martes, 12 de septiembre de 2017

  EL CASO SERT Y LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO

Murales de Jose María Sert para la catedral de Vich

Aunque dentro del panorama artístico español e internacional de principios del siglo XX  el catalán José María Sert y Badía (1874- 1945) era una figura de primer orden, la historiografía oficial lo ha ido relegando al olvido por motivos que, como ocurre muchas veces, nada tienen que ver con la calidad de su obra plástica. Nacido en el seno de una típica familia de la burguesía barcelonesa dedicada a la manufactura textil, buscó sin embargo su propio camino como artista y tras estudiar  en la Escuela de de la Llotja y con Alexandre de Riquer se marchó a París en 1899, en la época en la que triunfaba el Art Nouveau. Allí contactó con Maurice Denis y el grupo nabi, se casó en primeras nupcias con Misia Godebskaba, la musa de los simbolistas, quien lo introdujo en los círculos de artistas e intelectuales más destacados del momento. Pronto empezaría a ganar renombre como muralista, con un estilo manierista y neobarroco que bebía en diversas influencias (Miguel Ángel, Tintoretto, Veronese, Rubens, Piranesi, Tiépolo, Puvis de Chavannes e incluso Goya) muy alejado del discurso vanguardista que más tarde se impondría, pero que despertaba la admiración entre sus contemporáneos por su tono sublime y monumental. Una de sus obras principales fue la decoración de la catedral de Vich, destruida en 1936 por los antecesores de la CUP y Podemos, al comienzo de la guerra civil.





Celebración de la luz


Diego Rivera y José María Sert, departiendo en el Rockefeller Center


El arte de Sert remitía a los mejores momentos de la historia del arte europeo, y en su taller parisino llegó a reproducir las técnicas de trabajo en equipo de los viejos maestros del Renacimiento y del Barroco. Ayudantes suyos, como Miquel Massot, realizaban maquetas para sus proyectos, e incluso se hacían estudios fotográficos con figurantes para preparar las obras. Con todo, su estilo de pintura supo evolucionar con el tiempo y estuvo abierto a innovaciones.
Su iconografía particular y característica está protagonizada por los tipos populares y las figuras titánicas y musculosas (al modo miguelangelesco) que sobrevuelan arquitecturas con elementos en diagonal, produciendo una gran sensación de profundidad y de amplitud.

En su pintura hay que distinguir los encargos privados, en los que acostumbraba a emplear un colorido alegre y festivo, de los encargos oficiales o eclesiásticos, con una paleta más restringida o incluso una monocromía dorada. Recordaba este estilo bastante a la grisalla, que mediante tonos de gris intenta lograr efectos de relieve parecidos a los de las esculturas de mármol. También en muchos casos procuraba imitar el brillo metálico de los daguerrotipos, usando fondos de plata y panes de oro y pintando las figuras con tonos sepias y algún toque de bermellón.

Gesta de los almogávares en el Salón de Crónicas


En 1900 emprendió un viaje de estudios por Italia, y luego realizó las pinturas del comedor del pabellón de Art Nouveau de la Exposición Universal de París en menos de mes y medio. El conjunto consistía en un revestimiento de pared formado por  lienzos de fondo azul, que representaban a Pomona, a Pan y a Baco.

A partir de entonces le llovieron los encargos de banqueros y aristócratas, que el prolífico artista se esforzó por cumplir a la perfección: los biombos de la sala de música de Juan March, los frescos del salón de caza de Laversine del barón Rothschild, el palacio de Maricel del multimillonario Charles Deering, el palacio de Liria de los duques de Alba,y otras obras para los Thyssen, la princesa de Polignac, etc.
Recibe encargos oficiales como la decoración del Salón de los Pasos Perdidos del Palacio de Justicia de Barcelona (1908) y más tarde del Salón de Crónicas del ayuntamiento, en el que representará la gesta de los almogávares, basándose en los escritos de Ramón Muntaner.


