jueves, 13 de junio de 2013

ARNO BREKER:

 EL MIGUEL ANGEL DEL TERCER REICH (1)

 

Detalle de "La Fuerza" (Bereitschaft, 1939)



"Caminábamos desde hacía un instante por sus negras calles, emocionados de encontrarnos en la ciudad de los Médicis, de bordear unas paredes con recuerdos de Dante. de repente, al desembocar en una plaza tenebrosa, recibimos un choque: ¡tallado en mármol lunar, el David se encontraba ante nosotros! (...) 
Permanecí allí como herido por un rayo. Lo que me trastornaba hasta este punto, no era únicamente el genio de Miguel Angel; lo había experimentado mejor bajo las bóvedas de la Capilla Sixtina y todavía lo iba a sentir más en la capilla de los Médicis. Era como una llamada mística, como una orden.
Sí, esa noche comprendí que había acabado de trabajar para el comercio y la gente rica, de esculpir objetos realizados para pasar banalmente de mano en mano, de trabajar para celosos coleccionistas y que mi vocación sería, costase lo que costase, trabajar para el arte, para las plazas públicas, para el pueblo, para todo el mundo."
                                                                              ARNO BREKER


"Breker ha establecido modelos en el arte para la eternidad"
                                                                              MARTIN HEIDEGGER


 
Arno Breker en los años 30

"El Guerrero Vencido" (1938)





No  busquen su nombre en los manuales de Historia del Arte, porque no lo van a encontrar. Ni siquiera Gombrich, tan amante del arte figurativo, lo menciona en su libro. Y no estamos hablando de un artista mediocre o carente de interés. Arno Breker fue un escultor al que le acompañó la infamia, por el mero hecho de haber sido favorecido por uno de los personajes más satanizados de la Historia: Adolf Hitler. Pero ¿quién contemplando su obra, al margen del contexto de una ideología en concreto, podrá negar que nos encontramos ante un artista excepcional, tal vez uno de los genios más importantes del pasado siglo, un creador que se mantuvo con criterio firme al margen de  modas y  vanguardias, hoy en día ya periclitadas? Algunos de sus detractores han llegado a negarle la categoría de "artista", pero queda de manifiesto que se trata de una falacia basada en una visión ideologizada del arte. No pudieron perdonarle por "haber contribuido a la gloria en lo artístico del nacional-socialismo", porque nada bueno podía haber salido de los vencidos en la  Segunda Guerra Mundial. Al terminar el conflicto, la mayor parte de su obra fue destruida o robada. Es curioso que se nos diga tantas veces que los nazis quemaban libros, arrasaban o robaban obras de arte, y se ensañaban contra la cultura, cuando los aliados también hicieron lo propio (de eso sí que no se habla).

Obras de Breker en algún patio de Alemania durante la guerra fría.

Otro motivo por el que Breker ha sido silenciado, difamado o estigmatizado, es porque se teme que su arte siendo conocido por la gente, pudiera gozar del favor del público actual mucho más que la basura que normalmente subvencionan nuestros politicuchos, empresaruelos, etc. Porque se reconoce implícitamente que su arte es bueno, poderoso, bello en contraste con el que se impuso a partir de 1945 (¿Es posible el arte después de Auschwitz?) Siempre criterios ideológicos para juzgar a un artista, pero que no se aplican en otros casos, pensemos en Picasso, Diego Rivera, Shostakovich y tantos otros que se comprometieron con regímenes tanto o más criminales y que, al no perder ninguna guerra, pudieron seguir su siniestra trayectoria durante mucho más tiempo.
La búsqueda de Breker fue la de una belleza duradera e indiscutible, y la mayoría de sus esculturas reflejan la voluntad de crear una obra fuera del tiempo, arquetípica, más que la plasmación de una ideología política en particular o un arte al servicio de la propaganda, como sí sucedió con otros artistas del III Reich o del Realismo Soviético. Pero sus enemigos se empeñan en ver en sus esculturas la imagen de la super-raza nórdica que tanto detestan, y piden que se desguacen las pocas que quedan en pie (Ralph Giordano dixit). Menos mal que están los testimonios favorables a Breker  de grandes artistas como Henry Moore, Salvador Dalí, Jean Cocteau, Charles Despiau, Ernst Fuchs, Pablo Picasso ...
Vamos a dedicar un par de entradas a hacer un recorrido biográfico sobre este artista y, de paso, a demontar algunas de las difamaciones que contra él y su obra se han ido vertiendo.


