viernes, 22 de marzo de 2024

Y LA PRIMAVERA VUELVE A REÍR A MANDÍBULA BATIENTE... 



Y los pajaritos cantan, las nubes se levantan, etc... Bendito sea el dichoso cambio climático, y que dure muchos, muchos siglos.
Un nuevo ciclo primaveral comienza, como viene sucediendo desde hace eones, desde mucho antes de  ese mítico amanecer de los tiempos en que nuestros ancestros descubrieron, a través de la experiencia, que tras los rigores del frío y de la noche invernal vuelve a rebrotar la vida y la primavera. Ese es el misterio y la poesía de la Naturaleza, que los antiguos paganos celebraban en sus mitos y en sus fiestas, y que de un modo más o menos adulterado sigue perviviendo aún en esas regiones de la Europa católica hoy tan amenazadas por la "agenda sostenible".
Cada cual celebra el nuevo tiempo a su manera, como quiere o como puede o como los dioses le dan a entender: en grupo o en solitario, entregándose con desenfreno orgiástico a la lujuria o mediante el éxtasis contemplativo de las cosas creadas.
Es el tiempo de adornarse el cuerpo con guirnaldas de flores y de cubrirse de pámpanos las testas, o en su defecto aplicarse en la frente unos cuernecillos de fauno, calzar unas polainas de pellejo de cabra y tocar la siringa por las forestas.
Como la imaginación es libre, podemos soñar con convertirnos en alguno de esos nativos de los cuadros de Tiziano, en los que los participantes de una bacanal campan a sus anchas en un arcádico bosquecillo, engullendo frutas, olfateando flores y libando vino con especias en  doradas copas ricamente labradas, acompañados de animalillos silvestres y de voluptuosas ninfas, y formando parte de un escenario bañado por la opalescente luz de una pintura veneciana.
O bien, y si preferimos más la soledad del anacoreta, podemos agarrar el báculo y recorrer con espíritu estoico e indómito los agrestes caminos, allá donde no llegan ni los chemtrails ni las placas solares ni las torres eólicas ecosostenibles,  y respirar los fragantes efluvios del tomillo y de la albahaca... Siempre lo más lejos posible de los pájaros de mal agüero de los "medios informativos" y de los "influencers", que pronostican catástrofes climáticas sin cuento, plandemias concatenadas unas tras otras, ataques nucleares de los rusos y demás zarandajas con las que nos quieren meter el miedo en el cuerpo y avinagrarnos el carácter. 
Pues no, señor. Seamos los más antisistema y riámonos en sus mustias caras de agoreros amargados  A reír, a reír con ganas porque hay mucho que celebrar en estos días.


"Una bacanal"por Niccolò Frangipane (siglo XVI)

 

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