miércoles, 26 de junio de 2013




ARNO BREKER:

 EL MIGUEL ANGEL DEL TERCER REICH (2)

Detalle de "Der Sieger" (1939)

 

Detalle de "Los Camaradas" (1940)



"Arno Breker tiene la capacidad indiscutible de usar su sentimiento para el volumen y la forma de una manera insuperable en su representación de la figura humana. Al interés y la estima que Breker muestra por mi obra puedo corresponder con mi admiración por su trabajo. La glorificación de los hombres y de la creación de Breker puede haber sido objeto de críticas en nuestro tiempo, pero estas críticas no deberían ser lo corriente en los libros de historia." 
                                 (HENRY MOORE, 1979) 

"En su obra ensalzó al ser humano siguiendo la imagen de la creación y no un (simple) sistema político"
                                 (JOHN G. BODENSTEIN)

" Quemándose en una llama de inspiración, posee la imaginación fecunda y en él las formas parecen nacer sin esfuerzo, organizarse sin tortura alguna (...)  Tal es la estatuaria heroica de Breker (...)  y si esta es colosal, ello se debe al fin de no dirigirse solamente al individuo, sino a las masas"
                                   (CHARLES DESPIAU)


  "No hay más Dios que la Belleza y Arno Breker es su Profeta" 

                                 (SALVADOR DALÍ)


Hitler visita París en compañía de Speer y Breker (a la derecha). Estos últimos van de uniforme, aun siendo civiles.


 Los Años de Acero (1939-1945)

En junio de 1940 tiene lugar la ocupación de París por las tropas de la Wehrmacht, y pocos días después el Führer decide visitar la capital francesa para contemplar con sus propios ojos su arquitectura, que siempre le había fascinado. Además de a su arquitecto "oficial" Alber Speer, pidió al escultor Arno Breker que le acompañase, en calidad de cicerone, ya que este había residido en París varios años y era un buen conocedor de las maravillas y tesoros artísticos parisinos. Adof Hitler tenía en mente la idea de transformar las grandes capitales alemanas (Dresde, Leipzig, Munich, Nuremberg, Hamburgo) y refundar Berlín como "Germania", tomando como modelo las amplias avenidas realizadas en los tiempos del Barón Haussmann, durante el Segundo Imperio. Esto significaba seguramente la destrucción de barrios enteros de la época medieval, para crear un escenario urbanístico grandioso, apto para los desfiles del partido y del ejército, y que encaja con el afán megalómano del líder alemán, comparable al de algunos faraones del Antiguo Egipto. Pero sin duda también existían motivos de orden simbólico, ya que el nuevo urbanismo debía obedecer a la claridad de la espiritualidad solar, inspirada en la estética de la Roma pagana, frente al "oscurantismo" atribuido al pasado judeocristiano. 


"Combate entre serpientes" (1941)
"El despertar" (1942)

  Todo esto significó para Breker más encargos y la posibilidad de dar rienda suelta a su capacidad creadora, tarea  a la que se aplicó a fondo durante los años que duró el conflicto bélico. El régimen nazi le ofreció toda clase de cargos públicos y prevendas que Breker, discretamente, declinó conformándose sólo con la vicepresidencia de la Cámara del Reich para las Artes Visuales en 1941
Esta actitud renuente de Breker a desempeñar puestos de alta responsabilidad durante el Tercer Reich le sirvió posteriormente para no sufrir penas de cárcel, cuando fue juzgado tras la victoria de los Aliados en 1945. De todas formas, sí aceptó el castillo de Jäckelsbruch (donde emplazó sus estudios) que el Führer le regaló por su 40 cumpleaños.




"La Batalla"
"Tú y Yo" (1944)

Hitler le había encargado a Breker en persona que descubriese a aquellos artistas de talento que pudiesen servir a sus planes, con el propósito de hacerlos regresar del frente para incorporarlos al programa de protección oficial para los artistas. El propio Breker estaba eximido de servir en el Ejército, siendo considerado una especie de "tesoro nacional". Y el artista logró que otros discípulos suyos, como Bernard Heigiler, no tuviesen que servir en el Ejército durante la guerra. El Fúhrer, por lo visto, le confesó que no estaba satisfecho con el nivel que había alcanzado el arte alemán hasta ese momento, que le faltaba calidad, y confió en el olfato de Breker para procurar que esa situación cambiara.