"El triunfo de Apolo" (1913)

También empieza a destacar como artista de temas religiosos.En 1900 recibió el encargo de pintar los muros de la catedral de Vich de su amigo, el canónigo Torras y Bages; y siete años después expuso en el Salón de Otoño parisino los primeros lienzos para la catedral, unas luminosas escenas de la Biblia y de la Iglesia triunfante. Pero no fue hasta 1926, pasada la primera guerra mundial, que retomó este proyecto, que terminaría siendo el más importante de su vida y al que consagró cuatro años. También decoró años más tarde la iglesia de San Telmo de San Sebastián, aludiendo a la historia de los guipuzcoanos.

En los años 20 se relacionó con los ballets rusos de Diaghilev y se vinculó al Art Decó, predominando el gusto por lo exótico y los motivos orientales y primitivistas. Inspirándose en Goya, Sert fue el introductor de las representaciones populares y regionalistas españolas, pero interpretadas de una forma idealizada y épica.
En los años 30 desarrolló una temática mediterránea con un estilo mucho más barroco, en el que el  protagonismo absoluto habría de recaer en la figura humana monumental y preferiblemente masculina, prescindiendo casi de los fondos decorativos.
Durante algún tiempo trabajó en los Estados Unidos, diseñando el comedor del hotel Waldorf Astoria de Nueva York y decorando el salón de la Hispanic Society. También asumió el difícil reto de repintar los muros del Rockefeller Center, después de que el multimillonario mecenas mandara destruir los de Diego Rivera, por no gustarle que apareciera el retrato de Lenin en ellos.
Durante la segunda guerra mundial fue nombrado agregado cultural para las artes en la embajada española en París.

En 1935 y por intercesión de Salvador de Madariaga, se encarga de pintar la sala del consejo del palacio de la Sociedad de Naciones de Ginebra. Se inspira para ello en el humanismo de Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, fundamento del Derecho de Gentes. Pero esto coincidió con un momento muy complicado, porque al poco estallaría la guerra civil, y ambos bandos tenían sus motivos para no simpatizar con la tal Sociedad de Naciones.


Murales de Sert para el Rockefeller Center de NY
Es entonces cuando se entera que su gran obra, los murales de Vich, está siendo destruida junto con la catedral, pasto de las llamas provocadas por las milicias rojas, que han asesinado además a su amigo el canónigo Jaume Serra. En 1937 viaja de París a Burgos para negociar la reconstrucción de la catedral , consiguiendo para ello la protección del ministro de Franco Serrano Suñer. Se adhiere desde entonces al bando nacional y apoya decididamente la cruzada franquista, lo que le granjeará definitivamente la animadversión de la historiografía progre. Realizó un mural en homenaje a Santa Teresa y los mártires nacionales para el pabellón del Vaticano en la Exposición Universal de 1937. Y fue designado junto con Eugenio d'Ors para inventariar las obras del Museo del Prado expoliadas por el Frente Popular, y de iniciar las gestiones con el fin de  recuperarlas. A él se debe que regresaran de Francia la Dama de Elche y otras muchas obras. 

Parece ser que el régimen nazi  se interesó especialmente por el trabajo de Sert, a la búsqueda de un pintor que representara el ideario de Hitler, y que el embajador Stroher le propuso realizar una retrospectiva en el museo berlinés de Pérgamo para 1942, pero que no pudo llevarse a cabo por culpa de la situación bélica. 
El artista falleció en su Barcelona natal en 1945, pudiendo completar el último gran proyecto de su vida: la restauración de las pinturas de Vich, destrozadas por la barbarie terrorista de izquierdas en el 36. El tema inicial de la Iglesia triunfante fue modificado para expresar a través de la Pasión de Cristo el sufrimiento de toda la humanidad. No pudo llevar a cabo otro de sus proyectos, una restauración original para el Alcázar de Toledo.


Estudio para el Martirio de San Bartolomé
Y hasta aquí este "biopic" sobre José María Sert, un completo desconocido para muchos aficionados al arte españoles de hoy, incluidos los catalanes. Y no resulta extraño, porque por diversas sinrazones se trata de un artista "non grato" para la intelligentsia imperante. Pasamos a enumerarlas:

- En primer lugar, su estilo continuísta hasta cierto punto de tradición académica en algunos aspectos (pero rupturista en otros) estaba en las antípodas de las modas vanguardistas que la crítica convertirían más tarde en vacas sagradas y únicas luminarias para el "progreso artístico". Por eso su obra recibirá todos los epítetos que los mariachis de las vanguardia reservan a sus detractores: retrógrado, grandilocuente, kitsch, elitista, académico, literario, etc.

