ПОБЕДА!

Todos continúan celebrando lo mismo, ochenta veces llevan ya, aunque se siga escenificando una falsa dicotomía, tanto antaño como hogaño. Celebran más que la defunción de los malos malísimos a los que se menta constantemente, como si aún estuvieran vivitos y coleando y acechando desde las profundidades de algún recóndito bunker, el acta de nacimiento de lo que ahora tenemos, del Novus Ordo Seclorum, de esta maravilla de sistema oligárquico sancionado por el Hollycausto y las Naciones Unidas. Un sistema ya octogenario que desde hace un tiempo a esta parte manifiesta síntomas claros de que ya no goza de tan buena salud, los achaques de la edad ya se sabe, y que cualquier día de estos nos puede dar un disgusto.
Unos con el estilo épico de toda la vida, como si las glorias del estalinismo no hubieran pasado, desfilando por la Plaza Roja con el Regimiento Inmortal, que rinde tributo y loor a los héroes (sin duda los hubo) que con sangre y sudor dieron su vida en la Gran Guerra Patriótica para expulsar al invasor teutónico de la Santa Rusia, como hiciera en otro tiempo el gran Alexander Nevsky. Aunque aquello sirviera para apuntalar todavía más a un régimen que hasta muy poco antes había sido declaradamente anti-ruso e internacionalista, y se dedicaba a subvertir al resto de las naciones europeas mediante el sabotaje y la insurgencia. Tampoco se recuerda que ese mismo régimen hambreaba a su propio pueblo, no dudaba en disfrazar a los soldados soviéticos de alemanes para perpetrar matanzas que se pudieran aprovechar para la propaganda anti-germana, y enviaba a sus tropas a luchar entre dos fuegos, el de la Wehrmacht por delante y el de las ametralladoras de la NKVD por detrás.
Y, por supuesto, ni media palabra de las masacres cometidas en Katyn, Bleiburg, Nemmersdorf, y en otras muchas localidades de Alemania y de la Europa del Este, a manos de las hordas tártaro-mongoloides sedientas de sangre, y en muchos casos espoleadas por los discursos incendiarios del propagandista alubio Ilya Ehrenburg. Todo esto lo sabían muy bien sus aliados de la canalla occidental, esos mismos que apoyaron al Ejército Rojo con la Ley de Préstamo y Arrendamiento, le regalaron media Europa a Stalin y que también hicieron de las suyas en las naciones derrotadas durante la guerra y la inmediata posguerra (Fuerzas Enemigas Desarmadas).
La otra parte celebra también esa cosa del Día de Europa, que produce una mezcla a partes iguales de risa, pena y asco, sobre todo pensando en lo que se ha convertido el Viejo Continente, en un espacio cada vez más irrelevante en el mundo, que se conforma con su triste papel de comparsa, bufón y de vasallo.
Sigue dando todo esto la desagradable impresión de que las víctimas, los europeos, tenemos que seguir soportando una vez más la celebración de su victoria por parte de los victimarios.
P:D: Dicen que el desfile de la Plaza Roja y toda la retórica antifa de Putin es una especie de exhibición de fuerza. Pero lleva más de tres años de "operación militar especial" y todavía no ha sido capaz de echar al enano de Zelensky...
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