martes, 4 de agosto de 2020

LA NUEVA GAY-VÍA DEL ALCALDE LOCAZA



Si a algún turista se le ocurre la peregrina idea de visitar una ciudad como Vigo durante estas fechas veraniegas, debería andar con precauciones. Porque se arriesgará a sufrir las incomodidades que nos ha traído el acojonavirus y la nueva subnormalidad: uso obligatorio del bozal bajo el calor del estío, calles peatonales con indicaciones para que el ganado circule manteniendo la pertinente distancia social, playas parceladas con el mismo fin, constante presencia policial en busca de carnaza y de infractores sin mascarilla a los que poder multar, paso continuo de sirenas para sembrar el pánico y la psicosis ciudadana, etc.
Y además de todo este cóctel hay que añadir la especialidad de la casa de don Abel Caballero y de sus amigos comisionistas: las interminables obras públicas de deshumanización, que esta vez  no sólo se extienden por las principales arterias de la "ciudad  olívica", sino que también pueden salirnos al encuentro en los parques y jardines como los del Castro, en las playas o en cualquier otro sitio... Calles como la Ronda de don Bosco llevan varios años como si hubieran sufrido un bombardeo idéntico al de Belgrado, ese que organizó el compañero sociata de don Abel, Javier Solana, cuando fue Secretario general de la OTAN..
De todas las obras del pequeño Dollfuss de Puenteareas, la que más molestias está ocasionando a viandantes y conductores de vehículos es sin duda la magna remodelación de la Gran Vía, proyecto faraónico con el que este alcalde lleva soñando desde hace tiempo para dejar su huella perenne en la ciudad, y al que ya nos hemos referido otras veces en este mismo blog:

Todavía tendrán que esperar un poco los vigueses  para poder asistir a los fastos imperiales que darán lustre y esplendor a la inauguración de  tan majestuosa empresa, y para librarse por fin de los cortes de tráfico, ruidos, pasarelas entre escombros y suciedad, etc .Pero ya se empieza a columbrar un vislumbre de esos nuevos Campos Elíseos, de ese maravilloso boulevard sin árboles (pero eso sí, con dinosetos) que nos va a dejar el mejor alcalde del mundo mundial antes de abandonar para siempre la poltrona, algún siglo de estos. Y uno se pregunta, a la vista de esos cachivaches con los colores del arco iris, si para semejante esperpento mereció la pena emprender la tala masiva de castaños de gran porte y de tilos, salvajada sin igual que ya ha sido denunciada (aunque no haya que esperar gran cosa al respecto) ante la Unión Europea. 




Eso sí, a este incombustible regidor le va a quedar un paseo muy colorido, casi como un parque de juegos infantiles, aunque la cosa tiene más pinta de tirar hacia eso de la bandera LGBTIQ+. (Por cierto, ¿qué diantres tendrá que ver el agujero del culo, allí donde el sol no ilumina, con la refracción de la luz solar en los colores del espectro visible? Un misterio más de nuestro tiempo) Se trata de seguir la corriente de los tiempos y darle el toque "locaza" que la ciudad necesita. Por aquí podrán desfilar, si algún día el coronavirus lo permite, las rutilantes carrozas de la semana del orgullo, y el propio alcalde con lentejuelas y plumas de avestruz, si así se lo pide el cuerpo. Y es que además del arboricidio, esta es la otra gran obsesión del pequeño tirano olívico: la de situar a Vigo en un lugar privilegiado de las guías de turismo Gay-friendly del planeta.Ánimo Abel, y al toro, que para eso te ha votado masivamente tu electorado; aunque los contribuyentes y los parados empiezan ya a cansarse de todo este rollito guay ante la avalancha de problemas bien reales que se nos vienen encima.
Pobre Gran Vía, tiene la negra. Primero fue el Scalextric, y ahora esto. Y es que sobre Vigo pesa un feitizo, una siniestra maldición,no cabe ninguna duda. Tal vez habría que rogarle a Monseñor Salvatore Cordilone que venga un día y oficie un buen exorcismo...





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