HOLLYWOOD Y LA "LEYENDA NEGRA" (SECONDA PUNTATA)
Grabado de Theodore de Bry (siglo XVI) |
En el capítulo anterior vimos cómo desde sus orígenes, el cine norteamericano ha servido como arma de propaganda contra los "enemigos del Imperio del Bien", es decir contra aquellos a cuya costa se ha ido expandiendo el poder de los USA . Y cómo los españoles tuvimos la mala fortuna de ser designados como enemigos en el preciso momento en que el cinematógrafo empezaba a ser un espectáculo de masas. Los yankis continuaron utilizando en su beneficio los clichés contra los españoles acrisolados por sus antepasados anglosajones en lo que se conoce como la "Leyenda Negra", y al igual que los ingleses manipularon estos estereotipos como excusa para justificar la piratería marítima y terrestre, el saqueo y la invasión a que sometieron (y aún someten)a las antiguas posesiones españolas en el Nuevo Mundo.
En este apartado vamos a ver uno por uno en qué consisten estos estereotipos, y de qué forma han sido reflejados por el cine, en especial por el cine anglosajón de ambas orillas del Atlántico.
Con la Inquisición española hemos topado
He aquí un clásico que nunca puede faltar en toda película anglosajona que se precie y que trate cualquier acontecimiento histórico español ocurrido entre los siglos XVI y XIX (e incluso con inquietantes ramificaciones en los siglos XX y XXI, como veremos enseguida).
No importa que la Inquisición española ejecutara la cifra de 3.000 personas en trescientos años, ridícula si se la compara con los 50.000 católicos que ordenó matar Enrique VIII en los últimos quince años de su reinado (más de 3.000 víctimas por año) y el millar muertes que produjo en Inglaterra e Irlanda la persecución religiosa desencadenada por su hija Elizabeth I. Si el cine anglosajón fuera mínimamente imparcial, y aplicara la misma vara de medir con la que maltrata continuamente a España, debería representar los reinados de los Tudor como una contínua e interminable sucesión de sangrientas ejecuciones, pero vemos que eso no es así. Basta mirar la apologética película "Elizabeth" (1998) del angloindio Shekhar Kapur para hacernos una idea...
La figura del siniestro cura español, celoso guardián de la ortodoxia e intrigante, ha sido bastante recurrente en el cine anglosajón, y viene a representar el supuesto carácter de los españoles (fanático e intolerante) contrapuesto al más liberal, ilustrado y noble de aquellos que portan sangre inglesa en sus venas. Casi siempre esta oposición entre el Mal y el Bien aparece en las películas,sólo hay que fijarse un poco.
En "El Nombre de la Rosa"(1986), del franchute Annaud pero con reparto hollywoodiense, descubrimos que el responsable de los crímenes cometidos en una abadía italiana del siglo XIII es un monje castellano, Jorge de Burgos, al que se enfrenta un personaje inglés (Guillermo de Baskerville) seguidor de Roger Bacon y, por tanto, precursor del método científico y defensor de la razón frente a la superstición de la época. A Annaud habría que explicarle qué sucedió en la Occitania con los cátaros por aquel entonces, a ver si hace otra película sobre la Inquisición francesa, mucho menos vista en el cine que la española.
En "El Código Da Vinci" (Howard, 2006) otro cura español y encima del Opus, el obispo Aringosa, dirige una conjura católica en pleno siglo XXI para ocultar la verdadera historia del lío de Cristo con la Magdalena, pero tropieza con un inglés miembro de la Real Academia de la Historia y con un profesor universitario norteamericano, que juntos le harán frente para descubrir al mundo la verdad.
Y entre medias, hay todo un elenco de inquisidores, como Torquemada interpretado por Marlon Brandon en "Cristóbal Colón: el descubrimiento" (Glenn, 1992) que intenta torpedear el proyecto del navegante, al que considerarlo una especie de hereje. En "1942: la conquista del Paraíso"(Scott, 1992) podemos presenciar al comienzo de la película el espectáculo cotidiano de la quema de unos herejes en la plaza pública. En "Capitán de Castilla" ( King, 1947) el protagonista interpretado por Tyron Power (quien por su aspecto "latino" hizo en varias películas de español) debe huir al Nuevo Mundo para no caer en las garras de un odioso inquisidor. En "El Péndulo de la Muerte" (Corman, 1961) basado en un relato de Poe, asistimos a una recusación de los matrimonios mixtos entre inglesas y españoles en la época isabelina, por ser potencialmente peligrosos. Un joven y valeroso inglés irá al rescate de su hermana, que ha tenido la desgracia de desposarse con el trastornado Nicolás Medina, hijo de un cruel inquisidor al que quiere imitar en sus métodos. Aquí se asocia la inquisición con la tortura sistemática, al igual que en un número musical de la comedia de Mel Brooks "La loca historia del mundo" (1981). En "Los fantasmas de Goya"(Forman, 2006) la protagonista sufre las torturas de los inquisidores y un encierro de quince años por practicar en secreto el judaísmo, etc.,etc.
