lunes, 1 de julio de 2013



¿QUÉ ESCONDEN LOS SUPERHÉROES AMERICANOS?

Captain America (1941) por Jack Kirby

Mucho se ha especulado sobre los mensajes ocultos que pueda haber detrás de determinadas manifestaciones de la "cultura popular" (muchas veces sinónima de cultura de masas americanoide, atendiendo al origen de sus modelos, aunque estos se imiten ya en cualquier país del mundo). Gran controversia han generado en particular los superhéroes de los cómics, al igual que las producciones de Walt Disney.  Se ha hablado de la ideología imperialista que estos personajes destilan, de su nacionalismo a ultranza, de sus actitudes "fascistas",etc. Se les ha considerado un factor importante en la difusión del consumismo (a través del merchandising y toda clase de gadgets) y del modo de vida americano, y en el atontamiento de la juventud en general.  Pero también, desde una perspectiva  diferente, hay quienes han llegado a detectar "desviacionismos" en el comportamiento de estos superhombres de papel, mensajes sexuales camuflados como  creyó ver el psiquiatra Frederic Wertham.
Sin llegar tan lejos, siempre me han parecido  algo sospechosos estos tipos, con sus músculitos embutidos en sus mallas ajustadas, con esos complementos de fantasía, y esa turbia  mezcla de luchador de pressing catch y de bailarín de ballet ... Pero  conviene hacer un análisis más riguroso de semejante fenómeno, para descubrir como a veces las cosas más simplonas esconden mucho más de lo que parecen.


Del Golem a Superman

Vaya por delante que no pretendo amargarle la diversión a nadie, y que los freakes tienen todo el derecho del mundo a atracarse de todos los mangas, cómics de superhéroes, videojuegos y películas de Star Trek que quieran. Pero no está de más hacer un repaso al nacimiento de este género de los superhéroes, y descubrir a qué clase de ideología han estado sirviendo desde entonces.
En primer lugar, hagamos un recuento de las características comunes que reunen casi todos estos personajes: poseen superpoderes que los hacen invulnerables, su origen explicado en términos pseudocientíficos, suele ser mutante o extraterrestre  (o sea, "no son de este mundo") y acostumbran a llevar un uniforme distintivo que a menudo hace las veces de disfraz, porque los superhéroes suelen esconder una identidad secreta. Por ejemplo el miope, débil y torpón Clark Kent es la fachada tras la que se oculta Kal-El (Superman) , "un Salomón por su inteligencia, un Hércules por su fuerza, una Némesis para los malhechores".



"Nietzsche contra Superman" por José Quintero. El übermensch se parece al superhéroe tanto como un huevo a una castaña.


Aunque de un modo superficial pueda parecer que sus antecedentes se encuentran en la mitología y el folklore, lo cierto es que poco tienen que ver con Hércules, Sansón, Gilgamesh o Cuchulain, y sí mucho más con la ciencia-ficción y los "justicieros enmascarados" al estilo del Zorro o el Llanero Solitario, que se asomaban desde las páginas de las revistas "pulp", tan populares en los USA a comienzos del siglo XX (esto se ve muy claro en el caso de Batman o The Phantom). De hecho, era en esta clase de publicaciones donde Jerry Siegel quería colaborar cuando se le  ocurrió la idea de Superman. Lo que sucedió es que las historias de este forzudo del espacio hubieran parecido todavía más ridículas de haberse presentado en forma de relatos, y pensó que era mejor buscar un dibujante y dirigirse a las revistas de cómic o "comic-books". Y el resultado apareció en 1938 en "Action Comics" , una publicación de la Periodical Allied Publications (luego DC Comics) obteniendo un rápido éxito entre el público norteamericano.


