domingo, 20 de diciembre de 2020

 

INFELIZ COVIDAD 2020

Ahí tenéis el adefesio Vaticano, con astronauta marciano y vikingo sanguinario incluidos, que ha montado Bergoglius I en la Plaza de san Pedro este aciago 2020. Hay quien lo interpreta en clave satanista-illuminati. A mí me parece más bien una horterada del gusto más detestable, el reciclaje de un pesebre progre de los años 70 que como trabajo escolar podría tener un pase en su momento, pero que resulta impresentable a estas alturas. Claro que hay precedentes, como el Belén del 2017 que ya  dio que hablar por sus descarados guiños gay, incorporando una especie de He-Man o Muñeco Ken para representar la obra de misericordia "dar de vestir al desnudo". No obstante, viendo ahora esa serie de esperpénticos ídolos fálicos, más propios de una tribu caníbal que de la iglesia católica y romana, cabe preguntarse ¿Dónde queda la espiritualidad o el humanismo que antaño se asociaban con el mensaje del Evangelio?
Porque el Vaticano, conviene recordarlo, es ahora uno de los pilares en los que descansa el globalismo, una todavía influyente aunque también escandalosa ONG, y juega un papel esencial dentro de los planes del futuro que los Amos del Mundo nos tiene reservado. Las normas covidianas se respetan al máximo, hasta el punto que la Misa del Gallo se celebrará este año a las 19:30, para respetar el toque de queda. En la inauguración de este extraño pesebre se iluminó otro monumento cercano que representa una barcaza  cargada de inmigrantes, con la Sagrada Familia incluida. Recordemos que uno de esos "refugiados" musulmanes de Lampedusa protagonizó no hace mucho una matanza de fieles que asistían a una misa en Niza, sin que el actual papa dijera ni mu al respecto. Sin duda, el tal Bergoglius es el escogido del NOM para dar por finiquitada a la cristiandad en un tiempo record.

El Ojo que Todo lo Ve, en el Vaticano


Pero, a pesar de ser un aliado fiel del Gran Reseteo, los adelantados del Nuevo Orden Mundial no tienen reparos a la hora de fustigar a la Iglesia Católica, incluso en plenas Fiestas Navideñas. Valga como botón de muestra la exposición "La bondadosa crueldad" del Reina Sofía, dedicada al "artista" argentino León Ferrari, fallecido en 2013. Se trata sin duda de un correctivo aplicado al Vaticano, por si se le ocurriera oponerse más de la cuenta a la Ley de la Eutanasia, recientemente aprobada por el ejecutivo con nocturnidad y alevosía. (Resulta paradójico que los mismos que quieren eutanasizarnos a todos insistan tanto en vacunarnos "por nuestro bien", al igual que alguien como Sleepy Joe, que se debate entre la vida y la muerte, haya instrumentalizado en su campaña el terrorismo médico del coronaviris, sirva esto como un inciso). 

                                          "La civilización occidental y cristiana" de León Ferrari

No es la primera vez que el actual director del Reina Sofía, Borja-Villel, ha sido señalado como un vulgar manipulador, que instrumentaliza el arte al servicio de la política. El filósofo y ensayista Félix de Azúa ha llegado a decir  de él que "ha convertido el Reina Sofía en una plataforma de Podemos". En su día afirmó que la mejor obra de arte del 2011 fueron las manifas del 15-M, aquella "Operación Triunfo" que sirvió para postular a Podemos como la mejor "disidencia controlada" del Sistema.  Esta vez se le ha ocurrido exhibir la obra de este personaje provocador, que tuvo a bien defecarse no sólo sobre la Cristiandad sino también sobre lo mejor de la cultura europea y occidental. Se da el caso que Bergoglius, siendo arzobispo de Buenos Aires en 2004 y antes de "convertirse" a la fe del globalismo (por vía rotárica y masónica) había pedido la clausura de una exposición suya, por blasfema, herética y tal.
 Entre las obras expuestas, los madrileños confinados podrán contemplar para su solaz exquisiteces tales como su "Juicio Final", una reproducción de la pintura de la Sixtina de Miguel Ángel, cubierta toda ella con cagadas de pájaro o un Cristo crucificado sobre un avión militar norteamericano, de los que se usaban en la guerra del Vietnam. Todo ello justificado como una crítica a la "arbitrariedad de la justicia" o de la "naturalización de la violencia por parte de la sociedad", cuando no son más que vesanias de un descendiente de judío veneciano resentido. Pero por muchas querellas que interponga contra la exposición la Asociación de Abogados Cristianos, habría que recordarles con quien anda alineado políticamente el Vaticano en los últimos tiempos, y aquello de "sarna con gusto no pica".
Estas van a ser las Navidades más desgraciadas que se recuerden , con restricciones absurdas que impedirán que las familias puedan reunirse y presididas por el siniestro ritual, posiblemente satánico, de las máscaras mortuorias y obligatorias. Y con un 2021 a las puertas que promete ser aún peor que el año que despedimos. Tras el año del miedo, el año del exterminio. Menuda bicoca nos espera, si no le ponemos remedio.





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