Fotograma de "El Péndulo de la Muerte" |
Por último, nuestro querido cine patrio no se queda atrás a la hora de retratar estos tópicos en películas como "Akelarre"(Olea, 1984), "Alatriste" (Díaz Yanes, 2006) o la co-producción "Altamira"(Hudson, 2016) en la que se inventan a un monseñor enfrentado a Sanz de Sautuola, para representar el conflicto entre la ciencia y la fe, y eso que los principales obstáculos que encontró el descubridor de las pinturas para que se reconociera su autenticidad se los pusieron sus colegas arqueólogos de la France.
Todo esto redunda en la idea del "atraso secular" de la ciencia en España, pero habría que recordarles a los anglos que en los siglos XVI y XVII nuestra nación era una de las más avanzadas en muchas disciplinas científicas (matemáticas, astronomía, medicina, ingeniería, navegación, cartografía, antropología, botánica etc.) así como en humanidades. Mucho más que las muy atrasadas islas británicas. Y entre los que contribuyeron al desarrollo intelectual de entonces se contaban no pocos religiosos católicos, como el cardenal Cisneros (fundador de la Universidad de Alcalá de Henares), Andrés de Urdaneta, José de Acosta, fray Luis de León, etc.
Conjuras papistas contra The Queen
La historiografía oficial inglesa acostumbra a ignorar las persecuciones religiosas llevadas a cabo por los anglicanos, disfrazándolas en cualquier caso como una serie de medidas meramente políticas. Nunca es el fanatismo o la superstición lo que dicta las decisiones de los monarcas ingleses, sino la razón de Estado, la defensa legítima de la Corona frente a los ataques de los traidores que conspiran con los enemigos del extranjero, el Anticristo de Roma y el Demonio del Mediodía. Los métodos de ejecución que les esperaban a los llamados "recusantes" probablemente eran más "humanitarios" que el castizo garrote vil, pero tampoco ahorraban sufrimientos: ahorcamiento, arrastramiento, descuartizamiento...Lo cierto es que eran muchos los ingleses que aún se aferraban a la fe de sus padres (entre estos criptocatólicos figuraban por lo visto Shakespeare y su familia) y que consideraban a los Tudor como unos tiranos. No era pues necesario que se alentara mucho esa resistencia desde el extranjero. Elizabeth I, como muchos otros déspotas por el estilo, era una paranoica que veía complots contra ella por todas partes. Ordenó decapitar a su prima María Estuardo, reina de los escoceses, por "conspirar con los papistas"; sobre este hecho histórico existe una memorable película de John Ford de 1936, protagonizada por Katharine Hepburn. Otra famosa conjura fue la "Conspiración de la Pólvora" de 1605, esta vez contra Jacobo I, en la que Guy Fawkes, un católico inglés que había servido en los Tercios de Flandes, intentó volar sin éxito el Parlamento inglés. Todavía su ejecución es celebrada en Inglaterra y Canadá en la llamada "noche de las hogueras" (Bonfire night). Pero la máscara de Guy Fawkes (conocida como Anonymous) ha llegado a simbolizar en el siglo XXI la resistencia frente a los abusos del poder, gracias a la película "V de Vendetta" (Mc Teigue, 2006) basada en la novela gráfica homónima de Alan Moore.
Impactante cartel de "Fuego sobre Inglaterra" |
El mito nacional inglés de la "Armada Invencible"
Una película muy representativa del antiespañolismo inglés es "Fuego sobre Inglaterra/Inglaterra en llamas" (Howard, 1937) en la que se señala a uno de los principales cocos de la historiografía anglosajona: Felipe II alias "el Demonio del Mediodía". De hecho en el filme se hacía un paralelismo descarado entre la España de Felipe II y la Alemania de Hitler, percibida entonces como una amenaza en ciernes. El protagonista, interpretado por el eximio Lawerence Olivier y que no ahorra denuestos contra los españoles a lo largo de todo el metraje, procurará desbaratar por todos los medios los planes de invasión de la "Armada Invencible". Ese nombre se lo pusieron con chunga los ingleses a la Armada que envió Felipe II en 1588 como respuesta a los continuos ataques y provocaciones de los corsarios ingleses, autorizados por su reina, contra los intereses españoles en América.
Sobre el hundimiento de la Armada hay otras películas, ninguna de las cuales se atiene a la realidad histórica, presentando la tesis más favorable a los ingleses, que considera como decisiva en lugar del azar y los elementos la batalla de las Gravelinas, cuando lo cierto es que como afirman Hutchinson y otros historiadores de prestigio esa batalla quedó en tablas ( los españoles perdieron en el encuentro media docena de barcos, pero los ingleses alguno más).
En este ejercicio de tergiversación histórica destaca el panfleto antiespañol "Elizabeth: La Edad de Oro" (2007) del angloindio Kapur , que no se sabe qué resentimiento abriga contra nuestro pueblo. Será que las matanzas de hindúes perpetradas por las tropas coloniales británicas le deben saber a gloria. Sus películas sobre la Tudor han sido criticadas por historiadores serios como Henry Kamen y Alison Wair por sus muchas inexactitudes. No es la menor de ellas que se escogiera a una actriz tan atractiva como Cate Blanchet para encarnar al adefesio calvo que tuvo por hija Enrique VIII. Además, es una falsedad que la reina Jezabel presenciara desde la costa la explosión de los navíos enemigos, a caballo y con armadura resplandeciente como Juana de Arco, o que sir Walter Raleigh dirigiera el ataque contra los diablos españoles balanceándose, cual lord Greystoke, entre las jarcias de su barco. La cosa llega hasta extremos ridículos, usando de un modo maniqueo los colores: todos los españoles visten invariablemente de negro, mientras que todos los ingleses, empezando por su Reina Virgen, van de un blanco Ariel inmaculado.
Sin embargo, el cine anglosajón no menciona nunca la estrepitosa derrota de la Contra-Armada dirigida por Drake y Norris contra la Península Ibérica en 1589. En ella la marina inglesa, a parte de hacer el ridículo, recibió un severo varapalo perdiendo 40 navíos y más de 11.000 hombres, y no por culpa de las tempestades precisamente.
Así de garrulos, contrahechos y agitanados nos ve Kapur en "Elizabeth: la Edad de Oro" |
La imagen distorsionada del Descubrimiento y Conquista de América, según Hollywood
En la mayoría de las películas da la sensación que los españoles llegaron a América a pesar de ellos mismos, y que todo sucedió gracias al empeño de un extranjero genovés que triunfó pese a las continuas zancadillas de los castellanos. En cintas clásicas como "La verdadera historia de Cristóbal Colón" (Mac Donald, 1949) y en otras más recientes, con ocasión del quinto centenario, como "Cristóbal Colón: el descubrimiento" (Glenn, 1992) o "1492: la Conquista del Paraíso" (Scott, 1992) se adopta el enfoque italoamericano, que reclama la gloria del Descubrimiento para Italia. Dejando aparte que ese país ni siquiera existía en el siglo XV, se menosprecia el hecho de que aquello se trató de una empresa de exploración castellana, financiada por la Reina de Castilla y con barcos, capitanes y tripulación castellanos. La más infame de esas películas resulta la de Ridley Scott, cuya guionista Roselyne Bosch, de padre catalán y madre italofrancesa, pretende exonerar de toda culpa a Colón del maltrato dispensado a los indios caribes durante aquella empresa. Y lo hace proyectando la imagen del español racista-esclavista sobre uno de los acompañantes de Colón, el pobre Adrián de Moxica que no tenía la culpa de nada, cuando la realidad fue que el clan de los genoveses (el Almirante y sus hermanos) fue el principal responsable de los desmanes que se cometieron en la colonia de La Española. Además en esa misma película nos muestran a los doctores de la Universidad de Salamanca como unos lerdos por poner objeciones a los cálculos de Colón, cuando resulta que fueron pioneros en la medición de las dimensiones de la Tierra y la duración del año. El que estaba equivocado era el Almirante, que sostenía que el diámetro del globo terráqueo era mucho más pequeño de lo que es en realidad, y que por tanto se tardaría mucho menos en navegar hasta las Indias; cosa del todo imposible sin tener en cuenta que existía otro continente interpuesto.
La imagen de los conquistadores aparece casi siempre distorsionada en el cine; ya sea como seres quiméricos empeñados en búsquedas utópicas (como en "La fuente de la vida" de Aronofsky, 2006) ya como demonios sedientos de oro y sangre, todo ello fruto sin duda debido a su ignorancia y fanatismo innatos. De esto nos ofrece generosas dosis "Aguirre o la cólera de Dios" (Herzog, 1974) que simplifica la figura del explorador vasco convirtiéndolo en una especie de loco en busca de El Dorado, y aprovecha para poner el foco en las rencillas internas entre los españoles. Estas surgían sin duda con frecuencia, pero aún así los conquistadores se las compusieron en la mayoría de los casos para concluir con éxito sus empresas ¿Por qué casi nunca se refleja esto en el cine?
