lunes, 5 de mayo de 2025


V.I.T.R.I.O.L., EL ARTISTA MALDITO E INCONFORMISTA

"Dresden"(1979-1980)
            

 Josep Antoni Martí Teixidor (nacido en Barcelona en 1930) ha firmado sus obras con el acrónimo alquímico de V.I.T.R.I.O.L. Al parecer su interés por el esoterismo le viene de familia, ya que su madre había convertido su domicilio en un punto de encuentro del ambiente ocultista barcelonés de la posguerra. Durante su longeva vida ha alternado su trabajo como orfebre con su pasión por la pintura y la escritura. "La Annunziata a la Virgen María", su primera obra pictórica importante, la acometió en 1950. Por aquellos años se inscribe en el Cercle de Sant Lluc y en el FAD, y en 1955 recibe el Primer Premio del Concurso de Artes Plásticas Wagnerianas, otorgado por el consulado de la República Federal Alemana, por su pintura "Parsifal y Kundry".
En los ambientes wagnerianos entablará amistad con el arquitecto Jose Manuel Infiesta, amigo de Jorge Mota (el fundador de CEDADE) y gran defensor del arte figurativo frente al antiarte contemporáneo. El pintor no será ajeno a esa corriente cultural europeísta, más pro-catalana que pro-española, y posicionada muy contracorriente durante el tardofranquismo y durante las primeras décadas de la mal llamada "democracia". Por desgracia, algunos de sus componentes se dejaron arrastrar por la deriva del procés durante los últimos tiempos, apoyando sin ambages el secesionismo sorosiano.
En la Llotja estudió procedimientos técnicos como la pintura al fresco, junto con Carlos Mensa. Algo después, en 1960, se traslada a vivir a París con su primera esposa, y allí vivirá y trabajará hasta su regreso a Barcelona en 1967.
Su estilo de pintura será siempre figurativo, decantándose por el tenebrismo, el "realismo mágico" y lo erótico, y recordando a veces por su carácter moral y su acidez crítica a la Nueva Objetividad alemana de los años 20 y 30 de la pasada centuria. En su Manifiesto de la Pintura Posterminal aboga por la defensa de una Pintura Figurativa, Adulta y Responsable frente a la despersonalización, el encanallamiento, humillación, la desaparición y, por último, la muerte del arte.

De la serie dedicada al Barça


En sus cuadros, muy impregnados de simbolismo,  recurre a menudo al apropiacionismo, es decir a las "citas" de obras célebres de la historia del arte, que aparecen casi siempre con un sentido crítico e incluso  mordaz y satírico. Él ha concebido siempre la pintura como una medicina (y a veces como un purgante) para el alma.
En 1973 realiza su exposición "La guerra dels onze dies", donde satiriza la pintura oficial, y en particular el arte abstracto, el minimalismo y el arte povera. Muy polémico fue el retrato que hizo de Antonio Tàpies, la vaca sagrada del informalismo en España, como una especie de Madonna que extiende su manto protector sobre siete personajes con aspecto de papanatas (tal vez una alusión al grupo del Dau al Set).
En 1974 y con motivo del 70 aniversario de la fundación del Barça realiza una primera serie de pinturas en homenaje al club azulgrana, que fue un rotundo éxito. Años más tarde, en 1999, cuando se celebró el centenario, realizaría una segunda exposición.
En 1976 funda el grupo artístico "Desperta Ferro", muy activo por aquellos años

De la serie "Seda y Arpillera"

Entre 1979 y 1980 pintó "Dresden", un mural de 500 x 300 cm, como denuncia y homenaje al mismo tiempo a la ciudad bombardeada salvajemente por la RAF durante la Segunda Guerra Mundial. Esta obra puede contemplarse hoy en el Museo Europeo de Arte Moderno (MEAM) fundado en Barcelona en 2011 por Jose Manuel Infiesta. A los márgenes de la imagen pueden verse pedazos del "Guernica" de Picasso, autor muy vituperado por Teixidor, y al que consideraba un traidor a la pintura. El artista parece querernos decir que el bombardeo al que alude el famoso icono propagandístico no tuvo parangón con la tormenta de fuego que tuvieron que sufrir los alemanes, en la que se probó la eficacia del napalm y de las bombas de fósforo por vez primera sobre la población civil. La mujer descuartizada parece un símbolo de Alemania o de la Europa tras la guerra, que quedó partida en dos.
En 1980 conoce durante la noche de San Juan a su segunda mujer, la también pintora Carmen Mateos, quien firmaba sus cuadros como Lara-Látiris. Ambos permanecieron muy unidos hasta el fallecimiento de la artista en 2014, que sumió al pintor en una profunda crisis. 


"Gloria a la fina sensibilidad de Antonia Muro y las bragas cagadas" (retrato de Tàpies) 1974

En 1988 ilustró con 75 pinturas al óleo su novela "Mirabilis Imago". A esta serie siguió una segunda titulada "Seda y Arpillera"; en ambas profundizó acerca del sentido del arte y del estado lamentable en que se encuentra en la actualidad. Tras la pérdida de Lara-Látiris decidió abandonar para siempre los pinceles para dedicarse principalmente a la escritura, con libros como "Cuentos oscuros", "La Fama Fraternitatis" o sus memorias "Nuestra biografía", terminadas definitivamente en 2019.

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