"Los camaradas" (1944)


Cabeza de Guerrero Vencido

 


Durante la Guerra, el escultor abogó por la amistad franco-alemana, prestando ayuda a sus amigos artistas como Maillol y Derain, los cuales recibieron encargos del gobierno alemán, o dando la cara por Picasso cuando la Gestapo descubrió que el pintor español estaba transfiriendo dinero de manera ilegal a España y a la URSS. Incluso salvó la vida a Dina, la modelo de origen judio de su amigo Maillol, que además trabajaba para la Resistencia, evitando que fuera deportada.
Sorprende como, en plena guerra y con tan ingente cantidad de encargos, pudiese seguir manteniendo estrechos contactos con artistas e intelectuales alemanes y extranjeros ( Hans Corossa, Gerhart Haptmann, Wihelm Kempf, Alfred Cortot...)
En 1942 Breker realizó una gran exposición de su obra en LÓrangerie de París, que obtuvo un gran éxito de público, estimándose que recibió más de 80.000 visitantes. No está mal para la época (y para la nuestra, ya quisieran los artistas contemporáneos tener tanta aceptación) y no creo que la gente se acercara a la muestra obligados a punta de bayoneta. Ese mismo año la Editorial Flammarion publicó un libro sobre Breker escrito por su amigo y maestro el escultor francés Charles Despiau, quien hace un panegírico muy elogioso de la obra del escultor germano.




Richard Wagner, primera versión (1939)
Richard Wagner, 2ª versión (1980)


Uno de los asuntos por los que más se ha recriminado a Breker fue por el empleo de artistas prisioneros de guerra en sus talleres, sobre todo entre 1941 y 1942, aunque como ya dijimos el escultor no desempeñó cargo alguno que le hiciera responsable de esta toma de decisiones. No es un capítulo bonito, como casi ninguno de los que compusieron aquella guerra, pero me da la sensación que se exagera bastante al hablar de las condiciones en las que estaban estos prisioneros, sobre todo si las comparamos con la suerte que corrieron otros muchos en esa guerra, tanto de un bando como del otro. En total serían un centenar de competentes artesanos de Francia, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Yugoeslavia, Ucrania, Rumanía y Hungría, a los que el olfato de Breker había salvado de un destino peor.
Además, en los estudios de Breker existían las casas de invitados, donde los artistas extranjeros de los países amigos vivían y trabajaban junto a los alemanes (había franceses, de los Sudetes e incluso falangistas españoles). Alumnos de Breker fueron Bernard Heigiler y Gregor Kurk, a los que permitió hacer a escondidas arte abstracto en su taller, cosa que estaba prohibida en la Alemania nazi.



Cartel de Boccasile para la República Social Italiana



Sobreviviendo al Apocalipsis (1945-1991)
Ante el avance del Ejército Soviético, Breker se refugia en Baviera, y allí se entera del suicidio de Hitler. Los americanos al principio le tratan bien, pero luego se entera de lo que ha ocurrido con su obra: una parte había sido destruida durante los bombardeos aliados, eso era inevitable, pero aun sobrevivían la mayor parte de sus esculturas en los talleres de las afueras de Berlín. Seis meses después de acaba la guerra las fuerzas de ocupación americanas entraron en  ellos, y de forma deliberada procedieron a sacar  las esculturas al exterior, y luego a hacerlas añicos hasta transformalas en montones de escombros,  empleando bulldozers para esta "tarea". Se calcula que así se destruyó el 90% de su trabajo público;otra parte de sus esculturas desapareció en el mercado negro. Este proceder, propio de una horda de bárbaros (aunque obedeciendo instrucciones precisas) supuso para Breker lo peor que le puede suceder a un artista: ver destruida la labor de su vida entera.

Restos del taller de Breker tras la guerra. Al fondo  vemos "Apolo y Dafne" .

Luego se le sometió a un proceso de desnazificación, a interrogatorios constantes sobre Hitler y el nazismo, hasta que en 1948 fue uno de los pocos artistas juzgados por su colaboración con el régimen. De todos modos, no pudieron probar nada contra él, pesando además su papel de intercesor en los asuntos de Picasso y de Peter Suhrcamp, por lo que en vez de acusarle por "crímenes de guerra"(como a algunos le hubiese gustado), se le condenó a pagar una multa en calidad de "mitläufer" ("compañero de viaje" de los nazis). Además se le confiscaron todos sus bienes y propiedades.