-A pesar de ser un introductor de elementos populares en su pintura, se le acusó de tener como principales clientes a los ricos burgueses y al clero, cosa por cierto bastante frecuente entre los artistas del pasado, sin que ello fuera en detrimento de su calidad. Se olvidan de que sus reverenciados Picasso, Matisse o Diego Rivera recibieron con gusto encargos semejantes, sin que ello empañase su aureola "revolucionaria". 


Mural para la Sociedad de Naciones. Una esvástica simboliza la solidaridad entre los pueblos.

-Ideológicamente siempre lo posicionan con el "fascismo", por su apoyo al bando nacional, cuando como vimos antes había colaborado con la república, y podría considerársele más bien afín un republicanismo moderado por su relación con Salvador de Madariaga, con cierto entronque tradicionalista. Su adhesión a Franco se debió a los desmanes y salvajadas protagonizados por los hooligans del Frente Popular, como ocurrió también con otros catalanes ilustres como Dalí o José Plá y la gran mayoría de la dúctil burguesía de Cataluña, algo que después han intentado ocultar. Que encima Sert, siendo catalán, abrazara la causa "españolista" resulta ya del todo imperdonable para la progresía: doble anatema, pues.

-Últimamente la intelectualidad progre ha puesto un empeño especial en resaltar un supuesto "homoerotismo" de Sert, que es una forma sutil de denigrarlo, pese a todo, ya que así se consigue ridiculizarlo y restarle simpatías entre aquellos que podrían admirarlo más. Porque en última instancia se trata de eso, de empañar su imagen sin tener en cuenta muchas veces el contexto estético de la época. Esa sombra de sospecha gay ha sido proyectada, con mayor o menor fundamento, sobre la mayoría de los artistas que desde los griegos y pasando por Miguel Ángel han representado el desnudo viril para expresar ideales heroicos, de gloria y de grandeza sobrehumana. No importa que Sert fuera, según las fuentes más fiables, en realidad bastante mujeriego , que representara también desnudos femeninos (pese a la censura franquista) y que al separarse de su esposa Misia, volviera a contraer nuevas nupcias con Roussadana Mdivani. Extraño proceder para un homoerotómano de pro.

-Pero sobre todo, no se perdona a Sert porque lo ocurrido con  sus murales de Vich pone en evidencia con toda su crudeza,  un capítulo vergonzoso de nuestra historia, del que fueron actores principales los alegres "revolucionarios", los "okupas" y "antisistema" de aquel entonces... y que algunos pretenden minimizar o que pase directamente al olvido.
Pero aquí está el blog de Dagga Ramba para recordárselo...


Aquelarre en las tinieblas
Una cosa era la propaganda...

Al hablar de la segunda república y la guerra civil, y su rosario de atrocidades perpetradas por los dos bandos, entramos a sabiendas en un terreno espinoso; pues aunque ya hayan pasado más de 80 años de aquello, el tema sigue levantando ampollas, las cicatrices se siguen abriendo de vez en cuando y se les aplica sal  a sabiendas, por motivos puramente ideológicos, y además se presta siempre a manipulaciones sectarias de todo tipo.
Vaya por delante que en este blog sólo nos interesa lo que representó aquel momento histórico para la conservación del patrimonio artístico e histórico español, y sólo nos mueve el deseo de alumbrar la verdad, aunque para ello haya que contradecir el discurso oficial y políticamente correcto con el que se nos adoctrina día sí y día también, desde la televisión en nuestros hogares, o en los libros de texto que se enseñan en las escuelas de nuestros hijos, etc, etc.
Tampoco tenemos especial interés en hacer propaganda a favor de la Iglesia católica española, que tal vez por el comportamiento poco ejemplar de muchos de sus representantes, en especial de sus jerarquías, y los contínuos chaqueteos a los que nos tiene acostumbrada, haya jugado un papel fundamental en el desencadenamiento de la saña anticlerical y sus funestas consecuencias.
Sólo nos importa lo que todo aquello significó de destrucción de obras de gran valor artístico e histórico, imputable en su mayor parte a uno de los dos bandos en liza, sin perder de vista que fue mucho peor el derramamiento de sangre inocente, del que fueron responsables ambas facciones por igual. También nos preocupa que cosas así puedan llegar a reproducirse otra vez, porque si bien durante mucho tiempo estos comportamientos se habían achacado al analfabetismo y a la miseria en la que vivía antes buena parte del pueblo español, hay que señalar que ciertas manifestaciones actuales de las generaciones más jóvenes de nuestro país no ofrecen un balance muy halagüeño en cuanto a educación y nivel intelectual se refiere. Y la gente ignorante, en todos los aspectos y en concreto de su pasado, resulta muy fácil de manipular. Véase la siguiente reseña que publicamos en su día en este blog:http://morenoruizignacio.blogspot.com.es/2015/02/asi-se-las-gastan-los-talibanes-de-por.html

