MENSAJE NAVIDEÑO DE S. M. DAGGA RAMBA
QUERIDOS FELIGRESES:
Como siempre, en estas fechas tan entrañables, me congratulo en desearos un próspero Solsticio de Invierno, como dijera en su día el insigne subnormal de ZP. Esa vez el mongólico expresidente, queriendo congraciarse con sus hermanos de la Logia, acertó de pleno, sin ser consciente de la sabiduría antigua que encerraban sus palabras.
Sí, señores, Feliz Solsticio de Invierno a todos; pero con una precisión: con sacrificios druídicos incluidos. Y, por ejemplo, ya puestos, se me ocurre que no estaría nada mal quemar a más de un cargo o carga pública del presente o del pasado (como el antedicho retrasado) dentro de un muñeco de mimbre, para caldear un poco este frío ambiente hibernal. También los vikingos paganos tenían la sana costumbre, durante la fiesta sagrada del Yule, de desmembrar, por el procedimiento del "águila de sangre" o cualesquiera otra de sus especialidades, a algunos bellacos, en el transcurso de sus comilonas en las que brindaban con hidromiel en honor a Odín, usando para ello los cráneos de sus enemigos recién arrancados. Imaginaros el espectáculo usando como víctimas del sacrificio a todos los responsables de la "dana" de Valencia; qué celebración más jubilosa.
Y qué decir de los viejos romanos con su Saturnalia, rindiendo honores al oscuro dios de la agricultura. Qué retorcidos espectáculos sangrientos, entre orgía y orgía, se ofrecerían en la arena del circo para deleite de las masas, dando de comer a los leones a Fánguez, al Frijol, a la Tucana, a Abrahamskahal ... Aunque es muy probable que los pobres e inocentes animalicos acabaran sufriendo un cólico nefrítico comiendo esa clase de porquerías.
Hay que recuperar esas viejas tradiciones indoeuropeas que un cristianismo mal entendido, fue tristemente arrinconando, para sustituirlas por costumbres tan ridículas como cantar el villancico del tamborilero y tocar la zambomba. No, queridos parroquianos, si la modernidad masónica y capitalista ha conseguido erradicar ¡por fin! cualquier atisbo de superstición nazarena de la Navidad, convirtiéndola en una caricatura almibarada y consumista, nosotros tenemos que ser más osados aún e ir todavía más lejos. Cabe recuperar el significado prístino de estos festejos, loado seas ZP por recordárnoslo, que no es otro que el de un tiempo de violencia destinado a grandes hecatombes, para restablecer el equilibrio del cosmos. Nada de Paz y Amor, que todo eso son hipocresías baratas judeocristianas y burguesas, pasadas de moda y que después se las lleva el viento.
Por fortuna el panorama internacional que se presenta de cara al próximo 2025 no puede ser más halagüeño y esperanzador. Siendo fieles a su tradición holocáustica, nuestros "hermanos mayores" del ente sionista no se olvidan nunca de felicitar por estas fechas a los paisanos palestinos, masacrando a un buen número de ellos, para recordarles lo del portal de Belén o la matanza de Herodes más bien. Tampoco se han olvidado esta vez de los sirios, promoviendo el derrocamiento de Bashar Al-Assad mediante sus agentes con turbante, que cual nuevos Reyes Magos de Oriente del yihadismo repartirán regalos entre la población siria, como la Sharia, la lapidación, el burka y las decapitaciones en masa en el Nombre de Alá. En Europa vuelven los atentados en los mercadillos navideños, como el turrón por Navidad, tras algunos años de ausencia durante la Farsemia. Pero esta vez con un toque surrealista, porque los yihadistas ahora resultan que son también islamófobos y de extrema derecha. Y es que como uno haga caso de todo lo que dicen los medios oficialistas al uso, esos que como se sabe están libres de bulos, acaba viendo unicornios rosas por todas partes. Entretanto, desde el decorado navideño de la Casa Blanca teledirigen la cristianísima e interminable matanza entre rusos y ucranianos.
Por si fuera poco, el milagroso presidente Donald Trump, tras volverle a tomar el pelo a su electorado, parece estar preparando para un nuevo asalto en aras del Plan Yinon, poniendo el objetivo esta vez en Irán. Y claro está, una nueva serie de atentados de esta naturaleza servirán como poco para convencer a la plebe de que hay que darle más leña al moro y apoyar al Tío Sam en sus esfuerzos bélicos; aunque los persas nada tengan que ver con Al Qaeda o como diablos se hagan llamar ahora los agentes de la OTAN y del Mossad con turbante. Tampoco tenía nada que ver Sadam Hussein con el 11 S, y mirad como acabó, "ajusticiado" por las supuestas armas de destrucción masiva.
El pacifista Trump en este segundo mandato sabrá adaptarse a los nuevos tiempos mesiánicos y transformarse en un fiero León de Judá, si así se lo ordenan sus amos del Gran Rabinato. Y si es necesario, no dudará en implantar el Neuralink de su amigo Elon Musk en los cerebros de aquellos díscolos que se salgan de la norma. Mientras, el dueño de la red X seguirá suspendiendo millares de cuentas en aras de la libertad de expresión.
Tenemos mucho que celebrar en estas Fiestas. IO, SATURNALIA! Y NOS VEREMOS EN EL INFIERNO.
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