viernes, 23 de febrero de 2024

MÁS PELÍCULAS PREDICTIVAS 


Ya hemos hablado de otras películas de Hollywood que de una manera sorprendente parecieron anticiparse a los sucesos (reales o ficticios) que han ido ocurriendo en lo que llevamos de siglo XXI: la caída de las Torres Gemelas, el transhumanismo, la "plandemia" del 2020, la "emergencia climática"... También nos hemos referido a la teoría de Alan Watt acerca de la "programación predictiva", un intento de hacer realidad los tortuosos proyectos de la élite global mediante un lavado de cerebro colectivo, empleando los grandes medios de comunicación, las películas y las series de televisión. Un perfeccionamiento de las técnicas de Bernays, el sobrino de Freud, en suma. Una película que nos dejamos en el tintero fue esta curiosa rara avis titulada "Idiocracy", estrenada de un modo muy discreto en los cines en 2006, y que con los años se ha ido convirtiendo en una película de culto por su sorprendente carácter premonitorio, porque tendencias que ya se intuían hace veinte años se están convirtiendo en algo cotidiano.

Convendría que el lector le diera antes un repaso al artículo del 2021 en el que se habla del "primado negativo" o "programación predictiva": https://morenoruizignacio.blogspot.com/2021/11/primado-negativo-en-la-industria-del.html#more
Así podrá darse cuenta de que esta clase de "coincidencias" entre lo que nos muestran los productos de entretenimiento y lo que luego se quiere establecer como la realidad social, no son tan casuales ni constituyen casos aislados, sino que por contra se dan con inusitada frecuencia.. 
En concreto esta película, dirigida por Mike Judge en base a un guión del propio Judge y de Etan Cohen, y protagonizada por Luke Wilson, tiene la apariencia de ser una comedia malucha americana más, a base de humor de sal  gruesa y destinada al consumo rápido y al olvido más rápido aún. Pero ya durante su estreno se produjeron circunstancias un tanto controvertidas que dificultaron su visionado por parte del gran público, ya que la productora 20th Century Fox no hizo apenas publicidad de la misma y la proyectó en el menor número de salas posible. Eso se debió al parecer a que se ofrecía una visión muy negativa de marcas patrocinadoras como Gatorade o de la cadena Fox News. También había temas presentes en la película que podían herir susceptibilidades, como la disgenesia o el menosprecio hacia la gente con escasa inteligencia.
La historia comienza como un experimento ultrasecreto del ejército norteamericano que utiliza a dos voluntarios, el sargento Joe y la prostituta Rita, seleccionados por ser dos sujetos bastante mediocres intelectualmente. En principio se les quiere criogenizar para "resucitarlos2 al cabo de un año, pero el proyecto se abandona, se desmantelan las instalaciones y los protagonistas no despiertan hasta pasados 500 años, en el 2505. Lo que se encuentran es un mundo distópico, un auténtico "apocalipsis idiota" en el que la selección natural, debido a la tecnología, se ha subvertido  y los individuos más estúpidos han logrado un mayor éxito reproductivo. La dependencia de la gente de las máquinas y las pantallas es total, a pesar de que apenas haya quien entienda cómo funcionan y estén muchas defectuosas por falta de mantenimiento.
 Ocupan la mayor parte del tiempo en satisfacer sus deseos más básicos de forma inmediata, engulliendo comida basura, sentados delante de enormes monitores, con múltiples ventanas abiertas a la vez, para ver simultáneamente los "informativos" con presentadores en pelotas y programas de éxito como "Oh, mis huevos", donde un personaje encadena una serie sin fin de accidentes en los testículos. Para la comunicación apenas utilizan el lenguaje articulado y se expresan a grito pelado, y hablar bien, leer y escribir se consideran "cosas de maricones". La película favorita del gran público es "Culo", en la que aparece durante hora y media un trasero en primer plano, tirándose pedos de vez en cuando.
Las grandes corporaciones lo dominan prácticamente todo: el mundo está lleno de "St<a>r8ucks", extraños locales entre cafeterías y prostíbulos, sólo es posible comprar en los supermercados "Cotsco" y existe una bebida energética patrocinada por el gobierno, "Brawndo" , que también se utiliza en lugar del agua para regar los campos y los vuelve improductivos. La homogeneización en la forma de ser, actuar y de vestir, con ropas llenas de logotipos por todas partes, es la norma general.
En la cúspide de esta sociedad está el presidente de color Dwayne Elizondo Mountain Dew Herbert Camacho, un energúmeno con metralleta  y que antes fue campeón de lucha libre y estrella del porno. Joe y Rita resultan ser los más inteligentes del planeta y al final serán los encargados de reconducir las cosas y de ir arreglando ese completo desastre.

El presidente Camacho

Algunos han querido, desde una perspectiva ideológica "progresista", ver en esta película una profecía de lo que llegaría a ser el trumpismo, una consecuencia del avance de las políticas neoliberales. El profesor de psicología de la Universidad de Arizona Douglas Kenrick ha llegado al extremo de identificar en sus análisis la pobreza con la estupidez y las políticas conservadoras. Pero lo cierto es que en esta película  se hace una crítica muy cáustica de hacia donde derivan la cultura y la sociedad americana actuales en general, el consumismo y la mercadotecnia. Y que  al margen de cuestiones como la obsesión por las armas o el antintelectualismo, que se podrían achacar a los red-necks, a los "deplorables" de Hillary Clinton o a los "fanáticos de baratillo" (como llamaba a Max Cady el abogado de "El Cabo del Miedo") esta clase de tarados y de subnormales de la película se podrían encontrar sin dificultad nutriendo también las filas del partido de Biden o de su sucesor/a Michelle Obama. Basta con observar a la almiranta Rachel Lavine para comprobar los estragos que pueden ocasionar el wokismo, el veganismo, la cancelación cultural o el lenguaje inclusivo en un pobre desgraciado.
Y resulta evidente que el coeficiente intelectual en todo el mundo occidental está cayendo en picado entre las nuevas generaciones, proceso al que están contribuyendo sin duda, entre otros factores, la gran dependencia de las nuevas tecnologías. Algunos piensan que esto no es fortuito, que se trata de una selección artificial para que aumente en proporción el número de los más idiotas, en detrimento de los más  dotados en el sentido intelectual. A los que manejan la Agenda 2030 les interesa conservar el control en estos tiempos de crisis y para ello necesitan una población mucho más manejable e incompetente. Mientras se fomenta la "salud reproductiva", la ideología arcoiris y el fentanilo en unos, se desarraiga y aculturiza a los otros y se los traslada de continente, con el objetivo de crear una masa sin identidad, homogénea y sumisa, los nuevos esclavos del orden globalista.

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