...Y otra la cruda realidad
A lo largo del siglo XIX y principios del XX,  España asiste a brotes de anticlericalismo colaterales a las crisis y algaradas revolucionarias, y que van in crescendo en violencia e intensidad: en 1822, 1834, 1868...y vuelven a aparecer en la "semana trágica" de 1909, donde tanto se destacó el hermano Lerroux, en 1917... Se trata hasta entonces de una violencia "simbólica", limitada a la destrucción de imágenes y de templos, y que algunos han atribuido a un resentimiento atávico de algunos sectores de la población, con gran aporte de genética morisca-bereber, y que se remontaría a los tiempos de la reconquista. Siendo esta teoría racial y fatalista como para ser tenida en cuenta, no deja de ser menos cierto, como sostienen entre otros César Vidal, que esta violencia no fue espontánea ni casual, sino dirigida, instrumentalizada por ciertos círculos conspiratorios, empeñados en derrocar religiones y gobiernos para imponer sus utopías políticas y gnósticas.
De hecho hay un precedente con la invasión napoleónica, la cual introdujo con sus bayonetas las logias en España, de las matanzas de frailes y de esa saña destructiva  contra el arte religioso, la profanación de tumbas y el simple pillaje de tesoros culturales.


Estado en que quedó el san Juanito de Úbeda, obra de Miguel Ángel


Y con la infiltración de los "hijos de la viuda" en el liberalismo español y las fuerzas armadas (más que evidente con el pronunciamiento del hermano Riego en 1820 para sabotear el envío de tropas que sofocaran las revueltas hispanoamericanas, y con el Trienio Liberal) el fenómeno irá cobrando cada vez más fuerza.
Tras los liberales o "exaltados", recogerían la antorcha iconoclasta sus herederos anarquistas y socialistas (muchos de ellos francmasones también). Los de "la escuadra y el compás" verían el cielo (o el infierno, según se mire) abierto al sobrevenir la Segunda República, porque estaban sobrerepresentados en los nuevos cuadros dirigentes. Como prioridad del nuevo gobierno, por delante del problema agrario o territorial, estaba combatir a la Iglesia católica, señalada como principal culpable del subdesarrollo y de la ignorancia del pueblo, y de contubernio con la casta de los privilegiados. Para ello se orquestó una campaña propagandística feroz y sectaria que presentaba a todo el clero sin excepción como una chusma de parásitos, unas cucarachas que había que aplastar por el bien de la República.



En el Toledo de 1936


El nuevo régimen se estrenó con algunos destrozos importantes, realizados por un populacho desbordante de entusiasmo, que entonces se fijó como objetivo los símbolos de la extinta monarquía: como el derribo de la estatua ecuestre de Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid o la mutilación de las narices de todas las estatuas de los reyes que flanqueaban los jardines del Retiro. 
Pero muy pocos días después, en mayo de 1931, ardieron en Madrid y en otras localidades de Levante y Andalucía, no sólo los "conventos" e iglesias, sino también muchos colegios, archivos, bibliotecas y colecciones de arte de valor incalculable. Desaparecieron en esa orgía, pasto de las llamas, cuadros de Zurbarán, Van Dyck, Valdés Leal y Claudio Coello, entre otros.
Y es sabido que los incendiarios contaron con la complicidad y benevolencia del gobierno republicano, que se inhibió de intervenir en el asunto y les dejó hacer a sus anchas. No sólo eso; el hermano Azaña se justificó diciendo aquello de que "todos los conventos de Madrid no valen la vida de un repúblicano" (una forma de revelar quiénes eran los culpables) y que aquello "se trataba de un caso de justicia inmanente". Y el hermano Pedro Rico, alcalde de la capital, hasta les felicitó, aplaudiendo "la nobleza ingenua de vuestra exaltación".
Así, no es de extrañar que los destructores se sintieran cada vez más legitimados para salirse con la suya con toda impunidad. Incluso había entre los nuevos dirigentes de la Generalidad catalana personajes de la catadura de un hermano Luís Companys, que se había significado por la defensa de pistoleros en los tribunales.


