viernes, 10 de septiembre de 2021

TINTÍN, CONDENADO A LA HOGUERA POR HEREJE



Parece que la cosa anda calentita por el Canadá del hiperglobalista Trudeau. Mientras que unos progres andan quemando iglesias supuestamente en nombre de los derechos  indígenas, otros progres (los que incuba la propia Iglesia bergogliana) colaboran en los autos de fe para alimentar las llamas a base de libros y de cómics. Son los mismos que se rasgan las vestiduras cuando hablan de los inquisidores, los nazis o los franquistas, a los que presentan como unos trogloditas cuando hacían lo propio con los libros que no les gustaban, y se olvidan que comunistas, anarquistas o islamistas también han encendido en el pasado o encienden hogueras en la actualidad. Incluso parece ser que estos espectáculos "purificadores" están bien vistos cuando los llevan a cabo los que están situados en el bando de la corrección política, como es el caso de las feministas o los defensores de la "teoría crítica de la raza".
La idea de quemar libros en las escuelas de los Estados Unidos y el Canadá para reconciliarse con los indígenas se lleva suscitando desde hace años por parte de personajes vinculados al Partido Demócrata norteamericano o al Partido Liberal de Trudeau, aunque el oportuno hallazgo el pasado mes de mayo de otra  fosa común cercana al internado de Kamloops , haya exacerbado aún más los ánimos y haya suscitado una polémica entre la Iglesia católica y el Estado canadiense. Este último pretende echar la culpa por completo a los católicos del genocidio llevado a cabo en esta clase de internados (llamados "escuelas de asimilación") que estuvieron operativos en Canadá entre 1863 y 1998, y en donde llegaron a morir, según se dice,  hasta 6.000 niños indígenas, víctimas de la tuberculosis, los abusos y el abandono. Esto se hace al calor de movimientos como los sorosianos Black Lives Matter y Antifa, que llevan derribando en los Estados Unidos estatuas de conquistadores y religiosos españoles, y de otros personajes de origen europeo, y que han influido en la campaña presidencial de aquel país del modo que todo el mundo sabe. Tampoco hay que perder de vista que el fenómeno se ha querido exportar a Europa, y que concretamente en Francia están ardiendo en los últimos meses gran cantidad de iglesias y algunas catedrales.
Volviendo a la historia canadiense, aunque la Iglesia católica lo mismo que otras confesiones, fuera colaboradora de los hechos que se la imputan, Trudeau y sus secuaces progresistas quieren que olvidemos que las "escuelas de asimilación" consistieron en un proyecto colonialista de inculturación impulsado por el  propio gobierno canadiense (y en última instancia, por Su Graciosa Majestad británica) a lo largo del tiempo, y que este debería ser el principal acusado si es que hay que depurar responsabilidades.

