¡¡¡ EXPULSEMOS A LOS BUITRES DEL SAGRADO TEMPLO DEL ARTE!!!
Jesús expulsando a los mercaderes del Templo, de Valentín de Bolougne |
A principios del siglo XX se puso en circulación la consigna de que el arte debía ser "funcional". En estos tiempos tan mezquinos que vivimos, una de las principales utilidades que se ha encontrado al arte es la de servir para blanquear el dinero sucio, procedente de los chanchullos de los políticos, del narcotráfico, la trata de blancas o el tráfico ilegal de órganos. Puede que muchos piensen que en este blog nos empeñamos en ver el actual mundo del arte como un repulsivo estercolero, pero de nada serviría cerrar los ojos ante esta triste realidad. Ya va siendo hora de poner las cosas en su sitio y de hablar de estas cosas sin tapujos ni pelos en la lengua...
Ahora que tocan elecciones, es un buen momento para recordar lo que ha dado de sí esta larga etapa de nuestra historia que algún día se estudiará en las escuelas como el periodo corrupto. Sobre todo desde que en el tardofelipismo empezaron a destaparse los malolientes casos de corrupción que todos conocemos, y en los que se han llevado la palma los dos principales partidos, los putrefactos PP y PSOE, la descompuesta Convergencia i Unió, e incluso ya se van apuntando algunas inquietantes maneras en el seno de los llamados "partidos emergentes".
El mundo de las bellas artes, al igual que el de la política, la empresa, la banca, el deporte, el clero, la universidad, el periodismo, la judicatura, etc (¿se salva alguien a estas alturas?) hiede a corrupción que apesta. En este país y en otros muchos del extranjero, donde el capitalismo financiero contamina todo lo que toca, qué se le va a hacer; pero aquí se está haciendo notar mucho más desde hace algunas décadas. La antigua picaresca celtibérica no ha tardado en adaptarse estupendamente al ciberespacio multimedia y a la economía mundial globalizada, de tal forma que da la impresión de que aquí, desde el Rey hasta el pequeño Nicolás, anda todo el mundo bastante pringado. Sirva de ejemplo el de la SGAE (caso Saga), que afecta a nuestros artistas del cante,la farándula y el espectáculo, tan acostumbrados al pesebrismo político y a las dádivas de los poderosos (clan de la ceja) y que tiene como último protagonista al mismísimo Ramoncín (¡quién lo diría, alguien tan íntegro y de tanta solvencia intelectual como el ex-rey del pollo frito!).
Expulsión de los mercaderes del Templo, por Cecco del Caravaggio |
Pero centrémonos en el mundillo de las "bellas"(?) "artes"(???!), que es el que ahora más nos interesa. Aquí también las matan callando. Según dijo en 2012 el departamento de Estado de los USA, a España le ha cabido el dudoso "honor"de ser la mejor "lavandería" de Europa de dinero negro. En muchas de esas tramas para blanquear dinero sucio que salpican los noticiarios carpetovetónicos un día sí y otro también, se ve a menudo cómo sus protagonistas se han servido de manera preferente de la inversión en obras de arte. Eso se debe a que las obras de arte son objetos de lujo de gran valor y difíciles de tasar, sobre todo si se trata de "obras de arte contemporáneo", con muy poco bagaje en el mercado y mucha tomadura de pelo, añadimos nosotros. Los tratos de compraventa de marchantes y galeristas suelen establecerse de forma directa, por lo que resultan bastante opacos y difíciles de controlar por las autoridades o el fisco.
Por ejemplo, tenemos la presunta implicación en el caso Malaya de algunos marchantes de arte al servicio del cabecilla de la trama, Juan Antonio Roca (ese señor que decoraba su WC con cuadros de Joan Miró) que, como muchos otros, se pasaron por el arco del triunfo la Normativa de Prevención de Blanqueo, que en teoría están obligadas a cumplir las personas que comercian con arte en este país.
"Los dos prestamistas" (c. 1540) de Marinus Van Reymerswaele |
También en la red Púnica andaban supuestamente metidas en el ajo (o al menos han sido investigadas por la UCO de la Guardia Civil) galerías de arte, como la MS de Madrid, que se sospecha se utilizaron para blanquear la pasta trincada por Paco Granados y otros tertulianos televisivos.
En el caso Gürtel se empleó presuntamente otro "truco" por parte de Luish Bárcenash y señora, consistente en sacar a subasta obras de arte que se vendían ficticiamente por un valor muy superior al estimado en el mercado, utilizando para ello algún intermediario que pujaba,y al que luego se le pagaba una comisión. Así la señora de Bárcenash, que figura a los efectos como una sencilla ama de casa, pudo supuestamente ingresar en su cuenta bancaria hasta 560 mil euros en billetes de 500.
En la operación Emperador el principal encausado, el presunto mafioso y escurridizo chino Gao Ping, sucumbió a una repentina pasión por el arte que le llevó a gastar enormes sumas de dinero en la adquisición de arte contemporáneo, e incluso a abrir dos galerías, una en Madrid (la Gao Magee) y otra en la China (el centro de arte Iberia-Beiging, el primer centro privado de arte español en China).
¿Hace falta seguir? Queda clara la connivencia entre el podrido mundo del arte de hoy y las corruptelas de empresarios y políticos, que han adornado nuestra historia más reciente. La codicia y la corrupción no dependen por desgracia del color político, y seguirán formando parte de la naturaleza humana como lo son de la naturaleza del buitre. Pero de lo que no cabe duda alguna es que hay modelos de sociedad, como la nuestra, que las favorecen y alimentan. Aquí veneramos al becerro de oro, glorificamos el afán insaciable de beneficios rápidos y seguimos practicando de la manera más despreciable y compulsiva el yihadismo consumista, al estilo Black Friday, mientras muchos compatriotas nuestros lo están pasando mal y no tienen ni un techo donde cobijarse este invierno.
¿Tendremos algún día un gobierno valiente que se atreva a intervenir el mercado del arte, para regularlo de una vez por todas, y evitar esta clase de turbios negocios? ¿Algún poder público osará acabar definitivamente con la burbuja especulativa que supone el llamado "arte contemporáneo"?
Lo dudo mucho, al menos a corto plazo. Más bien se dedicarán, como hasta ahora, a promoverlo de la manera más irresponsable, mediante subvenciones e inaugurando más y más museos de "arte contemporáneo". Contribuyendo así a degradar la palabra arte, como ha venido haciendo el capitalismo rapaz y financiero, para poner el arte (como muchas otras cosas) al servicio de sus mezquinos intereses.
Jesús y los cambiadores de dinero (2006) por Boris Olshansky |
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