Superman ajustándoles las cuentas a Hitler y a Tojo. Portada de julio de 1942

No es por casualidad que esta aparición se produjera poco antes de la Segunda Guerra Mundial, en el escenario de la Gran Depresión, cuando la administración Roosevelt estaba a punto de darle un gran impulso a la industria armamentística, en "previsión" del conflicto que ya se avecinaba. Tampoco es de extrañar que los autores, Siegel y Shuster, fuesen ambos de origen judio, lo mismo que su editor Max Gaines (o Ginzberg). No soy partidario de enjuiciar a nadie por su procedencia étnica, y es el caso que muchos dibujantes de comic norteamericanos son de ascendencia judía, como Will Eisner (autor de un buen número de apreciables historietas), Joe Kubert (no menos admirable) o Robert Crumb (qué quieren que les diga, no me coge por sorpresa) (1). Pero es pertinente anotar el dato aquí, cuando se trata de los cómics de superhéroes, porque llama la atención el gran número de autores pertenecientes al "Pueblo Elegido", y porque hay mucho de la mentalidad típicamente judia en estas historias. Además, si alguna leyenda tradicional ha podido ser la inspiradora de los superhéroes, esta es sin duda la del Golem, criatura mágica "fabricada" por el rabino Löw para proteger a los judios del ghetto de Praga. Superman aparece como un consuelo en épocas de depresión, y también de apuros para los hebreos en Mittleuropa, y cuando estalla la Segunda Guerra Mundial da rienda suelta a su vocación mesiánica de "salvador del Mundo entero" (como los propios Estados Unidos).

"El Golem" de Paul Wegener (1920)





La Cosa de los 4 Fantásticos, un homenaje al Golem


Recordemos que en este preciso momento la prensa norteamericana más influyente va pasando al control de magnates judíos como Adolph Ochs (quien compró el New York Times en 1896) o Eugene Meyer (hizo lo mismo con el Washington Post en 1933) y así hasta el día de hoy en el que esta tendencia no ha hecho otra cosa que incrementarse, incluyendo productoras de cine (Warner Bros, 20th Century Fox, la Metro...) canales de televisión (ABC, CBS, NBC...), etc. Además el lobby judio influye poderosamente en estos medios, decidiendo qué es noticia y qué no lo es, lo que se debe o no se debe publicar, a través de las políticas de publicidad selectivas. Lo vemos por ejemplo, en la actualidad, cuando se trata de crear una opinión pública favorable a los manejos del Estado de Israel en la cuestión del Oriente Medio.



Capitán América se estrenó de esta guisa (marzo1941)
"Buenos"y"malos"usan los mismos métodos

En aquel momento interesaba a este tipo de prensa azuzar al gobierno y al pueblo norteamericano para que entrase en conflicto con Alemania y con Japón cuanto antes, y utilizaron a Superman como un panfleto ideológico antes de que se declarase la guerra. Después sirvió también para vender bonos de guerra, y para este fin se empezó a proyectar una visión maniquea, del Bien contra el Mal, en la que se diabolizaba, denigraba y agredía a la imagen del Enemigo (a veces recurriendo al racismo más primario, en el caso de los japoneses). Conviene remarcar que si bien casi todos los personajes más populares del comic  americano (Tarzán, Flash Gordon) fueron "movilizados, Superman y el resto de los superhéroes fueron creados como mera propaganda belicista.


Aniquilando a la "chusma amarilla"
Los nipones también sufrieron la "justa ira"de los superhéroes

Toda una pléyade de imitadores de Superman irán apareciendo en los comic-books de la época, como Batman de Bob Kane (o Robert Kahn, también descendiente de judíos) un superhéroe oscuro y vengativo, en línea con el deseo de "revenge", tan característico de los americanos, y que ha servido tantas veces y tan eficazmente para involucrarsae en conflictos ajenos (recordemos el "Maine", Pearl Harbour o el 11S). O el "Captain America" de Joe Simon y Jack Kirby (lo adivinaron, ambos también hebreos, el segundo de nombre Jacob Kurtzberg, estos dibujantes ya empiezan a parecerse a sus personajes con su "identidad secreta"). Este supersoldado se enfrentará en repetidos episodios con su archienemigo, "Cráneo Rojo", que trabajará sucesivamente para los nazis y más tarde para los soviéticos. Y así muchos otros paladines que, en nombre de Norteamérica y del sionismo, estarán dispuestos a salvar a la Humanidad aunque sea a costa de ella misma.


El justiciero siempre llega a tiempo

Los yankees "movilizaron" a toda clase de seres sobrenaturales en su cruzada.

