domingo, 3 de septiembre de 2023

LA ESPAÑA MÁGICA DE LORD DUNSANY


Ilustración de Sidney Sime para "Don Rodriguez"


"Imagina una dulce y sombría tarde de verano en España, cuando el brillante lustre de las hojas da paso a colores más sobrios, y el cielo es cálido y misterioso como la música al oeste, y amenaza tormenta al este. Imagina que ha pasado el maravilloso cenit de la Edad de Oro, y que ésta se encamina ya  a su crepúsculo." (Comienzo de "El crepúsculo de la magia")
En este esperpento de país en el que nos han y nos hemos convertido, y al que algunos se empeñan en seguir llamando "España",  las cortinas de humo y las serpientes del verano mantienen a un pueblo bastardeado y embrutecido, sumergido hasta el cogote en un cenagoso limbo, mientras en los despachos de los globalistas entes que nos son ajenos van decidiendo cada vez más nuestro destino. Aquí ya sólo se habla de las tetas de Amaral, del chef descuartizador de Tailandia o del "caso Rubiales", pendientes de si acabará o no inmolado este individuo a la diosa Kali del feminismo patrio, y convertida su  brillante y pelona cabeza en un balón  para que jueguen con él un amistoso las furcias mediáticas con las furcias políticas.
Cuesta reconocer en este pueblo español al otrora temido por todos, respetado por muchos  y odiado por algunos, forjador de Imperios y protagonista de tantas gestas heroicas, que ahora sólo sirven para alimentar la demagogia facilona y patriotera de algunos politiquillos. Hasta tal punto lo ha hecho degenerar este régimen socialdemócrata del que participan todas las "fuerzas vivas", que apenas podemos creer que tenga algún parentesco genético con aquellos ilustres antepasados. Baste recordar el lamentable comportamiento de la masa borreguil en acontecimientos no tan lejanos, como aquellos que acaecieron en el 2020, y el triste papelón que desempeñaron en aquellas circunstancias la mayoría de las fuerzas sociales y políticas, incluidas esas que tanto les gusta hablar de "patria" y de "soberanía"...


Retrato de Lord Dunsany, por Serge Ivanoff


En fin, y como diría el autor que ahora nos ocupa, a veces "no creo que haya mucho sentido en este mundo", así que corramos un tupido velo sobre la mediocre actualidad carpetovetónica para viajar un poco al mundo de lo fantástico, a una España imaginada y onírica, cual fue la que soñó en su día el genial escritor irlandés Lord Dunsany. Un autor que continúa siendo incomprensiblemente muy poco conocido en nuestro país, ya que la mayoría de su obra no ha sido aún traducida al idioma castellano. Existe sin embargo, y merece ser comentado, una temprana traducción  de los "Cuentos de un soñador", una recopilación de sus relatos fantásticos que publicó allá por 1910 y que fue editada en España por la "Revista de Occidente" de Don José Ortega y Gasset en 1924. Esta misma traducción fue la que utilizaría más tarde  Alianza Editorial en el año 1987, cuando alguien por fin volvió a acordarse de Dunsany por estas latitudes, y parece que hay que atribuírsela al poeta, dramaturgo y folklorista irlandés Padraic Colum, otra figura clave del Celtic Revival.

Padraic Colum, primer traductor de Dunsany al español


A diferencia de Jan Potocki, Lord Dunsany nunca viajó por España aunque sí tuvo una oportunidad de vislumbrarla en 1899, cuando estuvo en Gibraltar sirviendo en un batallón del ejército británico, antes de embarcarse rumbo hacia Sudáfrica para combatir en la guerra de los bóers. Parece que para él fue preferible  no cruzar la frontera para no llevarse una decepción, ya que en su mente ya tenía formada una imagen idealizada de España y los españoles, que no quería ver empañada de ninguna manera si la contrastaba con la realidad. Hay que entender que la obra literaria de Dunsany huye de forma intencionada de todo realismo y se nutre de un universo imaginario, situándose o bien en espacios que no existen más que en la fantasía del autor, tales como Pegana o el País del Yann que están "en el borde del mundo", o en lugares reales y para él exóticos como en España, pero que él transformaba a su gusto para servir de marco a sus fabulaciones. En su autobiografía "Patches of the sunlight" llegó a escribir sobre ese episodio se su juventud: "Vi lo suficiente de Ansalusia (sic) como para tener un paisaje en mi mente, cuando más tarde me puse a escribir una novela, si novela es la palabra adecuada".

