martes, 9 de enero de 2024

TOLKIEN EN DIBUJOS ANIMADOS 

Cartel original de la película de Ralph Bakshi

Aunque la famosa saga de películas de Peter Jackson haya logrado en cierto modo eclipsarlas, existieron anteriormente otras versiones para el cine de la obra de Tolkien, aunque estas se hicieron con dibujos animados. Soy de la opinión de que por muy bien hecha que esté una adaptación cinematográfica, es imposible que pueda sustituir al original literario, pero eso no significa  que no valga la pena asumir el reto e intentarlo. Desde los años 50 del siglo pasado, no mucho después de que Tolkien terminara de escribir y de publicar "El Señor de los Anillos", ya hubo quien se interesó en llevar esta saga a la gran pantalla, en concreto Walt Disney quien adquirió los derechos para realizar una película, ya fuera de animación o con actores de carne y hueso. La azarosa historia de esta primera película basada en "El Señor de los Anillos" resulta tan curiosa e involucró a tanta gente que merece la pena ser contada.
Es tal el poder evocador que tienen las historias del gran escritor británico que muchos han sido los ilustradores que se han inspirado en ellas, empezando por el propio J. R. R. Tolkien, que realizó bellísimos dibujos de su  particular mundo literario, algunos incluidos en las epístolas que escribía a sus hijos, así como muchos bocetos, mapas, etc. Más tarde se encargarían otros artistas, como John How o Alan Lee, de plasmar en imágenes el universo tolkieniano; pero una cosa es crear ilustraciones para los libros y otra llevar al cine  este universo en toda su complejidad. Tanto es así que Disney mantuvo aparcado en un cajón el proyecto durante años.
El alma mater de los intentos por que saltaran al  celuloide los personajes de Tolkien fue un realizador independiente y muy innovador llamado Ralph Bakshi, el cual se formó  trabajando para los estudios Terrytoons y realizando versiones para la televisión de El Sorprendente Hombre Araña. Pronto aprendió técnicas cinematográficas avanzadas  como la stop-motion (filmación fotograma a fotograma) que le permitían dar vida a personajes hechos de plastilina y otros materiales. Andando el tiempo se convertiría en unos de los principales referentes de la "era oscura de la animación estadounidense", periodo marcado por la  competencia entre el cine y la televisión y que abarcó desde los años 60 hasta mediados de la década de los ochenta. Fue el impulsor de la animación para adultos, con unas ciertas dosis de psicodelia, erotismo y crítica social, con trabajos pioneros como la adaptación  del "Gato Fritz" de Robert Crumb (1972) o "Heavy Traffic" (1973). Ya en 1977 empezará a interesarse por los temas de fantasía y de ciencia ficción, por que aquel entonces estaban en auge entre el público joven, creando la película "Wizards", en la que ya vemos aparecer  magos, elfos y duendes. Más tarde seguiría en esta línea, aunque con un tono más épico, con la famosa "Fire and Ice" (1983) en la que colaboró Frank Frazetta.

Fotograma de "El Señor de los  Anillos" (1978)


