miércoles, 18 de julio de 2018

NONELL Y LOS CRETINOS DEL BOHÍ




Isidro Nonell(1873-1911) fue un artista barcelonés y un impulsor del llamado "modernismo catalán". Asiduo tertuliano de la cervecería "Els Quatre Gats", influyó decisivamente en el joven Picasso al que contagió algo de su estética, cercana al expresionismo y a la caricatura, y el interés por los tipos marginados. Esa era su forma de expresar el rechazo a la burguesía y de afirmarse como artista bohemio e independiente. Además de por sus retratos de gitanas, Nonell es conocido por la serie que dedicó a los cretinos de Bohí (zona del Pirineo leridano, donde por lo visto abundaban) y que llegó a exponer en 1897 en París, Francia. La serie consiste en unos dibujos realizados a lápiz Conté y tinta china, y son un reflejo de los extraños personajes que el pintor pudo conocer en Caldas de Bohí, que había visitado unos años antes en compañía de su colega Ricard Canals con la intención de plasmar el paisaje de aquellas tierras. 



Junto a Regoyos y Solana se  considera a Nonell un pintor de la "España negra" cercana al esperpento, pero su obra, además de por su calidad plástica, es interesante porque permite conocer la existencia de ciertos grupos sociales que sobrivivieron en las zonas pirenaicas  hasta bien entrado el siglo XX.

El caso de los "cretins" del Ripollés no es un foco aislado de marginados cuya taras físicas (bocio, cretinismo, raquitismo) suelen explicarse actualmente por la altitud, la falta de yodo y la práctica asidua de la endogamia. En el siglo XIX llamaron la atención del catedrático madrileño Miguel Morayta, el fundador del Gran Oriente Español, los llamados "golluts" (del catalán "goll"=bocio; no confundir con Gollum, el personaje del Señor de los Anillos) o "nanus" del Valle de Ribas, habitantes de este lugar de la Girona profunda, el paraíso de los Torra y los Puigdemont. Muy influido por el antropólogo Retzius, llegó a afirmar, tras estudiar algunos cráneos de estos desdichados y comprobar algunos de sus rasgos físicos característicos, como la pequeña estatura y los ojos rasgados, que se trataba de descendientes de jinetes tártaros (¡!) establecidos en Vilademunt desde los tiempos de Atila.


Como en esa época se creó un balneario en Ribas de Freser, la presencia de estos individuos marginados suponía un estorbo que podía alejar a los adinerados visitantes, por lo que a muchos se les acabó desplazando al Montseny o se les hizo desaparecer por otros medios. Tampoco interesaba la posible explicación de que el Agua de Ribas, que entonces empezaba a comercializarse como agua con propiedades medicinales, fuera la principal responsable del bocio y del cretinismo que padecían aquellas gentes, por bajar este agua "demasiado pura" de las montañas  y carecer de yodo. Después el cordón sanitario impuesto por sus vecinos  obligó a los "golluts" a ser todavía más endogámicos que el resto de la población del valle, lo que terminó de agravar su situación.


"Golluts" de Ribas


La costumbre de atribuir un orígen étnico diferente a un grupo social que simplemente ha tenido la desgracia de acumular más taras genéticas que sus vecinos, también lo podemos ver en el caso de los agotes o cagots, muy conocidos en el valle del Baztán y del Roncal (Navarra) en Guipuzcoa y en algunas regiones de Francia, desde el Pirineo hasta la Bretaña, que en el pasado estuvieron más aisladas de lo normal y que, por lo tanto,  padecieron más los estragos de la endogamia y la falta de cuidados médicos.
En el caso de los agotes ("al agote, garrote en el cogote",decía un viejo refrán) se les adjudicó un origen godo o musulmán. pero lo más probable es que tuvieran los mismos ancestros que sus vecinos. Tal vez descendieran de leprosos, de gentes afectadas por esta enfermedad y que habían logrado sobrevivir y emparentarse entre ellos, o de cretinos, ya que en Francia  también se les llamaba "chretiens", que  podía significar indistintamente tanto "cristianos" como "cretinos". También hay quien a apuntado un origen cátaro o albigense. Quizá fueran una mezcla de todos ellos. Hasta bien entrado el siglo XX, en algunas zonas de la Navarra pirenaica (bastión ahora, por desgracia, de los batasunos de Aralar) se sometió a estos individuos a una marginación insoportable. La Iglesia los consideraba poco menos que apestados, herejes e "intocables", y se les prohibía el matrimonio mixto con gentes que no pertenecieran a su grupo social. Llevaban cosido en el hombro un trozo de tela roja, en forma de pata palmípeda, que los distinguía como "agotes", como si fueran una raza maldita de trolls. Se les obligaba a vivir segregados en guetos, como el de Bozate  sobre el que escribió el autor vasco Pío Baroja.



"Gollut" de Ribas

Y eso a pesar de que desde el siglo XVI  se habían ensayado intentos de  acabar con ese estado de marginación,  hasta que en 1715 se fundó en los aledaños de Madrid el Nuevo Baztán para acogerlos y, en cierta medida, salvarlos de las vejaciones y salvajadas de sus paisanos. Sin embargo, el proyecto no tuvo mucho éxito y la mayoría de los agotes permaneció en tierras del Pirineo.
Lo triste es que probablemente los "golluts", "nanus" o "agotes" nada tenían que ver con personajes de los cuentos de Lovecraft o del Señor de los Anillos o de Juego de Tronos, y eran más bien el vergonzoso resultado de los escasos conocimientos de medicina  y de la ignorancia de los paisanos que los condenaban a una endogamia forzosa. Esas mismas gentes que ahora presumen de no tener baches en su ADN y que se complacen en señalar, excluir o marginar a los que la tribu considera como "malditos"...
Casos parecidos se han encontrado en otros lugares de la Península y en otros países de Europa (Francia, como ya dijimos). Así que en todos los sitios cuecen habas.

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