A parte de alguna presencia tangencial en el ciclo que escribió de aventuras del capitán Shard, como "La historia de mar y tierra", los dos relatos principales de Dunsany que tienen como escenario nuestro país son dos novelas muy emparentadas entre sí: "Don Rodriguez: Chronicles of Shadow Valley" (1922) traducida al español con el título de "Don Rodrigo: Crónicas del Valle de la Sombra"; y "The charwoman¨s shadow" (1926) cuya traducción literal sería algo así como "La sombra de la fámula", pero que aquí se conoce con el sugestivo título de "El crepúsculo de la magia", tal vez para evocar entre nosotros el título del libro del poeta W.B. Yeats, buen amigo por cierto de Dunsany ,  "El crepúsculo celta".


Si bien la España histórica y real apenas está presente en ambos relatos, sí que hay multitud de referencias a la literatura hispánica, desde los cantares de gesta, el Poema del Mío Cid, los libros de caballerías, la novela picaresca del siglo de Oro, y sobre todo "El Quijote", al que homenajea constantemente a lo largo de sus páginas.
En el caso de "Don Rodrigo", estamos ante un caballero andante del medioevo español o más bien de lo que Dunsany entiende como la Edad de Oro. Es un personaje que alguien ha llegado a comparar con una mezcla de Don Quijote y Perceval, hijo primogénito del Señor de los Valles de Argüento Harez en Andalucía, y que huye de la paz y va en busca de guerras para cumplir  los deseos paternos y ganar la gloria y la propiedad de un ansiado castillo. Su única posesión, además de una mandolina, será la vieja espada de sus antepasados. Le acompaña en su viaje hacia el norte un criado llamado Morano, de gran parecido con Sancho Panza, y que recorre los caminos junto a su amo con una sartén colgada a su espalda. Lo conoce en una extraña venta, "El Caballero y el Dragón", donde tiene lugar un terrorífico episodio,  muy parecido al que narra Joseph Conrad en "La posada de las dos brujas". Es una novela llena de aventuras y muy entretenida, repleta de duelos, emboscadas y batallas, y hasta viajes por el espacio, y transida a menudo de un sentido del humor también muy cervantino. En sus andanzas Don Rodrigo también se las verá con seres sobrenaturales y se entrevistará con un misterioso catedrático de magia de la Universidad de Zaragoza. Y tendrá por último que atravesar una ominosa y enigmática comarca, conocida como el Valle de la Sombra (un lugar tan salvaje e inexplorado como el mítico valle de Las Batuecas) donde habitan unos misteriosos arqueros verdes y un Rey al que todos temen.


Ilustración de Gervasio Gallardo para "El crepúsculo de la magia"


El protagonista de "El crepúsculo de la magia" es el joven hidalgo sin fortuna Ramón Alonso Matías- Marcos-Lucas-Juan de la Torre y el Bosque Rocoso (llamado Ramón Alonso para abreviar) . Vive en Aragona (?), en  las postrimerías de la Edad de Oro de España, nombre éste que para Dunsany estaba plagado de ensoñaciones exóticas, como puede verse. Es un mozo algo ingenuo que entra a trabajar como aprendiz de un brujo y alquimista, para que le enseñe el Arte de fabricar oro. Este Maestro  tiene su morada en las entrañas de un misterioso bosque, en cuya descripción se recrea con delectación la pluma del escritor irlandés. Allí conocerá Ramón Alonso el terrible destino de Anémona, la anciana criada del Mago, la cual evita el trato con el resto de los mortales porque carece de sombra. Ramón Alonso descubre que ella perdió su sombra debido a que hizo un imprudente pacto con el brujo; y este será el desencadenante de la serie de peripecias que a partir de  entonces le sucederán al joven protagonista. Aquí se pueden  reconocer ya algunos símbolos arquetípicos como el del mago, el bosque, la sombra, etc.  además de algunas referencias literarias, como la de la novela "La maravillosa historia de Peter Schlemihl o El hombre que perdió su sombra" de Adelbert von Chamisso.
La lectura de la obra de Dunsany, y especialmente de estas dos novelas, es una experiencia que recomiendo a todo aquel que no lo conozca. Cuando menos, le servirá para escapar  del tétrico presente de lo woke y lo posmoderno, cuando este se nos eche encima con su insoportable pesadez.



Cubierta de Llorenç Martí




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