Aquí podemos comprobar a qué extremos de maniqueismo infantiloide podía llegar la propaganda de guerra americana, al mismo nivel rastrero, sin duda, que los carteles y caricaturas antisemitas que tanto se prodigaban en la Alemania nazi (y años después, en la URSS de Stalin). La fórmula se siguió empleando más tarde, cuando los comunistas sustituyeron a los nazis (con menos éxito) como la encarnación del Mal en el mundo. Pero el "demonio nazi" siguió dando muchos dividendos, tanto en la industria del comic como en la del celuloide,  y lo sigue haciendo hasta el día de hoy (que se lo pregunten si no a Steven Spielberg).


"Fighting American" (1954) contra el peligro marxista
"Captain Marvel"versus el Triturador Rojo






"Capitán América" contra el Electrón comunista
"Iron Man" contra Ivan Kragoff



La "Edad de Oro" de los superhéroes

Pasados los vientos de la guerra mundial, los superhéroes entraron en una relativa decadencia (la causa bélica para la que fueron creados ya había terminado) de la que les sacó años después otro avispado descendiente de emigrantes judios, el guionista Stanley Martin Lieber, más conocido como Stan Lee. Al igual que Bob Kane, Stan Lee se las compuso para hacerse con los derechos de propiedad de sus personajes, aún cuando muchas veces ambos delegaran el trabajo de escribir y dibujar en un equipo de colaboradores. Como responsable de la editorial Marvel , resucitó el género creando una nueva generación de personajes y llamando a colaborar con él a "viejas glorias" como Jack Kirby, el "Rey". Este se encargó de dibujar las series de los 4 Fantásticos (1961), Hulk y Thor (1962), X-Men (1963) y otra vez al Capitán América (1964).
Los tiempos habían cambiado, y aunque la fórmula del "malo nazi" aún se siguió utilizando (recurrente encarnación del Mal, a la que se puede culpar de toda clase de fechorías pasadas, presentes y futuras) el nuevo contexto de la Guerra Fría y de la consolidación de los USA como superpotencia hegemónica, llevó a que se modificaran los planteamientos. Había nuevos "malos", desde luego, que se encontraban detrás del "telón de acero", pero sobre todo desde la era Kennedy, Norteamérica presumía de cierta superioridad moral frente a la URSS o China, de respetar más los Derechos Humanos y de cumplir con más convicción las resoluciones de las Naciones Unidas, UNESCO, etc. En el "mundo libre" había, presuntamente, más libertad de expresión y cierta ideología de tendencia "demócrata" (incluso izquierdista al estilo Harvard) se fue abriendo paso cada vez más  en los comics Marvel, frente al caracter más "conservador" y "republicano" de los personajes de la DC.




Portada de "The Invaders".Pervivencia del ogro nazi

 Poderoso Thor se enfrenta a los rojos (diciembre 1962)


Stan Lee quiso situar a sus superhéroes en contextos reales (New York, en lugar de ciudades inventadas como Metrópolis o Gotham City) y dejó que irrumpieran en las historias problemas de la vida cotidiana. Al igual que los Estados Unidos, que en cada una de sus intervenciones militares solicitaba la colaboración de sus aliados de la OTAN, y el paraguas justificativo de la ONU, los nuevos superhéroes se organizarán en ligas de justicieros o "vigilantes" (X-Men, 4 Fantásticos). Ahora los personajes como Spiderman (1962) vivirán abrumados por la responsabilidad derivada del uso de sus superpoderes (lo mismo que el tío Sam con el uso de la energía atómica, aunque no sin antes haberla probado en Hiroshima y Nagasaki). Los superhéroes se vuelven más concretos y "realistas", con sus dudas existenciales y su vulnerabilidad, mientras el Mal se vuelve más abstracto: por ejemplo, el Doctor Muerte, que es un compendio de todos los enemigos posibles del "mundo libre". Y temas de la agenda de la UNESCO como el antirracismo, la preocupación por el medio ambiente, el feminismo, el rechazo al militarismo y a los totalitarismos, etc. van haciendo acto de presencia poco a poco en estos cómics, aunque todavía sin demasiada convicción.
Hay que reconocer que Stan Lee fue un innovador, que supo conectar con el público de los  adolescentes de los años 60 , creando personajes con los que se podían identificar. A la vez fue un hábil negociante que salvó de la crisis a la industria del cómic, aplicando fórmulas como las historias largas que empezaban en un número y continuaban en el siguiente. O la invención de un universo común para todos sus superhéroes, visitándose unos a otros en sus publicaciones y moviéndose a escala cósmica y a través de los tiempos. Los superhéroes Marvel llegaron a hacerse muy populares y a convertirse en iconos de la "cultura" pop.
Además supo darse cuenta de la conveniencia de diversificar sus publicaciones, y la posibilidad de captar a un público más adulto, apostando por la línea que representaba "Conan", por ejemplo, del todo ajena en su espíritu (por fortuna) al universo de los superhéroes Marvel. Pero esa es otra historia.



