miércoles, 11 de octubre de 2017

12 DE OCTUBRE: LOS CONQUISTADORES ESPAÑOLES EN LOS CÓMICS


Viñeta de Antonio Hernández Palacios para "El virreinato de Colón" (1992)

Recordemos en plena hecatombe separatista, en la que algunos se han apresurado a vaticinar  el finis Hispaniæ, la gesta del descubrimiento y la conquista de las Indias protagonizada por algunos de nuestros paisanos a partir de 1492. Hojeando algunos cómics que han abordado este tema con mayor o menor fortuna, iremos desgranando algunos aspectos curiosos de aquel episodio histórico, tan renombrado como desconocido, y a menudo irreconocible tras ese barniz de "leyenda negra" al que tanto han contribuído propios como extraños. Lo primero que llama la atención, aunque si se piensa bien no lo es tanto, es que la mayoría de las modernas interpretaciones sobre este tema se deben a autores extranjeros, y en ellas predomina un punto de vista francamente negativo, que aquí hemos acabado asumiendo como una verdad histórica incuestionable. Una prueba más (como ocurre también en el caso del cine y la televisión) de la dejadez y/o la timidez acomplejada de nuestros creadores, y de la errática política cultural de nuestro país en los últimos cuarenta años, que ha sido incapaz de contrarrestar las fábulas que han servido, entre otras cosas, para afianzar y legitimar el poderío económico y cultural anglosajón en el continente americano.



Ilustración de tema colombino en la revista "Pelayos"
Resulta sorprendente, pese a la retórica "imperial" del régimen, lo poco que la España de Franco explotó en los tebeos el descubrimiento y la conquista de América. Quitando algunas portadas de "Flechas y Pelayos" conmemorando el Día de la Raza, y en las que aparecía el famoso Cubillo en pose paternalista con los indios o a don Cristóbal Colón poniendo un pie en el nuevo continente, apenas podemos encontrar algún vestigio en los tebeos de los años 40. Sin embargo, en la Italia fascista sí que hubo una serie dedicada a "Cristoforo Colombo", aparecida en los años 30 en la revista "La Folgore", donde se reivindicaba por supuesto la italianidad del personaje, con ese tono folletinesco y de aventura romántica, tan del gusto de la época del Duce. A diferencia de la Reconquista o las cruzadas, que sí podían servir de identificación al regímen franquista de posguerra, la conquista americana apenas cuajó y no dió lugar a personajes emblemáticos como "El guerrero del antifaz" o "El capitán Trueno".

Portadas de "Flechas y Pelayos"(1939 y 1941)


























Todo lo más, y ya a finales de los años 60, cuando se asistía a la desideologización del régimen, hubo alguna serie como la de ediciones Toray, dedicadada a "Hombres Famosos" y que dedicó tres modestos episodios a la gesta hispanoamericana: "La gran aventura de Hernán Cortés", "Fray Junípero Serra, evangelizador de California" y "Cristóbal Colón, descubridor de América". Tal vez las complejas relaciones de la España de Franco con los países de Iberoamérica (en unos casos excelentes, como con la Argentina peronista, y en otros más bien tirantes, como con el México del PRI) expliquen esta reticencia a la hora de abordar el asunto. O quizás no se quiso molestar demasiado al "amigo americano" que entonces, a través de la CIA, ya empezaba a trabajar a fondo en su política antihispana, en la por ellos llamada "América Latina".






Años antes, en 1956, en México,se había adelantado Ediciones Recreativas (Editorial Novaro, para entendernos) publicando en una línea parecida la serie "Aventuras de la vida real", en la que se relataba la historia de Francisco Pizarro o Núñez de Balboa entre otros. En aquella época Novaro era una empresa puntera en esto del cómic, que exportaba muchísimas publicaciones al mundo de habla hispana, sobre todo traducciones al español de personajes norteamericanos como Tarzán o  superhéroes como Superman. Esas relaciones especiales con los useños tal vez expliquen cierto tono antiespañol que respiraban esos tebeos, como se puede apreciar en las portadas.

