sábado, 26 de diciembre de 2020

 

¿TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ?

Ángel custodio, por Carlos 
Ferreira de la Torre

Noche de Paz. Stille Nacht, heilige Nacht, y todo eso tan bonito, para aquellos que hayan podido celebrarla en familia. Pero una vez que la fiesta pasa, hay que estar dispuesto a empuñar la espada, y ahora más que nunca. ¿O es que acaso no hay motivos para la insurrección? "La rebelión contra los tiranos es obediencia a Dios", que decía el Benjamin ese. Y no hace falta recordar que estamos ahora mismo en el país orwelliano de las colas del hambre, y de las colas  prácticamente para todo, de los tapabocas obligatorios en la vía pública, de las restricciones de movimientos dentro del territorio nacional, de los ancianos asesinados en las residencias, de la censura, de la ruina y del colapso total... Y, para más Inri, de la "vacuna" obligatoria ¿A qué esperamos para enseñar el cuchillo entre los dientes y despedazar a los culpables, allí donde se encuentren?
No es momento de entonar el "Fratelli tutti" ni de poner candorosamente la otra mejilla. Dejad de ver "Sonrisas y Lágrimas" en Trece Televisión. Eso sí que es auténtica "moral de esclavos" y el catolicismo, al menos a la española, no fue jamás una religión de conformistas que se dejaran avasallar por los enemigos de la Cruz, por aquellos que de lo contrario les rebanarían el cuello, les esquilmarían las cosechas o  los castrarían para venderlos como eunucos en el zoco de Córdoba. No fuimos pusilánimes en Covadonga en el 722, hazaña comparable a la de los 300 espartanos de las Termópilas, ni en las Navas de Tolosa en 1212. 
Y nuestro catolicismo pagano y popular volvió a pararle los pies al mahometano, que aquella vez aspiraba a tragarse a Europa entera, en Lepanto en 1571. Y plantó cara a los herejes protestantes, esos mismos que como ahora el narcoestado holandés son líderes en eutanasias y corrupciones diversas, mientras van dando lecciones de moralidad y superioridad a todo el mundo. Y derrotó a imperios caníbales como el azteca o tan despóticos como el inca. Y aún en 1808 se levantó en armas contra el invasor napoleónico, muchas veces dirigido por frailes con trabuco, dispuestos a enviar al Infierno a aquella chusma de impíos gabachos, abusones y masonazos, y a sus huestes de jenízaros mamelucos.
E inclusive en el 36 hubo quien se alzó y no se resignó a dejarse aniquilar por las hordas marxistas y ateas, al servicio de los intereses geopolíticos del padrecito Stalin.
Pero han bastado cuarenta años de posmodernidad, de pos cristianismo, sociedad de consumo y socialdemocracia para transformar a aquel pueblo indomable en lo que  hoy es: un rebaño de larvas enmascaradas pastoreado por una castuza de políticos despreciables. Ahora sí que impera en España una moral de esclavos, la moral podemita y de Bergoglius I,  ahora sí que produce auténtico asco ver  el pedazo de mierda en el que nos hemos convertido. Ahora sí que gran parte de los españoles son merecedores de que las bandas de  refugees, o quien sea, hagan con ellos lo que les dé la gana, rajarles la garganta o ponerlos de cara a la Meca, dejen volar su imaginación . El Estado se ha cargado a la nación, se ha cargado al pueblo, lo ha moldeado a su gusto y a su  imagen y semejanza, y he aquí el resultado.
Algunos no descansan ni en Navidad,  ni mucho menos el enemigo. Lean si no la noticia: http://www.laizquierdadiario.com/Israel-bombardea-Gaza-en-Navidad
Los que no disfruten con la fiesta, ya saben qué camino deben tomar. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario