sábado, 18 de septiembre de 2021

LÓPEZ OBRADOR LA HA VUELTO A CAGAR

 La campaña emprendida contra  los monumentos colombinos por los movimientos indigenistas, BLM y otros colectivos financiados por George Soros, sigue trayendo cola. Ahora les toca a los políticos mexicanos, que tras desmantelar en la víspera del 12 de octubre del año pasado  la efigie de Colón del Paseo de la Reforma (en México D.F.) no se ponen de acuerdo en qué erigir en su lugar. La responsable del este entuerto es una tal Claudia Sheinbaum (de apellidos muy indígenas) Jefa del Gobierno de Ciudad de México y personaje bastante próximo al presidente López Obrador. Su voluntad de retirar la estatua del Descubridor, obra del afamado escultor francés Charles Cordier y que llevaba en ese sitio desde 1877, fue en su día polémica.  Pero más polémica está siendo su decisión de adjudicar al escultor mexicano Pedro Reyes (por favor, no confundir con el malogrado humorista) un artista al decir de algunos afiliado al régimen, el proyecto monumental que deberá sustituirla.
La idea  de Reyes es emplazar en la glorieta una gigantesca cabeza al estilo olmeca, a la que ha puesto por título "Tlali", y que representa a la "mujer indígena", siguiendo los designios del actual presidente de la república, empeñado como está en borrar todo el pasado hispánico de los mexicanos y exaltar su supuesta identidad amerindia. 
Pero esto no ha hecho más que encender las protestas de otros artistas, intelectuales y demás elementos  de la cultura mexicana, que han elevado un escrito a la Sheinbaum con unas 350 firmas. En él básicamente se recusa que un artista con "mirada de hombre blanco-mestizo" como Reyes pueda estar capacitado para representar a la mujer indígena, y se exige  la creación de un comité de mujeres de las comunidades indígenas para elegir entre ellas a la creadora del monumento. Se llega a acusar la actitud de López Obrador y de sus mariachis progres de neocolonialista. O sea, el cuento de nunca acabar.
Les está bien empleado, por andar removiendo estatuas y jugar a ingenieros de la "Memoria Histórica". Que erijan un monumento al Pato Donald o, ya puestos, a George Soros, y así se evitarán tanto lío.
Un saludo, mis cuates.

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