domingo, 7 de junio de 2020

INSPECCIONANDO A FONDO LAS CLOACAS

Página inicial de "Un río de crimen" (1947) de Will Eisner

Parafraseamos casi el título de una novela de Ernesto Giménez Caballero porque vamos a husmear un poco ese submundo de las alcantarillas y las cloacas, tan en boca de nuestros próceres y próceras actuales. Por lo que avisamos a nuestros asépticos e higienizados lectores que se provean de mascarillas, guantes y todo tipo de materiales profilácticos para protegerse de las miasmas, gérmenes, bacilos, hedores, bacterias y ectoplasmas que les puedan salir al paso si emprenden la lectura de este insano artículo.

 Lo de las cloacas no data sólo de ahora, de las Dinas, Villarejos y Marlaskas, porque siempre han estado ahí, asistiendo a la democracia desde antes del parto (recuérdese  cómo acabó Carrero Blanco) y en los momentos decisivos, como el 23-F. En particular ha acompañado a los del Psoe como si fuera su propia sombra: caso Gal, 11-M, caso Faisán, etc, etc, etc. ¿Y qué es  la historia del Psoe desde la transición (mejor no hablemos de antes) si no una inmensa cloaca? Un falso partido de izquierdas, ni socialista ni obrero ni español, diseñado para estafar a los incautos y que ha colaborado como ninguno en la balcanización de España, con el galimatías ese del "federalismo asimétrico" . Un partido político financiado por la socialdemocracia alemana ( y ahora por el Partido Demócrata americano) con el objetivo de que, una vez en el poder, perpetrara la "reconversión industrial" de una nación como la española que había llegado a ser la octava potencia económica del mundo. Lo que, traduciendo del peculiar neolenguaje que se gastan los sociatas,  supuso el desmantelamiento de las principales industrias nacionales y la privatización de las restantes, que fueron compradas a precio de saldo por empresas alemanas, americanas y de otros países. La Nueva Alemania usurera de la UE recuperaba así lo invertido, eliminando además por esa vía a su principal  competidor económico para convertirlo en su subordinado, como hizo también con la ex-Yugoslavia sin ir más lejos, apoyando el secesionismo  croata durante la guerra de los Balcanes...

Algo apesta en nuestra sacrosanta democracia si el mayor fabricante de bulos (el gobierno) escapa a toda crítica

Y por los mismos hediondos derroteros marchan sus socios de gobierno, los de Unidas Pandemias, que de presentarse como un partido anti-casta y anti-sistema, el de los indignados del 15-M,  ha ido acumulando caspa y michelines y se está convirtiendo a pasos agigantados en el principal subproducto y valedor del régimen "plurinacional" del 78. Aliados siempre de los separatistas vascos y catalanes, compartiendo además con estos últimos los favores financieros de Soros y de su Open Society, ya que todos ellos están al servicio de los intereses de la burguesía financiera globalista (libre circulación de capitales y mano de obra sin intervención de los Estados). Pero es que los supremacistas catalanes saben mucho de alcantarillas, al menos desde que el conseller Dencàs escapara por una de ellas como una repugnante rata asustada en el 34, huyendo de las autoridades de la Segunda República, para esconderse en la Italia fascista y ponerse la camisa negra  de Mussolini. Este sujeto tan miserable ha servido de inspiración en nuestros días al también fugitivo Carles Puigdemont.

Viñetas de Francisco Ibáñez para "El Bacilón"


Pero vamos a dejar de hablar de estos temas tan apestosos para ver cómo el cómic o el cine han situado algunas de sus historias más memorables en estos escenarios nauseabundos y en principio tan poco atractivos. Casi siempre el viaje de algún personaje a lo más profundo de las alcantarillas simboliza una suerte de descenso dantesco a los infiernos o una representación del submundo social, de aquello que permanece escondido pero que existe debajo de nuestros pies y sobre lo que descansa la sociedad en la que vivimos. En ese concepto se basó la novela de H.G.Wells "La máquina del tiempo" en el que la humanidad del futuro se dividirá en dos razas degeneradas: una que habitará en la superficie, más bien bobalicona y teledirigida a control remoto,descendiente de la burguesía y a la que nuestros millennials se parecen cada día más; y otra que procederá del lumpen-proletariado y que se habrá deshumanizado hasta el extremo de alimentarse con las carnes tiernas de los pijoprogres, que vivirán inmersos en el pensamiento Alicia. De esta historia se han realizado varias películas, siendo muy memorable la dirigida por George Pal en 1960.  La más reciente de Simon Wells (biznieto del autor de la novela) de 2002 no es tan buena, aunque la atmósfera del infernal reino de los Morlocks, con sus galerías directamente inspirados en los grabados de Piranesi, esté muy bien recreada.
El terror que acecha desde los espacios subterráneos tuvo sus cultivadores en la literatura pulp como H.P. Lovecraft, que ha sido llevado recientemente al cómic por Alan Moore en su serie "Providence". En esta versión habitaban en las cloacas del Boston de comienzos del siglo XX los sacrófagos de Pitman, una especie de demonios de hábitos no muy diferentes a los de los Morlocks. Una vertiente más cómica de esta amenaza alcantirillil, y muy recordada por todos, la representa la historieta de Francisco Ibáñez "El Bacilón" protagonizada por Mortadelo y Filemón, en la que una viscosa criatura originada por la polución de las grandes urbes ataca a los desprevenidos ciudadanos desde la intimidad de sus retretes...