Pero, independientemente del pretexto que se haya esgrimido, vamos al caso que nos ocupa. Ahora se trata de que en algunas escuelas de Ontario unos profesores han quemado públicamente en la hoguera, al más puro estilo Torquemada (Malik, Almanzor o el emperador chino Qin Shi Huang también servirían como ejemplos) unos 5.000 títulos, entre novelas, cómics, enciclopedias y libros infantiles, cuyos contenidos se consideran "racistas" u ofensivos  para los amerindios. Luego se enterraron las cenizas, siguiendo  un ritual ecologeta-pachamámico, de los que tanto le gustan al okupa del Vaticano. Entre los personajes condenados al fuego purificador figuran nada menos que Tintín,  Astérix y Obélix,  Lucky Luke o la Pocahontas de Disney.
Según parece la iniciativa ha partido del Ministerio de Educación y la Junta Escolar de Ontario, aunque la que ha llevado a cabo la selección de los libros ha sido la Junta Escolar Católica de Providence, que engloba a 30 escuelas de lengua francesa del suroeste de Ontario. Parece tratarse más que de un acto de desagravio hacia los indígenas, de un gesto de reconciliación de los bergoglianos con los trudeaunianos, ambos unidos por la ideología progre común, y para eso han montado todo este numerito de cara a la galería.
Según la portavoz (perdón, la "portavoza") de la Junta Católica: "enterramos las cenizas del racismo, la discriminación y los estereotipos con la esperanza de crecer en un país inclusivo donde todos puedan vivir en prosperidad y seguridad".
No obstante, la impulsora de las hogueras desde 2019 es la amiga del presidente Trudeau y asesora marxista Suzy Kies, que se hace llamar a sí misma "guardiana del conocimiento de Canadá", y que preside la Comisión de Pueblos Indígenas del Partido Liberal (ella va de descendiente de aborígenes, a pesar de su aspecto paliducho y anglosajón).  Todo esto no es ni más ni menos que la aplicación de lo que ya dijimos en una entrada anterior http://morenoruizignacio.blogspot.com/2021/02/cancelacion-de-la-cultura-asi-dejaron.html . No se trata de otra cosa que de la political correctness , la teoría crítica de la raza y  la "cultura de la cancelación", incubadas por el marxismo cultural de la Escuela de Frankfurt,  y adoptadas y puestas al servicio de sus intereses después por la Fundación Rockefeller y la Escuela de Chicago. Y que desde hace algunos años se vienen inculcando en las principales universidades de Norteamérica (Harvard, Berkeley, Yale, Stanford) amenazando con cruzar el charco y pasar a Europa, siguiendo los pasos de la llamada "teoría de género". Se intentan reinterpretar la literatura, los mitos y en especial los relatos infantiles en clave "correcta", y si es necesario mutilarlos o incluso prohibirlos. Así se viene haciendo en las escuelas y también en las producciones  audiovisuales de Hollywood  o de plataformas como Netflix en los últimos tiempos, y no es necesario que exista otro detonante que el odio que sus promotores sienten por la cultura europea y su vigencia.
En el caso de Tintín, llueve sobre mojado porque ya llevaba tiempo siendo el blanco de los  ataques de una parte de la comunidad afro (la que está siendo "trabajada" a fondo por los medios sorosianos) por su viejo álbum "Tintín en el Congo". Lo que resulta extraño es que los indios se quejen de como son representados en la obra de Hergé. En "Tintín en América", aunque pueda haber algún indígena que sucumba a la tentación del whisky, aparecen más bien como víctimas de los especuladores blancos que les encierran en reservas para apoderarse de las tierras petrolíferas. Y en el "Templo del Sol" no creo que ni siquiera los adoradores de la Pachamama puedan encontrar nada oprobioso o que constituya una ofensa contra los amerindios, más bien al contrario.
Más insólito es el caso de Astérix, un cómic que nació para parodiar a todo el mundo, empezando por los propios franceses. En el caso de los "ofendiditos", la lista sería larga si se tomaran sus coñas en serio y se acusara a sus autores de incurrir en estereotipos; sin ir más lejos, los españoles no salimos muy bien parados en "Astérix en Hispania", precisamente. Pero tampoco los germanos, los britanos y no digamos los romanos, y eso que el dibujante Uderzo era de origen italiano. Este último ya tuvo algún problemilla al publicar en solitario el álbum "La rosa y la espada", en el que incurría en una sátira mordaz de las feministas y su influencia en el sistema educativo. Como papá de Astérix debió pensar que se lo podía permitir, pero unos años después, como por casualidad, la Hacienda gala cayó sobre él sin piedad por los derechos de sus  personajes, y tuvo que pagar una cuantiosa multa, lo que posiblemente le amargó la existencia durante sus últimos años.
De Lucky Luke podemos decir tres cuartos de lo mismo, que o bien los denunciantes no se han tomado la molestia de leerlo o que no han entendido nada. Probablemente una combinación de ambas cosas, ya que tratamos con iletrados y con gente que carece de sentido del humor.
¿Y qué pasa con Pocahontas? ¿Una cosificación de la mujer indígena, que no aparece lo suficientemente "empoderada"? ¿Hubiera estado mejor  que en lugar de una guapa moza amerindia John Smith se hubiera enamorado de un apuesto y gallardo guerrero algonquino? 
Canadá es un país que ya empieza a dar auténtico asco por culpa de su gobierno, pero no olvidemos que es la avanzadilla de lo que se está aplicando en todo el mundo, y que en Expaña estamos a la vanguardia de la progredumbre también. Preparémonos para la  Ley de Memoria Democrática que se nos viene encima este curso que viene, y echemos a volar la imaginación...


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