LA ENÉSIMA TOMADURA DE PELO
Vender esculturas de aire es, desde luego, una colosal estafa, una tomadura de pelo. Una más de las que nos tiene acostumbrado el mercado del mal llamado "arte contemporáneo". Recordemos al fulano aquel italiano que metía sus propios excrementos en latas de conserva, y los vendía luego a precio de oro con el rótulo de "mierda de artista". O aquel otro mengano (también italiano, curiosamente, ¿dónde han quedado ya los Donatello, Da Vinci o Miguel Angel de otros tiempos?) que pegó un plátano a la pared de una sala de exposiciones con un trozo de cinta adhesiva para crear su obra maestra.
Dicen que el arte es el reflejo de la sociedad y la época en que ha sido creado, y lo cierto es que si lo miramos desde este punto de vista, el supuesto "arte contemporáneo" (que tiene de falso hasta el nombre) está en consonancia con otras manifestaciones de nuestro tiempo, que consisten en falsear la realidad y burlarse de los pobres pringadillos que ocupan la base de la pirámide social.
Pienso sobre todo en el caso que me toca más de cerca, y en los pobres expañolitos, que se enteran ahora, gracias al tribunal prostitucional ese, que les tomaron el pelo hace un año con el famoso confinamiento ilegal, pero que siguen haciendo el primo llevando puesto el bozal y dejándose pinchar las banderillas, una tras otra, dos, tres, las que sean, hasta llegar a la puntilla final.
Son los mismos mentecatos que todavía esperan cobrar algún día un erte, el ingreso mínimo vital o las pensiones, confiando en un gobierno de inútiles encabezados por un psicópata narcisista de mucho cuidado, marioneta de la mafia globalista.
Los mismos que ven como cierran cada día sus negocios, mientras ven como se recibe a cuerpo de rey a todos los ilegales que nos llegan del continente africano. Y desde el otro rincón de la platea, la misma cara de lelos se les habrá quedado a aquellos "patriotas constitucionalistas", forofos del Borbón que han visto como Su Majestad Felpudo VI, el hijo del mataelefantes corrupto, firmaba los indultos para dejar en la calle a los nois del procés. Pero ni aún así despertarán. Porque seguirán creyendo que esta "democracia" es el mejor de los sistemas posibles, aunque nos haya quitado todos los derechos y libertades reales.
Una sociedad aborregada, enferma, zombificada por la televisión, que retransmite en vivo y en directo la quinta trola... Aquí cualquier ilusionista contemporáneo de esos nos vende una réplica invisible del Acueducto de Segovia, y fijo que se la compramos y tiramos el viejo.
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