Desde que leyó por primera vez "El Señor de los Anillos" en 1956, Bakshi se dio cuenta del potencial que atesoraba esa historia y se lanzó a la búsqueda de algún productor que estuviera dispuesto a arriesgarse en la empresa. Disney había cedido sus derechos a United Artists en 1968, y desde entonces se había barajado la posibilidad de que algunos directores llevaran a Tolkien a la gran pantalla con actores reales. Uno de ellos fue nada menos que Stanley Kubrick, que para encarnar el papel de los hobbits había pensado en convencer a los Beatles. Pero era John Boorman, el director de "Deliverance", el que más involucrado estaba en el proyecto, junto con Chris Conkling que ya había pergeñado un guion que pretendía comprimir toda la trilogía en un solo film. Según Boorman, Tolkien con el que tuvo la oportunidad de cartearse en varias ocasiones,  era muy reacio a que se llevara su obra al cine, y decía que si había vendido los derechos de "El Hobbit" y "El Señor de los Anillos" era sólo para asegurar un futuro para sus nietos. Pero prefería la idea de una película con actores reales, como la que pensaba realizar Boorman, antes que de dibujos animados, cosa esta última que le horrorizaba, tal vez pensando en los típicos productos de la Disney. No sabemos qué hubiera pensado del trabajo de Bakshi, ya que no vivió para verlo terminado.
En cualquier caso, el amo y señor de United Artists, de  Fantasy Records y de los Creedence Clearwater Revival, el todopoderoso magnate jázaro Saul Zaentz, sí que veía "El Señor de los Anillos" como una película de animación, y decidió apartar definitivamente a Boorman del proyecto, que volcaría más tarde todo su talento y todo lo aprendido durante aquellos años en su genial adaptación del ciclo  artúrico "Excalibur" (1981). El astuto Zaentz, que enseguida vio el filón en un libro que empezaba a ser un best seller entre la juventud hippy y la contracultura, siguió detentando hasta su muerte los derechos mundiales para el cine, el teatro y otros productos de "El Señor de los Anillos" a través de Tolkien Enterprises, y esto le ocasionaría más tarde ciertos problemas también a Peter Jackson cuando quiso llevar "El Hobitt" a la gran pantalla.

El sorprendente Gollum de la versión de Rankin-Bass (1977)

En resumen, que Bakshi contó de repente con un importante espaldarazo de la industria para realizar el sueño de su vida, pero al mismo tiempo otro realizadores se le estaban adelantando.
Jules Bass y Arthur Rankin Jr. fundaron una productora de cine independiente en 1960, llamada Videocraft Productions, más conocida  después como Rankin-Bass. Los dibujos animados que realizaban al principio seguían un estilo aprendido en Japón, tras visitar los estudios de anime de aquel país, la "limited animation", un tipo de animación algo estático y que también empleó en los Estados Unidos Hanna-Barbera. Pero durante su periplo japonés también se familiarizaron con otras técnicas más avanzadas, como la  stop-motion, el dibujo sobre acetatos, etc.  y contactaron con dibujantes locales, con los que desde entonces mantuvieron una estrecha colaboración.
En 1977 estrenaron "El Hobbit", un telefilme de 77 minutos a partir de un guión de Romeo Muller que adaptaba no con mucho acierto el relato de Tolkien. Fue emitido por vez primera por la cadena NBC y distribuido por Warner Bros. Los dibujos, en ocasiones muy cuidados, tenían un aspecto de acuarelas que recordaban deliberadamente el estilo del gran maestro victoriano de la ilustración fantástica Arthur Rackham. Para las voces se contó con la de John Huston interpretando a Gandalf, Otto Preminger para el rey de los elfos y Richard Boone para el dragón Smaug. Sin embargo, el resultado en su conjunto no fue demasiado brillante y no alcanzó ni de  lejos el éxito que sí obtuvo después el trabajo de Bakshi.


El duelo entre Gandalf y Belrog (1978)


Este último entretanto no se desanimó, pese a que  sus rivales se le  habían adelantado, y quería lograr para el cine una versión mucho más fiel a la novela de Tolkien.
 Por eso, y aunque su punto de partida iba a ser el mismo guion de Chris Conkling del que se iba a servir  John Boorman para su película,  se dio cuenta de que intentar resumir la trilogía de "El Señor de los Anillos" para que entrase en un solo largometraje era un empeño inútil, y que de hacerse iba a tener que omitir demasiados elementos clave de la historia. Entonces encargó a Peter S. Beagle un nuevo guion que respetara con más fidelidad la novela original, de modo que sólo abarcara el primer libro "La comunidad del Anillo" y parte de "Las dos torres", dejando fuera "El retorno del rey".
Bakhsi de esta forma consiguió el beneplácito de la familia de Tolkien, al menos de su hija Priscila, y de sus editores originales y con estas bendiciones se embarcó en la tarea de dirigir un largometraje de 133 minutos, con un presupuesto de ocho millones de dólares, y que al final se estrenaría en las salas de cine en 1978. El estilo de los dibujos se inspiraría en el del gran ilustrador norteamericano Howard Pyle y el del pintor Andrew Wyerth. A esta componente, digamos clásica, Bakhsi le añadió una tonalidad algo más lúgubre y apocalíptica, con tonos muy ocres y sombríos para crear atmósferas  terroríficas, así como elementos de inspiración psicodélica, como explosiones lumínicas, combates de rayos zigzagueantes, etc. También fueron muy innovadores los movimientos de cámara, paneos y travellings circulares, aplicados como nunca hasta entonces al cine de animación.