Como es lógico en la patria de los cómics, en los Estados Unidos, es posible encontrar algunos ejemplos inspirados en la conquista ya en los años 50. El más temprano que conozco se debe a Harvey Kurtzman, el creador de la revista satírica Mad, colaborador del Playboy, y uno de los autores más perspicaces a la hora de brujulear los gustos hedonistas de la nueva juventud americana. El cómic que él mismo escribió y dibujó para una revista de la E.C. especializada en cómics bélicos, "Conquista", ofrece una primera visión de los españoles en América como unos carniceros ávidos de riquezas y de poder, la típica caricatura anti-española, que en los Estados Unidos gozaba de cierta tradición en la prensa desde la guerra de Cuba y Filipinas. Al final, los malvados conquistadores acaban recibiendo el castigo que  merecen por sus fechorías imperialistas, como les pasa a todos aquellos que alguna vez se han atrevido a hacer sombra al único Impperio legítimo, el del tío Sam.

Visión de Harvey Kurtzman de los conquistadores para la E.C.


A finales de los cincuenta, sin embargo, se publica  en la colección Classics Illustrated "The Conquest of Mexico" (traducido al castellano como "La conquista de la Nueva España") dibujada por Bruno Premiani. Este excelente dibujante, un italiano con fama de subversivo que se refugió en la Argentina desde los años treinta, recreó maravillosamente bien un  guión que, no obstante su concisión, resume con bastante fidelidad la auténtica historia de la epopeya mejicana protagonizada por Hernán Cortés y sus hombres. El guión se basaba en un resumen de la "Historia Verdadera" de Bernal Díaz del Castillo, uno de los soldados de Cortés que dió testimonio de sus vivencias en el Nuervo Mundo. Entre otras cosas, la conquista del poderoso imperio azteca no fue una empresa fácil ni un mero paseíllo, como afirman algunos, sino un proceso largo en el que los españoles tuvieron que soportar numerosas penalidades y lidiar con naciones hostiles, y luego convencerlas para que se unieran a su causa. Así ocurrió con los tlaxcaltecas, por ejemplo, convertidos después en los principales aliados de Cortés.


Portada y viñetas de Bruno Premiani



 Pero este afán de objetividad y de respeto por la verdad histórica va a ser cada vez menos frecuente, a medida que se vayan afianzando los procesos descolonizadores, y se abran camino en las universidades de los Estados Unidos primero, y luego en las de Europa, el marxismo cultural,  la admiración por las guerrillas sudamericanas, el "antimperialismo", las denuncias de los supuestos genocidios perpetrados por los hombres blancos, y las causas del Tercer Mundo, entre ellas el indigenismo. La labor civilizadora de los españoles en América, y que iba mucho más allá del puro colonialismo, nunca fue tenida en cuenta o fue menospreciada por los nuevos gurús de la intelectualidad de izquierdas.





De todas formas, aún a finales de los años 70 y principios de los 80 podía encontrarse un tratamiento respetuoso de estos temas, aunque pecando a lo mejor de un enfoque excesivamente didáctico según el punto de vista de las nuevas generaciones, en algunas colecciones de cómics históricos, destinados a un público juvenil, y que todavía no estaban demasiado ideologizadas. Nos referimos a "La gran aventura de la historia", de Ediciones Culturales (del sello Tele-publicaciones, 1979) que dedicó cuatro volúmenes a la historia de las civilizaciones precolombinas, al descubrimiento, conquista y colonización española de América. El guión corrió a cargo de Alberto Cabado, y los dibujos de Eugenio Zoppi, ambos autores argentinos.


Página de "Balboa a orillas del Pacífico" de Milo Manara


La serie francesa "Grandes héroes, el descubrimiento del mundo", de editorial Larousse (1981) también merece ser mencionada, por el acierto a la hora de escoger a grandes dibujantes europeos del momento (algunos de ellos españoles) para ilustrar los guiones, elaborados por escritores especializados en temas históricos. El resultado fue un trabajo riguroso en general, que tuvo bastante aceptación entre el público juvenil, en una época en la que los punks ya empezaban a berrear aquello del "no more heroes".  En aquel momento, la Francia de Giscard d'Estaing había superado definitivamente la crisis argelina, restableciendo las relaciones con la ex-colonia, y se encontraba en los inicios de la fase neocolonial africana, en la que todavía sigue a día de hoy. La actitud del gobierno galo hacia los españoles era de aquella bastante despectiva y arrogante, y había una política francamente hostil que atacaba a nuestras exportaciones y permitía los santuarios etarras en territorio francés. Todos recordamos una famosa serie de televisión de dibujos animados para niños, "Érase una vez el hombre...", que fue censurada en algunos países iberoamericanos por su contenido ateo y darwinista, y en la que el Imperio español era puesto convenientemente a caldo, con los consabidos tópicos de la inquisición y la leyenda negra.