Cabeza de Joven Gitano (1929)


Primeros pasos y etapa parisina (1900-1934)

Arno Breker nació en Elberfeld (Alemania) en 1900 y era hijo de un artista de la piedra, que tuvo que sacrificar su vocación para mantener a su familia. Durante su adolescencia simultaneó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Elberfeld con el trabajo en el negocio de su padre. Más tarde, en 1920, ingresó en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, donde permaneció cinco años aprendiendo de Hubertus Netzer y Wilhem Kreis

Autorretrato (1918)



"Mujer joven"(1922)



El ambiente que se respiraba en Alemania tras la Gran Guerra era desfavorable para las Academias de Bellas Artes, ya que se echaba la culpa del belicismo a la cultura "burguesa", y había una corriente de opinión que exigía su cierre. A Breker le disgustaba esa situación, e intentó tender puentes entre los clasicistas y los vanguardistas, entre los que se encontraba Otto Dix (amigo suyo, al que hizo un retrato, y que había sido acusado de "pornografía" en 1923). Breker distaba mucho en aquella época de ser un clasicista, hablaba de "conciliar a Hildenbrand y Rodin" y realizó algunas esculturas "abstractas" para  la Sala de exposiciones de la Academia (confiscadas curiosamente en 1937 por los nazis, que las consideraron entartete kunst, "arte degenerado"). 

Retrato de Otto Dix (1926) por Breker
"Kniende" (1930)





Cada vez más distanciado de la Academia, visitó en  la Bauhaus de Weimar a Gropius y a Klee, pero sus "experimentos" no le parecieron cosa seria. Como él mismo decía: "Con una forma abstracta puedo hacer miles (...) Pero eso es simplemente un ejercicio formal, no puede ser la meta del arte". De todas formas, Lieberman le puso en contacto con el arquitecto Mies van der Rohe, para cuyos edificios realizó varios relieves, como el de "la Pietá".



"Aurora"(Museo de Arte de Düsseldorf, 1925)

"Alfred Flechtheim" por Otto Dix (1926)
"Cabeza de Joven gitano" (1929)



 Así que en 1927 decide marchar a París, cuando la capital francesa vive una época de gran eclosión artística,  para estudiar de cerca la obra de su admirado Rodin. A la Academia sólo va para trabajar con las modelos, pasando la mayor parte del tiempo en su estudio de la Puerta de Orleans. Allí entablará amistad con muchos artistas, Despiau, Cocteau, Maillol, Derain, Vlaminck,etc. y conoce a la modelo de origen griego Demetra Messala, que se convertirá en su esposa en 1937. Su obra empieza a interesar a marchantes como Alfred Flechtheim, que le consigue importantes encargos como el "San Mateo",  obra muy influida por Rodin, pero donde se descubre un intento de marcar las diferencias en la construcción del cuerpo y la disposición de las telas.Tambien conocerá a otro poderoso marchante judio, Kahnweiler, el distribuidor de Picasso.


 
"San Mateo" (1927)
"Heinrich Heine" (1930)







Expone con éxito en el Salón de Otoño y en el de las Tullerías, dejando impresionado al mismísimo Picasso.
Pese a todo, Breker no está satisfecho del todo con lo que hace, y en 1931 viaja a Italia para estudiar arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de Roma. Puede conocer las monumentales realizaciones del Nuevo Estado fascista, pero lo decisivo sucedió en una visita a Florencia, cuando al contemplar el David de Miguel Angel tiene una revelación de lo que será su destino a partir de entonces: crear una escultura realista y armoniosa, partiendo "casi de cero", inspirada en la Naturaleza y en los griegos.


Regreso a la "Nueva Alemania" (1934-1939)

En 1934 sus amigos le convencen para que vuelva a Alemania, donde es posible que reciba encargos oficiales, y se instala en Berlín ; pero no es un regreso fácil ya que los encargos tardan en llegar y mientras tanto es atacado por la prensa nazi que lo tacha de "afrancesado" y la toma con su mujer, calificándola de "judía". En algún momento se le pasa por la cabeza retornar a París, pero las nuevas leyes francesas contra los extranjeros se lo impiden.
Cuando se celebran las Olimpiadas de 1936 se convoca un concurso y le conceden la medalla de plata, ya que la de oro la tenía reservada el Führer para un escultor italiano, por aquello de la amistad germano-italiana. Es entonces que Breker tiene un primer encuentro con Hitler, no del todo cordial, porque el Führer tenía una idea equivocada de su trabajo: lo juzgaba "anacrónico" y una mera copia de los modelos griegos. Se le encargan para el estadio olímpico tres estatuas: Zehnkämpfer (el atleta de decatlón), Dionysos y Die Siegerin (La Victoriosa).


Cartel de las Olimpiadas de Berlín
Zehnkämpfer (1936)







Es  al año siguiente que decide hacerse miembro del partido nazi, y su suerte empieza a cambiar. Ya por lo pronto cesan los ataques furibundos en la prensa.Es nombrado profesor de la Escuela de Bellas Artes de Berlín y  Josef Goebbels le pide una estatua de Prometeo para el Ministerio de Educación y Propaganda. Luego viajará a Varsovia donde supervisará una exhibición de escultores alemanes y allí será recibido por el embajador von Moltke. Poco a poco se va sobreponiendo a las intrigas políticas de otros artistas envidiosos, que impedían que pudiese acometer encargos de una cierta categoría. De esa misma época es el grandioso "Ícaro" que realizó para la Academia de la Fuerza Aérea de Dresde, que pudo contemplar en el estudio del artista el aviador Lindberg, extrañado porque el escultor no había incluido su caída. Con una amable sonrisa, Breker le replicó mientras escanciaba un par de vasos de vino: "Es que Mi Ícaro no se cae".