En el proyecto se realizó un despliegue técnico muy innovador, ya que se combinaban procedimientos de animación tradicionales con otros más vanguardistas como la rotoscopia. Este método, llamado tambien M-Tecnofantasy había sido inventado en los años sesenta por el cineasta y dibujante de cómics español Francisco Macián, quien lo había aplicado con anterioridad en algunos anuncios para la televisión y en un clip para una película protagonizada por la banda musical de pop  Los Bravos. Consistía en filmar escenas con personas reales sobre un fondo neutro, para luego transformarlas en dibujos, calcando las siluetas en el celuloide, con lo que se conseguía un efecto de gran realismo. Hay que decir que cuando el presupuesto no dio para más, Bakshi abusó un poco de este recurso al final de su película, cuyo rodaje concluyó de un modo bastante abrupto, dicho sea de paso.





 Se sabe que surgieron desavenencias con la productora  porque Saul Zaentz dejó de creer en el proyecto y no estaba dispuesto a financiar una segunda parte, a pesar de que la película tuvo una buena recepción entre el público y contribuyó enormemente a la difusión del interés por  la obra de Tolkien. Incluso se llegó a realizar una adaptación al cómic de la película, a cargo del dibujante español Luis Bermejo, y que en 1979 fue publicada en Europa por Toutain, no pudiéndose distribuir en los Estados Unidos por problemas con los derechos del copyright.
La influencia de esta película de animación sobre el trabajo posterior  de Peter Jackson es más que notoria. Es evidente que inspiró en gran medida la caracterización definitiva de algunos personajes importantes como el mago Gandalf o Gollum, o la representación de los terribles jinetes negros. Por mi parte, soy de la opinión de que en algunos momentos la película de animación de Bakshi supera artísticamente a las superproducciones de
El duelo entre Bakshi y Rankin-Bass continuó tras el estreno de la película, porque al no poder filmar el primero la tan deseada secuela de "El Señor  de los Anillos" que culminaría la trilogía de Tolkien, los segundos se lanzaron a la realización de "El retorno del rey", telefilme de 98 minutos estrenado  en 1980. Se presentó como la supuesta continuación de "El Hobbit" y de la película de Bakshi, pero se trató de un producto más bien decepcionante, porque adaptaba de un modo muy libre y chapucero la obra de Tolkien y los dibujos eran menos detallistas que en los anteriores trabajos y la técnica de animación bastante más limitada.

Ilustración de Luis Bermejo para "El Señor de los Anillos" (1979)


Nadie se ha atrevido, yo diría que por fortuna, a versionar aún la considerada por los entendidos como la obra cumbre de Tolkien, "El Silmarillion", ni siquiera Peter Jackson, a pesar de los rumores que circulan de vez en cuando en Internet y que apuntan a una serie financiada por Amazon-Bezos (un Sauron del siglo XXI) dirigida por el propio Jackson. Tal vez suponga un reto creativo mucho mayor que los anteriores para los que intentan inspirarse en (o aprovecharse de) la cosmogonía de Tolkien, pero lo cierto es que los derechos sobre este libro los tiene reservados su hijo Christopher, muy celoso del material de su padre y al que no han acabado de gustar del todo las sucesivas adaptaciones cinematográficas, donde hay mucha acción y pocas nueces. Existen, eso sí, cortometrajes de animación realizados por fans basados en la música de los Ainur y en otros episodios de "El Silmarillion", pero de momento no ha surgido nada serio en este sentido. Hay territorios literarios que permanecen vírgenes, y que probablemente es mejor que permanezcan como están.


La Comarca en invierno, según Bakshi 




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