"Hernando de Soto" por Enric Sió

"Hernán Cortés en México" por Carlo Marcello


Sin embargo los cómics de "Grandes héroes" no incurrían en tales arbitrariedades, y son  destacables los episodios dedicados a Cristobal Colón (con dibujo de Guido Buzzelli y texto de Françoise Lambert) a Hernán Cortés (dibujado por Carlo Marcello a partir de otro guión de Lambert) y a Núñez de Balboa (basado en un guión de André Berélowitch ,que fue ilustrado por un casi desconocido Milo Manara, famoso más tarde por su refinado erotismo, que también se deja ver en esta historia).
Otros personajes que desfilaron por las páginas de la serie fueron Pedro de Valdivia, Orellana (el descubridor y explorador del Amazonas), Magallanes y Elcano.Francisco Pizarro y Hernando de Soto recibieron un tratamiento gráfico especial por parte de dos dibujantes de vanguardia, el primero debido al italiano Sergio Toppi, y el segundo al catalán Enric Sió, quien supo transmitir la tragedia del explorador de la Florida y el Mississippi con tintes sombríos.
Pero sería también a principios de los 80 que empiezan a publicarse ciertos cómics que insisten en los aspectos brutales de la conquista, tomando partido por el indígena, presentado cada vez más como un ser puro e inmaculado. La colección Piloto de la italiana Ivaldi Editori publicó "Los soldados de la suerte" con guiones de Mino Milani y dibujos de Sergio Toppi y A. D. Genaro, realizados en un estilo sombrío, próximo a las historietas de terror. Aquí se ponía el acento en la avaricia de los españoles, en el fanatismo de los indígenas y en la crueldad de unos y otros.
Ya no resultará raro encontrar historietas protagonizadas por personajes indígenas como Lautaro, el cabecilla araucano que dió su nombre a la logia masónica de la que salieron tantos "libertadores" como Simón Bolivar, O'Higgins o San Martín.

"Lautaro"

Entre 1977 y 1982 los argentinos Carlos Trillo y Enrique Breccia dieron vida al personaje de "Alvar Mayor", una de las mejores versiones que ha dado el cómic del tema de la conquista y exploración de las Américas. En estos relatos autoconclusivos, protagonizados por uno de los primeros españoles nacidos en el Nuevo Mundo, hay mucho del "realismo mágico" de la literatura sudamericana, con algunos toques de spaghetti western, entre neorrealista y expresionista, tan patentes en los trazos deformes con los que Breccia pinta  a menudo a  los seres que pueblan sus historias, corroídos por enfermedades físicas y morales. El propio protagonista es un antihéroe, algo taciturno y fantasmal, que pudiera traer fácilmente a la memoria a los personajes encarnados en el cine por un Clint Eastwood. 


"Alvar Mayor", de Trillo y E. Breccia
Viñeta de "Alvar Mayor" de Enrique Breccia

 Los episodios de "Alvar Mayor" suelen girar sobre aventureros, soñadores o codiciosos, que van en busca de  algún tesoro o alguna quimera como Eldorado, Cíbola o la Ciudad de los Césares, y que contratan los servicios como guía del protagonista y su socio indio, y que acaban encontrando un mal  final en la mayoría de los casos. Con los años, estas historias  fueron transitando desde la sordidez y la brutalidad de los episodios iniciales hacia territorios más oníricos y fantásticos, que desde mi punto de vista desvirtuaron un poco los logros alcanzados por sus autores en los primeros tiempos.  Precisamente esa ambientación, ese panorama truculento y lleno de peligros, que acechan tanto en las profundidades de la selva como bajo el ardiente sol de los desiertos o en las cumbres andinas, resulta una descripción bastante aproximada de lo que tuvieron que soportar los pioneros españoles en las Indias, sin duda los europeos más duros de su tiempo. "Alvar Mayor" supuso un antes y un después en los cómics sobre los conquistadores de las Américas, y se trata de un cómic de aventuras que todo amante del noveno arte debería conocer.




