sábado, 24 de febrero de 2024

"BERLÍN SERÁ NUESTRA TUMBA" 


"Chicos, disfrutad de la guerra, porque la paz será terrible"
No hace mucho que se acaba de publicar en español esta insólita novela gráfica sobre los últimos mohicanos que defendieron Berlín en las postrimerías  del Tercer Reich, a cargo del guionista y dibujante francés Michel Koeniguer. Se centra en las peripecias de la División Charlemagne, una de las unidades de voluntarios extranjeros que se integraron en las Waffen SS, en este caso procedentes de la Francia ocupada, y que destacaron especialmente por sus acciones en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Tras combatir en el Frente Oriental, 500 de ellos al mando del comandante Henri Fenet y del general de las Waffen SS Gustav Krukenberg  formaron el Batallón Charlemagne,  que combatiría con bravura en la deseperada  Batalla de Berlín, plantándole cara a la avanzadilla del Ejército Rojo.
Allí se batieron el cobre defendiendo palmo a palmo las ruinas humeantes del corazón del Reich, en el Tiergarten y el distrito de Berlin-Mitte, en las proximidades de los edificios del gobierno, hasta que el general Wendling capituló el 2 de mayo de 1945.
El volumen de 150 páginas recopila una trilogía compuesta por los títulos "Neuköln", "Furia francese" y "Los últimos paganos", firmados por un reputado autor de cómic bélico, que ya había ilustrado en otros trabajos la guerra del Vietnam y de Irak, el francés Michel Koeniguer. Al morir en 2021, dejó sin terminar el último capítulo de esta trilogía, encargándose el dibujante Vicenzo Giordano de culminar las últimas páginas. Con gran realismo y conocimientos de historia militar, los autores consiguen atraparnos junto a los hombres de la Charlemagne en aquel Götterdämmerung (Crepúsculo de los dioses) en el que se decidió el futuro de Europa. Para ello acudieron a diversas fuentes bibliográficas, como "Morir en Berlín" de Jean Mabire, "Combates por el Honor" de Jean Malardier, "Los herejes" de Saint-Loup o "Los malditos" de Saint-Paulien.
Asistimos en estas páginas a la lucha desesperada de personajes como el "oscha" Henri De Varennes, el ex-periodista Christian Claudel, que lleva un diario en el frente a pesar de tenerlo prohibido,  Leroy, Marchal, Duguet y el pequeño Hitlerjugend Sepp, entre otros, comprometidos los soldados franceses por su juramento a la Legión de Voluntarios y por su lealtad a la Patria y con la certeza de que de ser devueltos a la "Francia libre" por los soviéticos serían condenados por los gaullistas. Como se dice en un momento del cómic:
"Si existe un Dios en el Cielo, que se apiade de nosotros...Y si existe un diablo en lo más profundo del Infierno, que se ría con nosotros de esta última batalla que no ganaremos:"
 A base de granadas y "panzerfaust" se enfrentaron a los tanques  soviéticos JS-2 y T-34, cuando en Berlín apenas quedaban para defenderla los chiquillos de las Hitlerjugend y los viejos de la Volkssturm (Milicia popular).La logística alemana, siempre tan deficitaria, estaba ya entonces por los suelos: sin apenas carburante, escasa munición, muy poca comida y agua. La situación era un caos total. La población civil que no había podido huir, buscaba refugio en los sótanos berlineses. Los "popov" ya empezaban a cobrarse la venganza de cuatro años de guerra, cometiendo asesinatos, violaciones y tropelías a mansalva entre la población civil. 
Además de los voluntarios franceses, también lucharon en la Batalla de Berlín los escandinavos de la 11ª División Norland, el 15 batallón SS letón y, al parecer, el llamado "Batallón Ezquerra", compuesto por unas docenas de soldados españoles integrados en las SS. Los lectores de nuestro país quizás se sentirán decepcionados por no encontrar ninguna alusión acerca de ellos en este cómic francés, pero es justo recordar que sí existieron. 