Lope departiendo con un colega en "Aguirre o la cólera de Dios" |
Un ejemplo penoso de interiorización de la "leyenda negra" es "Oro" (Díaz Yanes, 2017)que no aporta nada nuevo y no contribuye precisamente a mejorar nuestra autoestima como pueblo. Además, la tenue línea que separa el "patriotismo crítico" a lo Pérez-Reverte (nada que ver con el de Ramiro Ledesma) de la vulgar "leyenda negra" antiespañola resulta en casos como este más bien tenue.
En la cinta británica "La caza real del sol" (Lerner, 1964) se olvida que Pizarro conquistó el inmenso Imperio de los Incas con apenas 170 hombres, y es presentado como un traidor por ejecutar a un imposible Atahualpa, interpretado por Christopher Plummer, tras lograr que este le entregara su tesoro. Se oculta también que el soberano inca estaba maniobrando para tender una trampa a los españoles y masacrarlos a todos. Y los anglosajones no suelen recordar en sus películas que entre 1787 y 1871 traicionaron hasta 389 tratados firmados con los indios, ni las "limpiezas étnicas" que llevaron a cabo en el Nuevo Mundo.
La América precolombina nos es presentada, salvo honrosas excepciones, como la magnífica "Apocalypto" (Mel Gibson, 2006) como una especie de paraíso terrenal destruido por la barbarie de los conquistadores. En "Piratas del Caribe: en mareas misteriosas" (Marshall, 2011) los españoles buscan con afán la famosa Fuente de la Juventud (como supuestamente hizo Juan Ponce de León) pero con el objetivo de destruirla. El personaje de Philip Swift, un joven misionero inglés de corazón puro, se opondrá a los aceitunados españoles, simbolizando el mayor mérito protestante para recibir los dones divinos.
El Paraíso que destruyeron los conquistadores , en una escena de "Apocalypto" |
A veces el Paraíso destruido es el creado después de la conquista por los religiosos jesuitas, como sucede en "La Misión" (Joffé, 1986) en la que los villanos son los españoles, los portugueses y el Papa. La película no hace justicia al papel protector de los indígenas por parte de los gobernantes españoles ni a las Leyes de Indias, legislación pionera que, entre otras cosas, protegían a los indios de la esclavitud. Algo así era desconocido en el mundo colonial anglosajón, francés o neerlandés; baste recordar que la ciudadanía de los indios no se reconocería en los USA hasta 1924, y que incluso en 1962 todavía tenían muchos problemas para votar en algunos estados. No obstante, en "La Misión" un capitán español, Rodrigo de Mendoza (Robert de Niro) es el que se emplea en la caza furtiva de guaraníes para venderlos como esclavos a los portugueses...
Recordémoles una vez más a los anglos sus fechorías históricas, y cómo desde su llegada a Virginia en 1607 empezaron a exterminar a los nativos, si bien el cine hollywoodiense siempre ha presentado a los indios como los únicos responsables de estas matanzas. Y fue John Smith, ese simpático personaje de "Pocahontas" de Disney (Mike, 1995) uno de los más crueles genocidas anglosajones. Hoy se sigue sosteniendo de forma interesada que los españoles exterminaron de forma sistemática a los indios de América, cosa rotundamente falsa, ya que se sabe que la elevada mortandad que hubo en los tiempos de la conquista se debió a la propagación involuntaria de enfermedades como la viruela. Pero mientras que los españoles y portugueses intentaron poner remedio construyendo hospitales (1) donde eran atendidos tanto los enfermos blancos como los indígenas, los europeos de Norteamérica empleaban mantas infectadas como arma biológica, y daban las gracias a su dios por enviarles desde el Cielo ese remedio tan divino para eliminar a los "salvajes". Así sucedió, por ejemplo, durante el asedio de Fort Pitt en 1764, por decisión de Sir Jeffrey Amherst, comandante en jefe de todas las fuerzas británicas en América. Esperamos con impaciencia la película de Hollywood que saque a la luz toda semejante canallada.
Un Atahualpa poco andino, pero con mucha plummer en "La caza real del sol" |
CONTINUARÁ ...
(1) Cabe recordar que la primera expedición sanitaria internacional de la historia fue la encabezada por el médico de Carlos IV, el doctor Balmis, quien partió del puerto de La Coruña a bordo del "María Pita", con una caravana de 22 niños al Nuevo Mundo que transportaban dentro de ellos los anticuerpos de la recién descubierta vacuna contra la viruela, al Nuevo Mundo y a los dominios de Ultramar. De esta gesta científica y humanitaria, que mereció los elogios del propio descubridor de la vacuna Edward Jenner y de Alexander von Humboldt, hay también una película made in Spain, que por basarse en una novela y reflejar los tics habituales del cine español, se toma varias licencias históricas y no está todo a la altura que debería estar.
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