La prensa y los superhéroes: una larga relación

"Silver Surfer", el centinela de la Galaxia


Lo que resulta más infumable en Stan Lee, como guionista, es su inclinación  por la grandilocuencia y a darle un tono metafísico, demasiado pretencioso a veces, a algunos de sus relatos. Tal vez le seducía la idea de implantar una nueva mitología que sustituyera ángeles, santos y demonios por superhéroes y supervillanos, y así asegurarse la continuidad del negocio, a base de exprimir al público de devotos consumidores de cómics.  Por ejemplo, el personaje del Poderoso Thor, que se mueve en un escenario a mitad de camino entre el Walhalla y Star Trek, ya de por sí bastante ridículo, nos sale a cada paso con discursitos rimbombantes y pseudofilosóficos de lo más pestilentes.
 Y donde llega a rizar el rizo es en las aventuras de Silver Surfer (1966), un ente alienigena que circula por el espacio montado en una tabla de surf, y que fue concebido como una especie de Profeta o Mesías del espacio, un superhéroe ultra sensible y lleno de angustia  por la incomprensión y violencia inherente a la especie humana. Silver Surfer o Estela Plateada (como se le conoció en España) vendría a ser un reflejo de la espiritualidad hippy de los 60. Tras sacrificarse como un mártir por su planeta Zenn-La,  llega a la Tierra como heraldo de una especie de Jehová iracundo (Galactus, el devorador de mundos) para luego tomar partido a favor de la Humanidad, lo que le condena al permanente exilio en la salvaje Tierra. El superhéroe marca la nueva tendencia que se irá abriendo camino en esta clase de historietas,  con su talante cada vez más gimoteante y llorón. Sólo se salvan los excelentes dibujos de John Buscema (parece increíble que dibujantes tan buenos se pusieran al servicio de historietas tan insulsas, y en este caso tan diferentes a las que luego encarnaría el personaje de Conan). Por cierto, otro mérito que hay que reconocerle a Stan Lee es el haber reclutado a un equipo de grandes dibujantes, algunos de ellos italoamericanos (los hermanos Buscema, John Romita), que elevaron mucho  la calidad gráfica de sus publicaciones, imprimiendo más realismo en sus historias y un estilo más dramático.
Volviendo a Silver Surfer y similares, no debe sorprendernos que, a pesar de las apariencias, la naturaleza de los superhéroes no siempre se corresponda con la de un varón de una sola pieza, un "macho alfa". Ya existían dudas sobre las relaciones que mantenían Batman y Robin, o entre Capitán América y su pupilo Bucky Barnes (sustituido más tarde por el afroamericano El Halcón). Pero los nuevos superhéroes Marvel van mostrando más a menudo su vulnerabilidad y sus debilidades humanas, hasta el punto de que recientemente hemos podido asistir a la boda gay entre dos personajes de la serie X-Men, decididos a "salir del armario".http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/05/120524_xmen_primera_boda_gay_marvel_comics_jr.shtml
Como se puede ver, sigue vigente el propósito de apoyar desde estos cómics la agenda de la ONU-Unesco, tan sensible a las reivindicaciones de estos colectivos.