"Prometeo"(1935)

"Cabeza de Prometeo"



La obra de Breker es exhibida en el pabellón alemán durante la Exposición Universal de París de 1937. El dictador soviético Josef Stalin la admira e intenta convencer al escultor, a través de Molotov, para que realice un conjunto de cinco colosales estatuas para la Plaza Roja. La oferta era tentadora, pero el curso de los acontecimientos bélicos impidió que el proyecto se llevara a cabo.
En 1938, una llamada telefónica de Albert Speer, el arquitecto favorito de Hitler, será decisiva . Le ofrece participar en las obras de la Cancillería del Reich, realizando sus esculturas. Esculpe dos relieves de mármol: "El Luchador" (Kampfer) y "El Genio", para el vestíbulo abovedado.  Para la entrada principal del edificio crea dos figuras ("El Portador de la Antorcha" y "El Portador de la Espada") que causan la admiración del Führer. Este se convence de la sintonía entre el artista y la nueva política cultural que quiere promover en Alemania, y lo presentará como una alternativa a Die Brücke y a lo que él llama el "arte degenerado". Arno Breker pasa a ser el escultor predilecto de Hitler, por delante del hasta entonces indiscutido Joseph Thorak, e inicia en ese momento su etapa más fructífera.

El Portador de la Antorcha y El Portador de la Espada (1939)

También para la Cancillería, en concreto para la rotonda, realizará un conjunto de cinco estatuas, dos de atletas masculinos y tres femeninas: Gracia, Eos y Psyché.  Numerosos son los bustos que realizó para las personalidades del III Reich, incluyendo al propio Führer. Este lo designó como escultor oficial del Estado y dijo de él que era "el mejor escultor de nuestro tiempo".



Hitler admirando las estatuas creadas por Breker para la Cancillería
"Psyché"(1941)



Comenzó entonces a trabajar para los grandes proyectos de remodelación de la capital del Tercer Reich ("Germania"), esculpiendo gran cantidad de obras para las plazas y avenidas, como por ejemplo el Apolo de bronce  erguido sobre el carro del sol,  para la fuente de la encrucijada del Eje, con una base de 126 metros de diámetro. Después vendrán los relieves del friso de granito para el Gran Arco del Triunfo, que había diseñado el propio  Hitler cuando fue herido durante la Primera Guerra Mundial, con 24 relieves de más de 20 metros de altura y una extensión de 240 metros. La enorme composición debería haber integrado en total unas 50 figuras y 18 caballos, aunque a Breker sólo le dió tiempo a acabar la mitad, entre las que están el Camarada, Sacrificio, el Portador de la Antorcha, el Vengador, el Guardián, las Represalias,etc. Algunos lo han considerado el conjunto escultórico de Europa más ambicioso después de las metopas del Partenón.
   
 
"La partida de los guerreros" .Friso para el Soldatenhalle, basado en el Altar de Pérgamo.


 Cada vez se le encargan más estatuas y bajorrelieves, en general para las obras del arquitecto Albert Speer, pero también para otros como Wihelm Kreis. Sus proyectos requerían figuras de grandes dimensiones, por eso Breker necesitó de cientos de colaboradores que trabajaran con él en los grandes talleres instalados en el barrio de Jäckelbruch, al norte de Berlín. Otro arquitecto que solicitó su colaboración fue Werner March, para el acondicionamiento de los suelos de la Convención del Reich, en Nuremberg. Realiza las figuras del "Profeta" y "la Buena Disposición" para una de las tribunas en el Zeppelinfeld.



 
"El hombre activo"


"La Fuerza" (1939)

En 1939, a las puertas del conflicto más sanguinario del siglo XX, Breker recibe la Medalla de Bellas Artes de Berlín y se va de viaje de estudios al sur de Italia y Sicilia, en compañía de Speer, Thorak y Kreis. Allí se quedan fascinados con las ruinas de los templos de la Magna Grecia, como el de Agrigento, y sueñan con aspirar su energía creadora. En concreto, Breker se quedó prendado en Milazzo, no lejos del "castillo español", de la encantadora silueta de una joven siciliana, cuyo recuerdo imborrable le acompañó para el resto de su vida.

Además de poderosos atletas, Breker representó también en muchas ocasiones, y con gran acierto, los encantos de Venus (mal que les pese a los homo-erotómanos que tanto pululan en la actualidad)


La mayoría de las obras de arte que aparecen en este post fueron destruidas al término de la Segunda Guerra Mundial, con el propósito de que nunca llegáramos a saber de su existencia. Por fortuna, aun conservamos fotografías de la época que nos permiten documentarnos sobre los logros artísticos alcanzados por Arno Breker.

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