LA NUEVA ATENAS DEL LAGARES
Sireno y Celta, dos símbolos "identitarios" olívicos que Caballero aspira a superar |
Es posible que el hiperactivo alcalde de Vigo don Abel Caballero, o alguno de sus asesores, sea fiel seguidor de nuestro blog. Porque algunas viejas entradas que hemos publicado sobre el muralismo como http://morenoruizignacio.blogspot.com.es/2013/04/murales-v-ersus-graff-iti-foto-en-la.html o sobre Urbano Lugrís o el feísmo gallego son muy anteriores a su proyecto "Vigo, una ciudad de color" que empezó a materializarse desde hará un par de años.
Don Abel, como una reencarnación de Pericles se ha propuesto cambiar el rostro de la ciudad olívica, tarea difícil pero no imposible para alguien tan tesonero como él, una mezcla del superhombre de Nietzsche y el héroe de Carlyle.
Una manita de pintura es lo que Vigo necesitaba para disimular su tremendo desastre urbanístico, la guinda para hacer más habitable y amable un espacio tan ingrato y hostil para el que llega desprevenido.
En este repaso a las últimas intervenciones del "concello" en materia artística-cultural vamos a procurar ser lo más ecuánimes posible, porque de todo hay en la viña del Señor. Empecemos por las propias afirmaciones del regidor, de las que se deducen su ideario cultural y las directrices que se propone. Para él Vigo es la ciudad más "cosmopolita" de Galicia, y se caracteriza por su "espíritu rebelde, urbano y crativo".
También le interesa, como buen pragmático, los vínculos entre el mundo de la creación y lo crematístico ("el progreso económico") buscando una rentabilidad turística a todo apoyo institucional a los nuevos valores, como si dijéramos a modo de inversión para el futuro. Es la misma mentalidad que impulsó el centro comercial Mediamarket del puerto o pretende llevar adelante el proyecto Porto Cabral, al fin y al cabo.
De algún modo don Abel aspira a recomponer los residuos de lo que en tiempos de su antecesor Soto se llamó "la movida". Y como aquél sueña con dejar su huella para siempre estampada en la ciudad, con monumentos que eternicen su memoria entre las gentes. Pero el caso de Abel es el de un político mucho más ambicioso; en vez de apoyar el efímero mundo de los músicos y poetas drogatas, ha decidido seguir los pasos del Soto más tardío, más aburguesado, quien había apostado por las grandes esculturas en los espacios urbanos.
Las rotondas son los objetivos más importantes de las intervenciones de don Abel, bajo la excusa de "humanizar" la ciudad. En ellas puede dar rienda suelta a toda su megalomanía de gran caudillo de los vigueses: instalando buques de pesca a la memoria de las extintas razas autóctonas ("a xente do mar") o macropantallas LED para visionar los partidos del Celta, y de paso provocar más accidentes de tráfico de los que ya hay, por distracción al volante.
El túnel de Gregorio Espino es un ejemplo de intervención que roza lo delirante y hasta lo esperpéntico. La decoración de ese extraño ser marino a base de azulejos a lo Gaudí, refuerza el toque barcelonés de muchas de estas realizaciones municipales. Los submarinos que salen de los costados del túnel nos recuerdan la psicodelia de los Beatles, y el remate del arco iris y el faro le da un especial perfume new age. Lástima que en el reverso del faro aparezcan los típicos azulejos de water que rematan muchas fachadas de los años 70-80 de la ciudad.
Luego está la obsesión por los "dinosetos", que parece que don Abel tiene aparcada por el momento tras un período de gran eclosión reptiliana. El éxito ha sido rotundo entre los visitantes aficionados al selfin.
Pero la joya de la corona, la gran aportación de don Abel y por la que sin duda será recordado en los siglos venideros como mecenas de los artistas plásticos, es el gran programa de decoración de las medianeras con grandes murales, que empezaron siendo sobre quince hasta llegar este año a la treintena. Y algún día, en pocos años, habrá de llegarse a los 150, para covertir a Vigo en la principal ciudad europea del street art, un gigantesco museo al aire libre a la altura de las grandes del mundo (New York, Río de Janeiro, Amsterdam, Downtown, etc.)
El avispado edil ha visto que la facultad de bellas artes de Pontevedra ofrece una magnífica cantera que él debería aprovechar, al menos en el caso de que alguno de los licenciados sea capaz de sostener una brocha o un pincel, que esa es otra.. Los artistas plásticos, por lo general, dan menos problemas que los músicos drogatas, y a la larga salen más rentables y baratos, porque se les paga de una vez y su obra permanece en el tiempo, mientras que un concierto se consume pronto en una noche, y poco después se olvida. Además está la oportunidad de subvencionar también a los amiguetes del partido socialista y a los mariachis que le hacen la corte, y se encuentran por la crisis en una situación más apurada que en los tiempos de bonanaza y longanizas.