Viñetas de "Alvar Mayor" dibujadas por Enrique Breccia


Algo del influjo de este personaje se deja sentir en "Los Relatos del Nuevo Mundo", la colección de 25 lujosos volúmenes que Planeta DeAgostini publicó en 1992 para conmemorar el Quinto Centenario del Descubrimiento ("encuentro entre dos mundos", como se decía entonces). Cada ejemplar contaba con 46 páginas de un cómic realizado por algún autor español o hispanoamericano, y otras 26 páginas de un ensayo histórico relacionado con el cómic. La calidad de la colección, a pesar del bombo con la que fue presentada, era en general irregular, y el enfoque de los guiones, que pretendía ser objetivo y riguroso, no siempre conseguía liberarse del todo de los complejos de culpabilidad asociados al discurso progresista dominante. Lástima que se desaprovechara aquella oportunidad para llenar el vacío de nuestra producción propia, porque la experiencia demuestra lo peligroso que resulta que sean los demás los que escriban el relato de nuestra propia historia; si bien, no deja de ser cierto que en España muchas veces la labor de demolición se realiza desde dentro.


"Bartolomé de las Casas" por Jesús redondo


Por ejemplo, el volumen dedicado a "Bartolomé de las Casas, el defensor de los indios" dibujado por Jesús Redondo según un guión de  Andreu Martín, resulta sintomático de lo que estamos diciendo. En sus páginas vemos como un mundo edénico, demasiado idílico en realidad, es destruído por la llegada de unos bárbaros (los españoles) que lo arrasan todo a su paso. Uno de ellos vive la típica historia de amor con una india, y acaba abrazando la causa indígena contra sus propios paisanos, cosa que  sucedió realmente con algunos españoles, como Gonzalo Guerrero, quien se unió a los yucatecas en México. Intercalada con esta historia está la entrevista entre el fraile dominico De las Casas y el joven rey Carlos V, en la que el primero intenta convencer al segundo para que favorezca a los indígenas... pero contribuyendo a cambio a la importación de esclavos negros a las Antillas.


Viñetas de "El virreinato de Colón" por Antonio H. Palacios



Otro personaje que no podía faltar  en la "leyenda negra", y llevado varias veces a la gran pantalla, es Lope de Aguirre al que también se dedica un volumen ("Eldorado: el delirio de Lope de Aguirre", con guión de Carlos Albiac y dibujos de Alberto Breccia). La editorial vasca Ikusager también publicó una serie de tres volúmenes con guión de Felipe Hernández Cava, en memoria de este presunto proto-abertzale, mereciendo destacarse el primero ilustrado brillantemente por Enrique Breccia.


Viñetas de "La conquista de Nueva España" por Antonio H. Palacios


Lo más logrado de la colección "Los Relatos del Nuevo Mundo" corresponde sin duda al gran Antonio Hernández Palacios, quien dibujó con guiones propios hasta tres historias distintas: "El primer viaje de Colón", "El virreinato de Colón: la luz y la espada" y "La conquista de Nueva España: el oro y la sangre", siendo esta última la mejor de las tres. Como es habitual en la obra de Palacios al abordar los temas históricos, destaca por su gran rigor y realismo,  y por poner el foco de atención en el día a día y las vicisitudes de los héroes anónimos que acompañaron a los personajes famosos en sus grandes gestas.



