BLACK FRIDAY, TRATA DE NEGROS Y A VER QUIEN LO TIENE MÁS GRANDE...
"Aquí todo va bien y aquí todo es fetén", como cantaban en su día los chicos de Glutamato Yeyé. Tras las algaradas en las calles en protesta contra el gobierno del "Bizcochito Sánchez" (y por desgracia, rentabilizadas en la medida de lo posible por los peperos, la cara B del Régimen Bubónico del 78) volvemos a la "normalidad democrática", a nuestros ritos satánicos de todos los años.
Ya hemos pasado el Halloween y empieza la competición entre los diversos municipios y alcaldías por ver quién instala la iluminación más fastuosa y coloca, cual cipo o ídolo de Asherá, el árbol de Navidad más grande. Parece que esta vez el tal Abel ha perdido la primacía, y otros se le han adelantado y hasta superado; lo sentimos por ese pobre y viejo juguete roto de la democracia.
Entre medias de tanto aquelarre mefistofélico, no podemos olvidar el más importante de todos: el Black Friday, esa ceremonia que como la fiesta de las calabazas y el Merry Christmas hemos importado de los decadentes Estados Unidos y en las que se nos pretende aleccionar a los paupérrimos y arruinados españolitos de a pie al desenfreno y al consumo desmedido.
Lo que quizás no sepan los que acuden como las moscas a los centros comerciales para adquirir electrodomésticos defectuosos y otros productos de saldo, es el origen del vocablo. Al parecer "viernes negro" hace referencia a que el viernes siguiente al "Día de Acción de Gracias" era costumbre en la vieja Norteamérica la subasta de esclavos negros muy por debajo del precio habitual. Las grandes compañías han orquestado una contra campaña para contrarrestar esta información y convencer de que se trata de un "bulo", pero todo apunta a que es verdad.
Y que no nos quepa la menor duda a los ex-pañoles que, al paso que vamos, con nuestra soberanía por los suelos y la economía bajo mínimos, muy pronto los esclavos que van a a ser subastados vamos a ser nosotros.
Un saludito desde la cola del MediaMarkt.
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