Fotograma de "El tercer hombre"(1949) de Carol Reed

Además de en el género fantástico y de terror, las cloacas han servido para poblar las pesadillas del cine negro, con películas como la celebérrima "El tercer hombre" de Carol Reed y Orson Welles, y su soberbia escena final, que se desenvuelve en las alcantarillas de una Viena destruida por los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial y teatro de toda clase de corrupciones. Ya dijimos en su día que algunos fotogramas de esta película parecen calcados de las viñetas de "The Spirit", el célebre cómic que dibujó Will Eisner con maestría en los años 30 y 40, y que en particular en una de sus historias ("Vida subterránea") nos muestra el submundo de los desagües de Central City, poblado por una banda de indeseables delincuentes, a los que la policía ha dado por muertos desde hace años. Muy memorable es también la primera viñeta-página de la historia "Un río de crimen" en la que vemos en primer plano las páginas de un periódico desperdigadas por el suelo, muy cerca de la boca de una alcantarilla, y en las que se puede leer el siguiente texto:
 "La delincuencia es un  arroyo hecho por el hombre. Una sucia corriente que se incrementa por la noche y fluye una distancia corta, arrastrando cuanto encuentra a su paso mugriento... hasta que por fin desemboca en una cloaca... La delincuencia es un arroyo hecho por el hombre."
El influjo de The Spirit en otros cómics ha sido enorme, baste recordar "The Question"(1964) , el justiciero creado por Steve Ditko para glosar las peroratas filosóficas de Ayn Rand, que también combatía a los villanos en las alcantarillas. Más recientemente, la saga de los X-Men rinde homenaje a Eisner y H.G.Wells en los episodios en que Lobezno se enfrenta a su rival Dientes de Sable y a una raza de mutantes que habitan en las cloacas, y que no podían llamarse de otra manera que "Morlocks". Y no podemos olvidarnos tampoco del Daredevil de Frank Miller.
Viñetas de "Vida subterránea"(1948) de Will Eisner
Sin duda las historietas de Eisner también dejaron huella  en los autores de "Kraken", una de las mejores series dibujadas por Jordi Bernet, conocido sobre todo por su más famoso personaje, el gángster Luca Torelli alias "Torpedo". Estas historias empezaron a publicarse originariamente en 1983 en la revista Metropol, una publicación española autogestionada por los propios guionistas y dibujantes y que estaba consagrada a los cómics de género noir. En Metropol también se publicaron las páginas de "Smogy Boy", un cómic del yugoslavo Goran Delic protagonizado por una rata detective que vive en Sorciopoli, un país habitado por ratas antropomorfas y algún que otro murciélago. El personaje se verá obligado a huir, al igual que Dencàs o Puigdemont, por las alcantarillas para librarse de que le cuelguen los muertos de un asesino en serie.
Pero volvamos a "Kraken", una serie que contó como guionista con Antonio Segura, quien con su estilo contundente supo conciliar la historieta de terror con el thriller policíaco y la más ácida crítica social. El nombre de Kraken alude a un monstruo lovecraftiano que habita en los laberintos subterráneos sembrando el terror en la ciudad ficticia de Metropol.


Viñetas de "Smogy Boy" de Goran Delić

Para combatirlo se crea el Grupo de Acción Subterráneo o "krakeneros", una brigada a la que pertenece el Teniente Dante (homenaje al escritor de "La Divina Comedia" donde describe los siete círculos del Infierno) y que se encarga de patrullar las alcantarillas con el fin de exterminar al horrendo bicho, aunque con escaso éxito ya que este sólo se deja ver y muy fugazmente en una de las historias. En realidad esta trama fantástica no es más que un mcguffin que les permite a sus autores urdir una metáfora sobre los males de una sociedad corrompida hasta los tuétanos, donde se dan cita toda clase de depravados y nauseabundos personajes que encuentran su escondrijo entre los túneles y las cloacas. Estas son el lugar donde van a parar toda clase de desperdicios humanos, incluso de forma literal porque allí también se arrojan los desechos de una clínica de abortos clandestina. Psicópatas de todo pelaje, violadores, asesinos, orates, estafadores, etc. se van cruzando en el camino del Teniente Dante, que tal vez todavía siga patrullando por las alcantarillas de España, a la caza de ratas y criaturas abominables. Trabajo no le iba a faltar en nuestros apestosos días.


Portada de "Kraken" por Jordi Bernet y Antonio Segura

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