martes, 23 de abril de 2019

MÁS MEMORIA HISTÓRICA PREFABRICADA


Mientras que en España nuestros cineastas se dedican con ahínco a torturarnos con sus peculiares versiones sobre la guerra civil ( y si se salen del tema pueden llegar a pergeñar series tan abortivas como "Adventum" donde, para ser fieles a su costumbre, se ciscan en nuestra historia y en la de los conquistadores de las Américas) en otras partes por lo visto también cuecen habas.
En Alemania tienen ahora a un director especializado en las crónicas históricas, Florian Henckel, que ya recibiera un óscar en 2007 por retratar el insoportable ambiente de vigilancia carcelaria en el que vivían los ciudadanos de la antigua RDA en "La vida de los otros". Vuelve ahora a ser noticia porque otra película suya, "Werk Ohne Autor" ("Obra sin autor", aquí traducida con el título de "La Sombra del Pasado") ha sido nominada este año para el óscar a la mejor película en habla no inglesa.
Si algo sospechábamos a tenor de su anterior película acerca de la americanofilia del director, en esta nueva cinta la cosa queda remachada. Porque, según sus palabras, pretende ser un recorrido por la historia de Alemania desde el nazismo y la segunda guerra mundial hasta la Guerra Fría, como un camino de "liberación" . Y expresar el poder de transformación del arte, una exaltación del "arte libre, no maniatado por el poder", cosa que a su modo de ver sucede sobre todo en los U.S.A. Esto sería muy discutible, sobre todo desde que sabemos como la CIA y la Institución Rockefeller estuvieron detrás, por ejemplo, de la promoción del Expresionismo Abstracto porque pensaban que esta corriente podía ser más manipulable y servir a los intereses geoestratégicos del Tío Sam... Y del arte contemporáneo mejor no hablamos, porque es mejor remitirnos a cualquier entrada anterior de este blog.
La película está basada muy libremente en la biografía del artista alemán Gehard Richter, escrita por el periodista Jürgen Schreiber, quien en una entrevista con el director habría sacado a la luz algunos aspectos dolorosos del pasado de este artista, que inspiraron al director de la película. Pero el propio Gehard Richter, en declaraciones al "The New Yorker", ha llegado a recusar a la película, tachándola de superficial y maniquea, y de distorsionar su biografía, en beneficio de un enfoque ficcional y del "interés narrativo". El pintor, bastante lúcido a sus 86 años, tal vez más de lo que hubiesen deseado algunos, ha llegado a denunciar la película por falsedad, y a acusar a Henckel de traición, ya que tras asegurarle que respetaría su deseo de no involucrarle en la película, no ha hecho otra cosa que mencionar su nombre para promocionarla delante del público y la crítica. De toda esta polémica muy poco ha trascendido en los medios que siguen la carrera de los óscar, por cierto.
El argumento gira entorno a la niñez y adolescencia del estudiante de arte Kurt (trasunto de Richter) bajo el regimen nazi primero y la dictadura comunista de la RDA después. Enamorado de Ellie, una compañera suya de clase llegará a casarse con ella años después, a pesar de la oposición del padre de esta. Descubriremos más tarde que su suegro, el Professor Seeband, un famoso médico, estuvo involucrado en el pasado en el programa de eutanasia nazi que se llevó por delante a una tía de Kurt.
Al mismo tiempo, el joven pintor va siguiendo su propio itinerario artístico, distanciándose del realismo socialista para escapar a Occidente, hacia la "libertad" y las vanguardias: el expresionismo abstracto, el pop art, etc. En resumidas cuentas, que el pequeño junge hizo bien sus deberes y progresó adecuadamente...Esa es la moraleja de la peli;un ejemplo más de memoria histórica prefabricada, al estilo Ikea.

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