento chino el número oficial de víctimas ocasionadas por la pandemia en China, que es muchísimo más elevado de lo que se dice. Ahora los pirómanos quieren postularse como los bomberos que van a traer la salvación a la humanidad, y hasta se aprovechan de la maldita globalización para forrarse a cuenta de abastecer de mascarillas y demás equipos de protección al mundo entero. Menudos negociantes son estos caras de limón, que nos engañan como a chinos.
Después llega el virus a Europa, a esa Unión Europea con sus fronteras abiertas y sus abrazos a los chinitos, que no sabe defender a sus habitantes de ninguna amenaza foránea, y que exhibe de puertas para afuera un buenismo bobalicón que contrasta con la indiferencia, cuando no con la despiadada inhumanidad, que reserva a los de puertas para adentro, y que ahora está saliendo a relucir con motivo de esta crisis.
La pandemia se ceba con Italia, y esto debería haber abierto los ojos al resto de los gobiernos europeos ante el grave problema que se les venía encima. Pero, lejos de eso, al final otros intereses (ideológicos o económicos) son los que han prevalecido en la mayoría de los casos, y ahora el puñetero virus con corona se pasea a sus anchas por doquier, por todo el continente, causando estragos y amenazando con un colapso sanitario de proporciones colosales.
¿Y qué ha pasado en España? ¿Cómo es que, viendo lo que sucedía en Italia, no se tomaron medidas para frenar el avance de la epidemia en nuestro país, que está batiendo récords hasta encabezar esa siniestra champions ligue de las naciones contagiadas por el virus chino?
La hecatombe ha coincidido con la toma del poder por parte de un gobierno de estúpidos sectarios, empeñados en que nada estropeara su agenda feminista y pijoprogre. Cientos de actos públicos se permitieron durante los días más críticos (competiciones deportivas, conciertos, mascletás o mítines políticos) para que las manifestaciones del Chocho-M pudieran salir a la calle, produciéndose así una bomba vírica que nos ha conducido a la catástrofe actual. A día de hoy hay que lamentar 11.200 muertos, si se da crédito a las cifras oficiales, que ante la falta de test fiables o ante la simple falta de test podrían ser muchísimos más.
A la postre, el postinero Sánchez ha resultado ser un bluff, un mangina pichacorta incapaz de imponerse a los caprichos de las feministas o de su socio, el bolchevique millonario Iglesias, decidido a rentabilizar la epidemia para sacar adelante sus planes quinquenales. Por no hablar del ridículo govern de la generalidad, con el siniestro Torra al frente, ocultando las cifras de fallecimientos en las residencias y maquinando un plan de eutanasia masivo en Cataluña, mientras rechaza los hospitales de campaña del ejército y solicita la ayuda de los "expertos" chinos (expertos en genocidios, en todo caso). Ni del vergonzoso papel de los medios de comunicación, de las televisiones públicas y privadas, en todo este asunto, auténticos mamporreros del régimen dispuestos a cumplir con su papel, y sacar a todas horas al presidente y a Fernando Simón para que larguen sus mentiras, a cambio de llevarse suculentas subvenciones. Ni de la negligencia del gobierno a la hora de adquirir materiales y equipos de protección suficientes, lo que está poniendo en peligro la vida de muchos sanitarios y de la población en general, etc, etc....
Y es que además tenemos una oposición "leal" y emasculada que, al igual que el gobierno, se dedica a seguir las instrucciones de sus amos sionistas (recuérdese que Vox está financiado por el MKO y el CNRI) y que en el fondo le importa un comino la salud y la vida de su propia gente. Prefieren ver a los españoles confinados como están, con sus derechos y "libertades" (las pocas que aún teníamos) pisoteados, en un estado de excepción permanente o de incierta duración, y consintiendo sumisos que se les trate a golpe de silbato, al dictado de lo que digan los medios de comunicación, ora "quedándose en casa" (qué remedio, con las multas que ponen) ora saliendo al balcón para aplaudir o para enseñar las nalgas o para dar caceroladas. Ellos, los políticos del régimen, saben bien que todo esto de nada servirá, porque estando en casita nadie se atreverá a asaltar sus palacios de invierno o sus mansiones de nuevos ricos..Pero el tiempo llegará, porque no hay mal que cien años dure.
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