En los últimos años hemos asistido a un boom editorial sobre la "División 250" o "División Azul", con especialistas como Carlos Caballero Jurado que han puesto en valor las hazañas militares de aquellos voluntarios españoles que marcharon a Rusia a luchar contra el comunismo, un total de 47.000 hombres, más de la mitad de los europeos que reforzaron al ejército alemán. Episodios como la Batalla del Vóljov, los esquiadores del Lago Ilmen, la masacre de la "posición intermedia" o el infierno de Krasny Bor, merecerían ser recordadas con más orgullo por su pueblo. Hablamos de unos 8.000 caídos, cerca de 11.000 heridos, más de 2.000 mutilados y 572 prisioneros de los soviéticos. Pero claro, qué se puede esperar de un rebaño de eunucos al que se le ha practicado la lobotomía, para ser pastoreado en la actualidad por alguien tan indigno como ese "shapero de Mojamé". Aunque lo cierto es que ya durante el franquismo empezó el olvido del régimen, y después se contaron muchas falsedades, como que habían sido usados como "carne de cañón" por los alemanes, que se pasaban a las líneas rusas escapando del hambre de España (pues a buen sitio iban a escapar) o que estaba compuesta por carcelarios, reclutas forzados o analfabetos, siendo la división con más universitarios de toda la historia.
 Es bien sabido que tras la rendición de Von Paulus en Stalingrado, en febrero del 43, la División Azul se retiró del frente, quedando sólo la llamada "Legión Azul" compuesta por unos 2.000 hombres hasta que se disolvió en marzo de 1944. Unos 300 rehusaron volver a España y se quedaron en el Frente Oriental.
Debemos recordar que en el bando contrario también había soldados españoles, unos 700 voluntarios, alistados en el Ejército Rojo y peleando por Stalin. algunos tan célebres como Rubén Ruiz Ibarruri, el hijo de "la Pasionaria" o el aviador José María Bravo, al que dedicaron una película los rusos no hace mucho, en el 2012.
A partir de1944 la historia de los voluntarios españoles del Reich se vuelve un poco más incierta, ya que se integraron en diversas unidades alemanas, como la 22ª División de Granaderos SS Walonien, que lucharon en Pomerania y Brandeburgo. El teniente Miguel Ezquerra, autor de la novela autobiográfica "Berlín a vida o muerte", cuenta como en marzo del 45 el general Von Faupel le encomendó en Postdam reunir a un grupo de españoles para conformar una unidad de combate, la "Einhet Ezquerra", asignada a la División Valona a cuyo mando estaba Léon Degrelle. Esta unidad participaría en la defensa de Berlín, entre las ruinas de la Postdamer Platz, muy cerca del bunker.
Con el paso del  tiempo, y por cuestiones ideológicas, se ha puesto en duda la existencia de estos voluntarios españoles en la Batalla de Berlín, sobre todo por parte de historiadores anglosajones, que poco menos que consideran las historias contadas por Ezquerra como unos delirios al estilo de Sven Hassel. El especialista en la División Azul Carlos Caballero Jurado no pone en duda que Ezquerra estuviera de verdad allí, pero cree que su testimonio es poco fiable y que está adornado de detalles inverosímiles. En cambio, el historiador Fernando Vadillo sí que le da  bastante credibilidad. 
Pero además del libro de Ezquerra están los testimonios de otros supervivientes que fueron hechos prisioneros por las tropas de Stalin, como el alférez Lorenzo Ocaña, y el del propio Léon Degrelle, que corroboró la existencia de esta unidad.
Varias novelas gráficas se han ido publicando en nuestro país en los últimos años sobre el tema de la División Azul, algunas mejores y otras peores. La carga ideológica (a la contra) es muy evidente en "Hasta Novgorod" de Víctor Barba, aparece pero de un modo más matizado e inteligente en el cómic de Fran Jaraba y el enfoque está más centrado en los temas militares en "Vóljov 1941" y "La primera escuadrilla azul" de Daniel Ortega y Antonio Gil. Muy recientemente el autor Paco Asenjo, que además de dibujante es profesor de Historia, está publicando mediante crowdfunding "Infierno Azul", basándose en los recuerdos del soldado Alberto Díaz Gálvez, del II Batallón del Regimiento Esparza.
¿Cuánto más habrá que esperar para que alguien en España se atreva a publicar nuestra propia versión de "Berlín será nuestra tumba", sobre la historia del Batallón Ezquerra?



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