Estado de santa María del Mar (Barcelona)  en octubre del 36



La sublevación roja del 34 representó un salto cualitativo, porque ahí se pasó de la violencia "simbólica" a la violencia asesina a secas, causando también no pocos destrozos en el arte religioso, sobre todo en Asturias donde se intentó volar la Cámara Santa de la catedral de Oviedo.
Pero la gran orgía satánica se desató con inusual frenesí cuando, tras arrebatar el poder de la República el Frente Popular, se sublevó una parte del Ejército en el 36. Antes de empezar la guerra civil, el bolchevizado PSOE del hermano Largo Caballero, la CNT, Esquerra Republicana y el PCE empezaron a constituir sus "milicias del pueblo" y el gobierno sus "tribunales populares" con el fin de intimidar y reprimir a la oposición. Los atropellos y detenciones arbitrarias se sucedieron, y la liquidación de la república, que pasaba por una "fase Kerensky", era ya una realidad.


El Cristo de el Greco del Hospital de Tavera

La persecución de los católicos en toda la España "republicana" revistió las características de una guerra de religiones, a la que luego respondería la Iglesia con la "cruzada". Y significó, además del exterminio de millares de sacerdotes, seminaristas, monjas y fieles, una auténtica catástrofe cultural, por la sádica destrucción de un altísimo número de iglesias (otras se "okuparon" para usos militares y civiles) y de tesoros artísticos y monumentales. Se quemaron o mutilaron miles de obras de arte, se destruyeron valiosísimos archivos y bibliotecas; se expoliaron tesoros enteros, como el de la catedral de Toledo. Algunas iglesias, como la de Alcoy, fueron derruidas piedra a piedra. Además, todo solía ir acompañado del siniestro ritual necrófilo, tan del gusto de las turbas "revolucionarias" de izquierdas, de profanar las tumbas (a ver si pillaban algo) y de esparcir los huesos de los difuntos con sarcasmo.


Iglesia de san Miguel el Alto (Toledo) en 1936


Al sentir cercano el asedio de Madrid por los nacionales, el gobierno huyó a refugiarse a Valencia, dejando  la capital a merced de la Junta de Defensa y los milicianos, armados y con licencia para barrer con todo lo que no les gustara; y empezaron las siniestras actividades del Comité Provincial de Instrucción Pública (las checas) del hermano Muñoz Martínez. Pero antes de emprender la fuga, el gobierno frentepopulista no quiso marcharse con las alforjas vacías y mandó requisar a punta de pistola todo el oro de las colecciones numismáticas del Museo Arqueológico Nacional y sus mejores tesoros, incluído el de los Quimbayas, para ponerlos bajo "su protección".
Cierto que los bombardeos "estratégicos" de los sublevados, que contaban con el apoyo de la Legión Cóndor y la aviación legionaria del Duce, no eran ninguna broma, y que además de ser mortíferos para la población civil, en Madrid y sobre todo en Barcelona, ocasionaron cuantiosos destrozos en el patrimonio monumental y un resultado desolador. El museo del Prado, la Biblioteca Nacional y la Academia de Bellas Artes de San Fernando se vieron afectados, aunque por fortuna los daños estructurales fueron escasos. Peor suerte corrió la Universidad de Alcalá de Henares y, por el otro bando, el Alcázar de Toledo, el cual pretendían volarlo por completo los "republicanos" con cinco toneladas de trilita. Tampoco los frentepopulistas fueron mancos a la hora de responder a los ataques con los moscas soviéticos, causando gran número de destrozos también.


