martes, 24 de junio de 2014

ALGO SOBRE ALIX,  EL VIAJERO DEL MUNDO ANTIGUO

 

Recuerdo haber hojeado por primera vez  un álbum de Alix habiendo cumplido apenas los diez años, estando de visita en casa de unos familiares de Barcelona, y que me quedé absolutamente fascinado con aquella historieta. Era un ejemplar de "La Tumba Etrusca" editada por la ya desaparecida Oikos- Tau y estaba traducido, creo que al catalán.  Algún tiempo después, pude hacerme con otro fantástico volumen ("La Garra Negra") también publicado por Oikos-Tau, esta vez en castellano. Luego conseguí algún que otro ejemplar de los editados (de forma bastante incompleta) en España por Norma Editorial, hace ya algunos años, y que hoy están descatalogados. Con Alix me ha sucedido algo curioso, pues he tenido que "leerlo" en diversos idiomas (francés, portugués), por la dificultad de encontrarlo traducido al castellano... Parece mentira el escaso interés que han mostrado los editores de cómics de nuestro país por un personaje que en absoluto está desprovisto de valores, y mercería una mayor atención. Muchos en Europa hemos aprendido a amar la historia y el arte antiguo através de sus páginas. Menos mal que últimamente la labor de NetCom2 intenta llenar ese vacío.



Jacques Martin fue un dibujante francés nacido en 1921 en Estrasburgo y fallecido en 2010, que desde niño tuvo tres grandes pasiones: el arte clásico , la historia y los cómics. Trasladado a Bélgica, simultaneó sus estudios de Ingeniería con los de artes y oficios, aunque su auténtica vocación era la de convertirse en autor de cómics.

 Tras la segunda guerra mundial colabora con Hergé, asimilando el estilo del maestro conocido como la “línea clara” (gran precisión en el dibujo  y en la recreación de los escenarios, y  menos importancia del sombreado)  y empieza a publicar sus propias historietas en la revista “Tintín”, siendo la primera de ellas “Alix, el intrépido” (1948). Luego seguirían otros personajes , como Lefranc (ambientado en el mundo contemporáneo), Jhen (en la Edad media) o Keos (en el Egipto de los faraones).
Pero Alix será su creación más importante. Sobre este personaje, su autor declaró: “Alix es el fruto de mi amor por Grecia y por la Antigüedad”. Sus aventuras configurarían una saga que llegó a convertirse en una de los mejores cómics de ambientación histórica realizados jamás en Europa, alcanzando gran favor entre el público y la estima de los especialistas, por el gran rigor y fidelidad  en la  reconstrucción de una época.

 
Viñetas de "Alix el intrépido" (1948)
 El protagonista es Alix, un joven galo adoptado por un patricio romano, que vive una serie de aventuras en los tiempos de Julio César, acompañado por un amigo egipcio llamado Enak. Su antagonista en las primeras historias será el astuto griego Arbacés. En el transcurso de sus viajes por el mundo conocido de entonces, establecerá contacto con diversas culturas y civilizaciones: Egipto, Grecia, Asia Menor e incluso la India y China. 

Viñeta de la Isla Maldita (1952)


Las historias tienen casi siempre una sólida base argumental, huyendo de los tópicos al uso y del simple maniqueísmo que enfrenta a los “buenos” con los “malos”. La civilización romana, en sus aspectos benéficos, está vista  con admiración, pero también aparecen sus sombras. Vemos desfilar por sus páginas algunos personajes históricos como César, Pompeyo, el joven Octavio, Vercingétorix, Espartaco, etc. 
El grafismo, en los comienzos algo tosco, fue mejorando a medida que se sucedían los álbumes, habiendo un punto de inflexión en 1958 con “La Tiara de Oribal que daría lugar a sus  mejores historias, tanto por el argumento como por sus soberbios dibujos. Estas son:
Viñetas de "La Garra Negra" (1959)

-“La Garra Negra” (1959): En la que la persecución de una secta cartaginesa nos llevará al  corazón del continente africano.
-“Las legiones perdidas” (1965): La espada de Vercingétorix se convertirá en el símbolo que utilice Pompeyo para sublevar la Galia contra César.
-“El último espartano”(1967): Tras un naufragio en aguas del Egeo, Alix descubre un bastión  donde resisten los últimos griegos que,  comandados por Alcidas, sueñan con expulsar al invasor romano.

Alix y Enak en "Las legiones perdidas" (1963)


-“La Tumba Etrusca”(1968): Durante la guerra civil que enfrentó a César contra Pompeyo, unos sacrificios humanos ponen sobre la pista de una conspiración que quiere restaurar la monarquía.
-“El Dios Salvaje”(1970): En una ciudad de la costa africana, una enigmática estatua del dios Apolo es desenterrada. A partir de ahí tienen lugar una serie de seísmos y otros extraños sucesos...
 
Viñetas de "El Dios Salvaje" (1970)


Otros dibujantes han continuado el trabajo de Jacques Martin cuando este decidió jubilarse (sus antiguos colaboradores Raphael Morales, de origen español,  Marco Venanzi, Marc Jailloux, etc) pero, a pesar de ser  buenos profesionales todos ellos, se echa en falta el toque del maestro. 
Aunque los gustos del público hayan cambiado, y hoy se llevan más las truculencias de un Frank Miller (300) o de un  Jean Dufaux (Murena), los cómics de Alix no han perdido su vigencia y representan otro modo de acercarse al pasado grecorromano, un mundo en el que toda clase de aventuras eran posibles.
Como curiosidad decir que en 1959 Goscinny y Uderzo idearon la primera historieta de Astérix el galo, como un homenaje y una parodia del personaje de Jacques Martin (Astorix es el nombre del padre galo de Alix). Por ejemplo, en lugar de un protagonista adolescente, se nos presenta un hombre de mediana edad, bajito y con bigote, en vez de Enak le acompaña su inseparable Obélix, los romanos son contínuamente ridiculizados... Hay que tener en cuenta que "Pilote" era la revista rival de "Tintín", ambas se disputaban al público de comic de lengua francesa en aquella época. Después el nuevo personaje ganaría en matices e independencia para dar lugar a la serie cómica que todos conocemos, siendo Astérix también un gran viajero como Alix, aunque al contrario de este último los tópicos y la intención satírica sean el ingrediente principal de sus historias. La invasión romana de la Galia era una forma en clave de aludir a la ocupación nazi durante la segunda guerra mundial, y Astérix sirvió, como muchas otras obras de ficción de la época, para ensalzar el recuerdo de la resistance, y de paso lavar la imagen del pueblo francés, tan proclive al colaboracionismo.

Los irreductibles galos, en una imagen más actual

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