Vamos a concluir hablando de los historietistas franceses, que últimamente parecen estar muy interesados en contar la historia de los conquistadores españoles en clave "revisionista". Destaca sobre todo la monumental "Quetzalcoatl" de Mitton(1998)  una obra en siete volúmenes publicada incompleta en español por Ediciones Glénat, ya que falta el último episodio. El autor despliega su gran imaginación  (a veces demasiada) a la hora de recrear la epopeya de Cortés, aunque desde la perspectiva de una mujer india, doña Marina también conocida como "la Malinche", aquí llamada Maiana ("Dos flores de maíz") la traductora y amante del conquistador de México. Esta doble perspectiva, feminista e indígena, lo tiene todo para gustar al público progre, pero Mitton es lo bastante inteligente como para sortear lo que pudiera haber resultado un pastel indigesto. Se supone que Maiana habría sido raptada por los aztecas, y había escapado a un sacrificio sangriento en el teocalli para convertirse en la cortesana de Moctezuma y después de Hernán Cortés. La trama resulta entretenida aunque no sea muy verosímil, el dibujo es excelente, muy en la línea clásica de los cómics franceses. Sobresaliente es la documentación del autor sobre las culturas mesoamericanas, sus usos y costumbres, que alcanza hasta el lenguaje que usaban todas ellas, el nahuatl.


Viñetas de "Quetzalcoatl" de Mitton


No se puede decir lo mismo, sin embargo, en lo que atañe a los hechos de los españoles, y Mitton incurre en varios tópicos, pese a pretender ser ecuánime, como el de la esclavización de los nativos, la Inquisición (prácticamente inactiva en el Nuevo Mundo, sobre todo tratándose de indios) o la barbarie destructiva de los españoles (la ruina de Tenochtitlan se debió sobre todo a los aliados indígenas que odiaban a los aztecas y al empecinamiento de su último caudillo Cuauhtemoc). Es una tendencia actual, tanto en los cómics, como en las novelas, películas y series de televisión, el tomarse muchas libertades recreando la historia. El propio Mitton ya lo hizo antes en otra serie, "Vae victis", sobre la conquista de la Galia por César. Allí también añadía a la aventura generosas dosis de erotismo para enganchar más a los lectores. Tal vez a los franceses no les importe demasiado lo que hagan sus historietistas con su pasado, pero a nosotros (los españoles, mexicanos e hispanoamericanos en general) sí nos debería importar lo que hacen los franceses o los yankis con el nuestro.
Por cierto, se le olvidó a este autor anotar que si hoy conocemos la lengua indígena mexicana fue gracias a los religiosos españoles que compusieron y publicaron la gramática nahuatl por primera vez en 1547, tres años antes de que se editara... la primera gramática de la lengua francesa!!!

Viñetas de "Quetzalcoatl, el secreto de la Malinche" de Mitton



Sobre todo habría que hacerles notar que las fuentes bibliográficas a las que se remiten no son de primerísima calidad, precisamente. En el último volumen de la serie Mitton menciona como referencias un libro sobre cultura precolombina, un cómic por entregas de la revista "Tintin" ("Los conquistadores de México" de Jean Torton y Jean-Luc Vernal, 1971) y una novelucha de un yanki antiespañol ("Azteca" de Gary Jennings). Con tales mimbres no se puede tener una idea cabal de lo que supuso la conquista de México.






Mucho más delirante si cabe es otra serie francesa en cuatro entregas, "Conquistador" del guionista Jean Dufaux y el dibujante Philippe Xavier. Aborda el mismo tema, la conquista del imperio azteca, pero aquí se invocan las potencias demoníacas del panteón mexicano, siendo el resultado una extraña mezcolanza entre el género del survival y el de los cómics de monstruos (algo así como si metiéramos en la coctelera el "Apocalypto" de Mel Gibson y  el "Alien vs. Predator"). Como entretenimiento no está mal, pero carece de todo rigor histórico, y lo malo es que las mentes juveniles que se alimentan de estos relatos cada vez son más incapaces de discernir la verdad de la fantasía, y así nos va... Últimamente  se está poniendo de moda eso de derribar las estatuas del almirante Colón y de los conquistadores; empezaron los bolivarianos y han seguido los indignados y los pijoprogres norteamericanos, que tienen su equivalente entre los podemistas y otras tribus de la izquierda reaccionaria de nuestro país. Si están liderados por personajes tan profundamente indocumentados e ignorantes de nuestra historia como Pablo Echenique ¿qué podemos esperar?



Modesta contribución (inédita) del autor del blog a los cómics sobre la Conquista




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