Retrato del cardenal Talavera de El Greco




En ese contexto se lleva a efecto la famosa "operación rescate" de las colecciones artísticas del Museo del Prado y otras. La apologética frentepopulista, con su leyenda rosada, nos ha querido siempre convencer que se trató únicamente de protegerlas de los bombardeos nacionales. El caso es que el gobierno "republicano" encargó a una Junta central del tesoro artístico velar por la defensa del patrimonio nacional, y muchos de los que participaron de forma voluntaria y con riesgo de sus vidas en este "rescate" lo hicieron de buena fe. En principio, el gobierno había pactado con un Comité Internacional la expatriación de las obras de arte a la sede de la Sociedad de Naciones de Ginebra. Se cargaron en 71 camiones y se trasladaron clandestinamente a Valencia, en unas condiciones lamentables. Más tarde, hacia el final de la guerra y en plena ofensiva aérea de los sublevados, siguió el vía crucis hacia Perpiñán, estando el conjunto en grave peligro cuando la Legión Cóndor arrasó el Ampurdán. Razones no faltaron para cuestionar la conveniencia de aquella evacuación, por los riesgos que conllevó, y por haberse realizado de una manera improvisada. El subdirector del Museo del Prado de aquella época, Sánchez Cantón, pulverizó el argumento del hermano Negrín de que en Madrid no existía un lugar seguro para proteger estos tesoros, indicando que los sótanos del museo ofrecían espacio suficiente. Incluso se podían haber utilizado las cámaras acorazadas del banco de España, de 30 metros de profundidad y construidas con las técnicas más avanzadas del momento.



El vía crucis de las obras del Museo del Prado




Por eso Salvador de Madariaga dijo que "el tan cacareado salvamento de los cuadros del Museo del Prado, lejos de ser tal salvamento, fue uno de los mayores crímenes que contra la cultura española se hayan cometido jamás". Y hay autores, como Pío Moa, que sospechan que el destino que el gobierno del doctor Negrín le tenía reservado a las obras no era Ginebra, sino el mismo de los lingotes del Banco de España, en pago a Stalin por los servicios prestados a la causa del Frente Popular.
Afortunadamente, una vez acabada la guerra, el régimen de Franco exigió la devolución inmediata a España de todas las obras sacadas del país, cosa que se hizo gracias a las gestiones en las que participó, como ya hemos visto, José María Sert.
Creo que llega por ahora este repaso a la "memoria histórica", y que haya servido para reflexionar sobre  las tristes consecuencias que acarrea el fanatismo desenfrenado de algunos y la pusilanimidad de otros. E, insistimos, lo peor de todo son las víctimas inocentes, que siempre son las que sufren, las que pagan los platos rotos.



  Las imágenes que ilustran este artículo proceden de las siguientes fuentes:

-sobre la obra de José María Sert 

http://elcorreoweb.es/aladar/hazana-de-los-catalanes-en-oriente-FM1781421

http://elhurgador.blogspot.com.es/2015/12/aniversarios-ciii-diciembre-december-20.html

 https://www.pinterest.com/pin/104145810102779985/

 https://redespress.wordpress.com/2016/12/26/cuando-diego-rivera-le-dijo-no-al-millonario-rockefeller/

 http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/650384

 http://movimientoraigambre.blogspot.com.es/2014/09/jose-maria-sert-el-titan-que-pintaba.html



-sobre las salvajadas de la guerra civil

toledoolvidado.blogspot.com/2011/04/la-barbarie-anticlerical-en-la-guerra.html, del que he tomado prestadas las impresionantes fotografías de Pelayo Mas.

 http://www.religionenlibertad.com/madrugada-del-9-de-octubre-en-la-iglesia-de-la-asuncion-18161.htm

 https://www.visitaubedaybaeza.com/queverenubeda/el-san-juanito-de-miguel-angel-en-beda

 http://www.publico.es/politica/ocho-lugares-recorrer-defensa-madrid.html

Todas ellas han sido reproducidas sólo con fines puramente divulgativos, sin que nos mueva afán de lucro ni interés espúreo  alguno. Si el propietario de alguna imagen no está de acuerdo con su publicación, puede notificarlo al autor del blog para que la retire, si es necesario.


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