Retrato de Aristide Maillol (1943)
Busto de Ferdinand Céline (1970)

 A partir de entonces siguió trabajando, pero oscuramente y sin recibir encargos oficiales, ni ser nunca  rehabilitado del todo. Perón y Franco le ofrecieron acogida y encargos, pero las autoridades de ocupación no se lo permitieron, ya que le prohibieron salir del país. Stalin, que admiraba su obra desde que tuvo conocimiento de ella en la Exposición Universal del 37, le invitó de nuevo a ir a vivir a Moscú en 1946. Esta vez los aliados sí le dejaban marchar, pero Breker declinó la oferta, afirmando: "una dictadura ha sido suficiente para mí".

En 1955 vuelve a trabajar, pero aplicando esta vez sus conocimientos de arquitectura, diseñando la sede para la compañía de seguros Gerling de Colonia. Seguirían otros edificios en Munich, Essen, Düsseldorf,etc.
En los años sesenta vuelve a dedicarse a los trabajos gráficos, realizando litografías estampadas por Fernand Mourlot en París.
Realiza también por esta época muchos bustos de personalidades destacadas de la vida alemana del momento (los nuevos ricos del "milagro económico" de los 50, el canciller Konrad Adenauer, Hans Heinrich Thysen-Bornemisza...). En otros retratos que hizo a sus amigos escritores y artistas, como los que presentamos aquí, podemos comprobar su poderoso talento y gran profundidad psicológica.


Retrato del poeta Ezra Pound (1969),otro represaliado por la usurocracia
Retrato de Salvador Dalí (1975)

Del extranjero le llegan de nuevo encargos oficiales, como la estatua ecuestre de Mohamed V de Marruecos. Pero en su país natal sigue estando "marcado". En 1974 su amigo Dalí le invita a la inauguración de su museo en Figueras, y al año siguiente realiza su retrato. En 1985 se crea, con gran polémica, el museo de Breker en el castillo de Nörvenich (entre Aachen y Colonia). Y la polémica continuará aún después del fallecimiento del artista en 1991, cada vez que se celebra una exposición de su obra, con manifestantes protestando con pancartas, e intelectuales en contra y a favor. Uno de los últimos episodios de este "culebrón" se produjo con motivo del Mundial de Fútbol de Alemania de 2006. En las inmediaciones del estadio donde se jugaba la final había algunas obras de Breker, que las autoridades decidieron tapar, para que no las vieran los hooligans, no se fueran a traumatizar los pobrecillos. Al enterarse de que aún quedaban esculturas de Breker en espacios públicos, hubo voces que exigieron su retirada e incluso su destrucción.


La atleta Ulrike Meyfarth posando para Breker



Sin duda, hay muchos aspectos del régimen nazi que merecen nuestro rechazo y nuestra condena. Pero eso no nos debe llevar a aplicar una lente maniquea para enjuiciar sin más todo un período histórico. Algunos fanáticos, llevados por un celo parecido al de los inquisidores, se empeñan en practicar "exorcismos históricos" para erradicar cualquier vestigio de una época a la que consideran algo así como "el reinado del Mal". Nos faltan muchas piezas para poder emitir juicios objetivos del pasado, incluso del más reciente, por la razón de que han sido a menudo suprimidas por los vencedores de las guerras, de todas las guerras, para poder luego reescribir la historia a su gusto. Arno Breker fue un gran artista, al margen de que abrazase o no una determinada ideología, y su obra es digna de reivindicarse desde un punto de vista estético. Soñó con que sus esculturas adornasen un día  los espacios públicos, como las de Miguel Angel, Fidias, Bernini y tantos otros, y el Tercer Reich le ofreció en bandeja esa posibilidad. ¿Qué escultor de talento se hubiese negado a hacer realidad sus sueños, aun a pesar del carácter más o menos inicuo de sus mecenas? ¿Era tan evidente entonces, como nos parece hoy, la maldad intrínseca del régimen nazi?  Tampoco eran modelos de santidad los Medici, los Borgia, Julio II, Ramsés,etc.; sin embargo, también fueron grandes protectores de las artes.

A todos aquellos interesados en conocer más sobre la vida y obra de Arno Breker, les remitimos al siguiente blog (en francés): http://arno.breker.free.fr/arno-breker_index.htm  muy completo, y que además tiene la virtud de no incurrir en las habituales mixtificaciones ideológicas de uno u otro signo.

 

 

 

 

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