lunes, 30 de junio de 2014

SI YO TUVIERA UNA ESCOBA...


La "valiosísima obra de arte", salvajemente agredida

La noticia saltó a los medios en 2011 y sucedió en el Museo Ostwald de Dortmund (Alemania). Es decir,  no es que sea muy novedosa , pero merece la pena comentarla aquí por ser bastante ilustrativa y por si hay alguno que a estas alturas no se haya enterado de qué va. Una señora de la limpieza, cumpliendo con escrupulosa probidad germánica  la tarea que tenía asignada, se acercó al armatoste ese que aparece en la foto y viendo lo que parecían a todas luces unas manchas de cal sobre una superficie de corcho en el suelo, procedió a fregar con energía hasta dejar la cosa como una patena.
Cual no sería su sorpresa cuando se enteró esta buena mujer que lo que había tomado por un andamio dejado ahí por algún obrero descuidado era en realidad una costosísima obra de arte contemporáneo. Nada menos que "Wenn es anfängt durch die Decke zu tropen" (algo así como "Cuando empieza a gotear el techo") realizada en 1987 por el "insigne" -muy conocido en su casa a la hora del almuerzo- Martin Kippenberg (1953-1997). La pieza, valorada en unos 800.000 euros del ala, había sido prestada por un coleccionista privado para una exposición. Al enterarse de la "catástrofe", los expertos en restauración del museo llegaron a la conclusión de que el mal causado por la acción de esa "bárbara e inculta operaria" iba a ser irreparable. No tardó el portavoz del museo, Dagmar Papajewski, en cargar contra la infractora, poniendo en duda la capacitación del personal de la limpieza (haciendo gala de un clasismo impresentable), y realizando declaraciones del siguiente tenor:
“Limpió en profundidad todos los bordes del recipiente. Es terrible. El personal de limpieza, no puede tocar las obras de arte. Y ya ni le digo limpiarlas. Tienen incluso prohibido acercarse a ellas a una distancia de menos de 20 centímetros”. 
 O sea, que según el tal lechuguino se había perpetrado un brutal atentado contra el arte y la cultura, y (de modo implícito) esa buena trabajadora tendría que pagar por ello y ser sancionada...A esta clase de necedades estamos llegado con el arte contemporáneo. En la imagen sólo aparecen un montón de tablas mal clavadas y peor pintarrajeadas, eso es lo que puede ver cualquier persona normal  y con la mente bien amueblada. Los coleccionistas, "curadores", catedráticos y demás patulea tal vez vean otra cosa, el "nuevo traje del emperador" del cuento de Andersen, probablemente.
 Dagga Ramba está decidido a contratar a esa valerosa berufstätige frauen para formar un eficaz servicio de limpieza que deje bien aseados e impolutos todos los museos de arte contemporánea!

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