Superhéroes (o supervillanos) de última generación

Cuando la fórmula Marvel empezó a dar señales de agotamiento en los 70, surgieron autores "alternativos" como O´Neil y Neal Adams que, profundizando en el "realismo" iniciado por Stan Lee, decidieron dar más importancia a los problemas sociales en sus cómics. Así, en "Green Lantern" aparecen alusiones  a la Guerra del Vietnam en clave progresista, las drogas, los conflictos raciales y generacionales, etc. Pero el experimento no tuvo demasiado éxito entre un público acostumbrado a otra clase de productos.
Años más tarde aparecería la novela gráfica (más bien culebrón gráfico) de Alan Moore "Watchmen" donde el autor analiza y "deconstruye" el mundo de los superhéroes desde una perspectiva presuntamente de izquierdas. Uno de los personajes de la saga, Rorschach, está directamente inspirado a su vez en otro personaje, Mr. A, creado por Steve Ditko (el primer dibujante de Spiderman) allá por 1967.


Página inicial de Mr.A, de Steve Ditko


 Este era una especie de anti-superhéroe (al menos en el sentido de lo que se estilaba hasta aquel entonces) que pretendía divulgar las ideas pseudofilosóficas de la "profetisa" Ayn Rand (en realidad se llamaba Alissa Zinovievna Rosembaun, una judia de origen ruso y exiliada a los Estados Unidos tras el triunfo de la revolución bolchevique). Esta escritora, que gozó de cierta fama con su novela "El Manatial", interpretada en el cine en 1946 por Gary Cooper en el papel del protagonista (un arquitecto moderno que encarna el ideal del héroe americano, individualista y tozudo), fundó más tarde un sistema de pensamiento al que se llamó el "objetivismo". Defendía esta señora con fanatismo los principios del liberalismo más extremo (como algunos tertulianos de Intereconomía): reducción del Estado y las políticas sociales a su mínima expresión, individualismo y capitalismo a tutiplén, la necesidad del egoísmo, y la eliminación de cualquier tentación que implique altruismo o compasión por el prójimo. Uno de sus célebres eslóganes, "A es A", además de hacer patente el "realismo" de raíz positivista de la autora, también servía para manifestar que, según ella,  en la defensa del individualismo no cabían medias tintas ("o blanco o negro"), no se podía exigir ningún sacrificio a nadie por el bien común, ni siquiera ceder en el bus el asiento a una ancianita.  Con los años el círculo de Ayn Rand fue derivando en una especie de secta de fanáticos, poderosa e influyente, y sus ideas sirven actualmente de justificación moral para mantener el poder de los "hombres de negocios" yankees. Discípulos suyos son Alan Greenspan (jefe de la Reserva Federal, protagonista de los  recientes desaguisados finanacieros que sacuden al planeta), Nathaniel Branden (un reputado psicoterapeuta, autor de libros de "autoayuda")) y Sandor Lavey (fundador de la Iglesia de Satán, que tanta influencia ha tenido entre músicos y artistas de Yankilandia).


"La Rebelión de Atlas" (1956) de Ayn Rand, la musa de Steve Ditko

Aunque aplicada al pie de la letra la doctrina "objetivista" resulta muy sosa e inadecuada para desarrollar historias de ficción, Steve Ditko se aplicó a fondo en su propósito de difundirlas a través de sus comics: Spiderman, The Question y sobre todo Mr. A. Al programa de adoctrinamiento comiquero del converso Ditko le faltó sutileza, pecó de demasiado evidente, y a la mayoría de sus lectores se les atragantó el sermoneo constante del personaje, por ser demasiado" filosófico". Pero más tarde y de forma más sibilina esta forma de pensamiento se ha ido introduciendo en los cómics, especialmente en los de superhéroes, al igual que en otros productos de la "cultura de masas". A partir de los 80 empezaron a prodigarse personajes cada vez más oscuros, más violentos, más egoístas, que vuelven a moverse únicamente por deseos de venganza, en lugar de por puro altruismo. Así tenemos "El regreso del señor oscuro" (1986) de Frank Miller, quien retoma el "mito" de Batman, retrotrayéndolo a sus fuentes originales, como expresión de la "revenge" característica de yanquis y judios. Este polémico autor, al que cabría calificar de "libertario" a la americana (es decir, partidario de la libertad de creencias, pero también de la libertad de mercado y para portar armas, etc) ha vuelto a estar en el candelero por su obra "Holly Terror", inspirada por el atentado del 11-s , del que el dibujante fue testigo de excepción.