Y sobre todo, es un guiño a la juventud, esa masa de votantes indecisos y radicalizables, a los que también se pretende engatusar ofertando festivales de "cultura urbana", como el inevitable Marisquiño (exaltación del monopatín y del rap, el estilo musical predilecto de los yihadistas en fase de radicalización) y otros de parecido pelaje como el Vigo Street Stunts o el Vikul.
Una reciente exposición comisariada por un tal Xosé M. Buxán, recoge en la Casa de las Artes bajo el título de "Forever Young" lo más granado del panorama artístico más joven de Galicia y del resto de España y Portugal, pivotando alrededor de la facultad de bellas artes pontevedresa. El resultado de las aportaciones de estos artistas emergentes, por los que apuestan nuestras élites políticas y empresariales, es una clara manifestación de ese arte satánico, aunque sea en una versión provinciana, que algunos venimos denunciando en internet. Ver https://morenoruizignacio.blogspot.com.es/2016/12/el-podrido-arte-de-la-elite-podrida.html#more
Esculturas de figuras atacadas de convulsiones epilépticas como las de Iván Prieto, que recuerdan mucho a las de Louis Bourgeois. Fotografías como las de Juan Carlos Martínez que escenifican los prolegómenos de una sodomización, o instalaciones como las de Jacobo Bugarín que siguen redundando en el autismo y la incomunicación entre el artista y el público.
Pero el gran premio es para la artista grafitera venezolana Lupita Hard, que desde hace algún tiempo se dedica a "adornar" los muros de las calles viguesas. Esta individua eleva el narcisismo y la estupidez feminista hasta la enésima potencia, representando de forma obsesiva y a gran escala su aparato reproductor ("this is a miña cona celestial", como ella dice en galenglish) acompañado de frases tan profundas como "pussy power", "la feminidad es el ser alienado de la mujer", etc. Todo esto lo subvencionamos entre todos con dinerito público, don Abel, así que al menos podremos opinar...
En cuanto a la famosa ruta de los murales, hay que distinguir entre las medianeras, reservadas para los escogidos, y los muros a pie de calle, lógicamente más expuestos a la acción de grafiteros y gamberros que acostumbran a hacer de las suyas, como en el resto de esta inculta España. De hecho algún mural como el de Pulido (con un estilo "La Caixa" muy mironiano y barceloní) ha tenido que ser restaurado ya por las pintadas de los vándalos urbanitas que maman en los pechos del Marisquiño. La alcaldía ha prometido recientemente cubrir todas las obras con un barniz protector que asegure su permanencia en el tiempo y las preserve de esta clase de problemas... ya veremos si es verdad. Conociendo el percal, y desde mi propia experiencia como muralista, mejor sería que situara unas vallas electrificadas.
Algunas realizaciones, desde nuestro particular punto de vista, no valen gran cosa. Sin pretender ofender, no sé qué aportan los murales del cubano Villalobo o el coloso del Atlántico de Darío Basso, una especie de almeja o vagina gigante, que quizá represente a la vulvocracia. En Lupita Hard acaba de encontrar Basso una alumna aventajada.
Abundan entre nuestros muralistas, como cabía esperar, mucha inspiración julioverniana y submarina, aunque la lona que reproducía un cuadro del genial Urbano Lugrís y que estaba situada en el paseo del Príncipe haya sido retirada hace bastante tiempo. Destacan en este sentido las obras de Alejandro Fernández y el proyecto Ewa en el Calvario, de Sagüillo en la calle Morente o de Gonzalo Alonso y Powone en la Florida.
Liquen es el autor del mural de la Hispanidad, de clásica factura surrealista, una mezcla entre El Bosco y Dalí, con un homenaje a la película "The Fly". Otro cartógrafo del subconsciente es Peri, con una obra en el colegio Illas Cíes en la que se percibe un infujo de los laberintos de Escher.
A. Bárbara y G.Alonso realizaron un bonito mural basado en fotos antiguas de la ciudad. Y a Pulido y Pelucas les cabe el mérito de haber sabido resaltar con sentido del color y de la forma los espacios urbanos que tenían asignados.
Ahora están en proceso otros murales... Veremos si la cosa prospera, si se sube el listón de la calidad de las obras y, lo que es más importante, si la gente es capaz de respetar y valorar el trabajo de estos artistas como cualquier otro bien público. En eso, en el tema del civismo, como siempre hay todavía mucha tela que cortar.
ja, jaaaaa,ni la comida he hecho, llevo dos horas riendome- GRACIAS-Aclaro, me he reído y he aprendido mucho, mucho
ResponderEliminarGracias por tu simpático comentario. Me congratula haberte podido arrancar una sonrisa, ya que ese es mi propósito: enseñar divirtiendo...
ResponderEliminar