"Terror Sagrado", lo último de Frank Miller

Ahora que Estados Unidos se ha estado moviendo con un cinismo brutal, durante la era Bush, en su política neo-colonialista en Oriente Medio (y ya veremos qué ocurre al final con la crisis de Siria) los superhéroes americanos han encontrado un nuevo enemigo a su medida: el terrorismo de Al -Qaeda.
Desde el mundo de los autores de comic judíos también nos llega su réplica a esta amenaza islamista (tan nebulosa e indescifrable como la propia naturaleza de los   superhéroes). Ahí tenemos al Capitán Israel de Arlen Shumer, dispuesto a atacar a todos aquellos que cuestionen los designios del Pueblo Elegido.  Además de los sempiternos nazis, en su lista negra figuran los palestinos, Mahmud Ahmadinejad, y su antagonista número uno, el supervillano Foreskin Man (El Hombre Prepucio).
Vemos pues como se cierra el círculo, con esta vuelta a los orígenes golémicos y cabalísticos de un género que, en el momento actual, conoce un impresionante revival, favorecido sobre todo por la todopoderosa industria de Hollywood. Los superhéroes sórdidos y tétricos, transitando por escenarios catastróficos y preapocalípticos (al estilo de Daredevil, Hellboy, etc) son con mucho los que más abundan en el comic americano actual, y los que acaparan el favor del público adolescente y friki. Hay una sintonía evidente con la ideología que siempre nos quisieron vender, de salvadores de la Humanidad (aunque su aspecto ahora no sea el inmaculado de Superman, sino más bien desagradable y despiadado). Son la encarnación del sistema perfecto, sionista y americano, el único capaz de salvar al mundo de la amenaza del Mal Supremo. ¿Así de sencillas estan las cosas? ¿O blanco o negro? Como el Golem, los superhéroes fueron creados para servir y proteger al gueto. Su poder puede convertirse con facilidad en una fuerza destructiva y fatal, de consecuencias imprevisibles. Pero recordemos que son sólo criaturas "virtuales", de papel o celuloide,  que como la del rabino Loew, que estaba hecha de arcilla, se desintegran con mucha facilidad.


Viñeta de "Captain Israel" de Arlen Schumer

Notas:
(1) En realidad, Robert Crumb procede de una familia católica y conservadora, pese a que algunas fuentes lo identifican como judío (o filojudío), tal vez por la atmósfera enrarecida de sus "comix" y el carácter freudiano que revisten sus obsesiones, y por haber tratado temas relacionados con la cultura judaica (Kafka, el Génesis) o haber dibujado algunos guiones del hebreo Harvey Pekar para la serie "American Splendor". De todas formas, Crumb ha sido acusado de antisemita por algunas de sus tiras cómicas ("When the goddam jews take over America" http://www.heretical.com/miscella/rcjoa.html ) aunque algunos apuntan a todo lo contrario, que se trata de una parodia sugerida por su ex-esposa judía Aline. Cierto revuelo en los medios ortodoxos ha tenido su adaptación del Génesis, tachada de irreverente, y más aun sus declaraciones de que "Dios es un patriarca viejo, judío y cabreado"... pero tal postura podría suscribirla cualquier judío americano medio (estilo Woody Allen), de tendencias más bien descreídas y cosmopolitas.








2 comentarios:

  1. interesante post...tambièn en el tebeo español hay pintoresquismos de sobra para pergeñar teorias a tutiplén....

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    1. Gracias por sugerir otras apasionantes líneas de investigación.Aunque la moda de los superhéroes llegó tarde a nuestro país, su influencia se dejó notar desde el minuto cero,a pesar del control ideológico al que supuestamente sometía el franquismo a los tebeos. Roberto Alcázar y Pedrín venían a ser una versión casposa de Batman y Robin, El Guerrero del Antifaz le debe mucho a los superhéroes enmascarados y Purk, el hombre de piedra,tiene la apariencia ambigua que caracteriza a muchos de estos personajes...El estilo americano entró a saco con Víctor Mora,sus guiones siguen una línea ideológica parecida a la de Marvel.Trueno,Jabato y el Corsario (todos cortados por el mismo patrón) y sus colegas actúan al modo de ONGs,repartiendo por el mundo buen rollito y democracia...Por cierto, la identificación de los superhéroes con el Golem me la sugirió la lectura de"Hamramr", comic de temática bizarra y granguiñolesca del autor español contemporáneo Mike Ratera

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