martes, 5 de noviembre de 2019

EL NECRONOMICÓN, SEGÚN SAN MOORE

"Cabina de suicidio" del Jardín del Adiós de Bryant Park. Según Moore existían cámaras de gas de esta clase en los jardines públicos neoyorkinos a comienzos del siglo XX

Cuando publicábamos nuestra entrada sobre los ilustradores de Lovecraft, aún no se había publicado el primer tomo de "Providence", la obra póstuma del célebre guionista británico Alan Moore, en la que reinventa a su manera el mundo literario de H.P.L.   Resulta evidente que Moore se ha convertido en una especie de Pop Star de los cómics. Las historias del de Nothampton son best-sellers que, tarde o temprano, son llevados a la gran pantalla para incorporarse a ese género de películas de superhéroes que tanto Scorsese como Coppola se niegan a considerar como auténtico cine. Es un fenómeno de moda, como lo fue en su día Guido Crepax, ¿y quién se acuerda hoy de Crepax?
Confieso que no me cuento entre los fans incondicionales de Alan Moore; me parece más bien un hippy estrafalario subido al carro de la New Age, un pedante feminista y freudiano, que como Gary Lachman (el músico ex-componente de Blondie) va de entendido en misticismo y "ocultura". Autor de rollos infumables como el archiconocido Watchmen, V de Vendetta, La Liga de los Hombres Extraordinarios y otras series acogidas con un  gran éxito incomprensible por parte del público y que a mí, para ser sinceros, me dejan frío cuando no me llegan a irritar bastante.
La única historia de Moore que me parece algo lograda (y no obstante, le sobra mucha paja) es "From Hell", la que se inspiró en cierto caballero británico que tanto obró por impulsar el turismo londinense, y que era conocido bajo el sobrenombre de Jack el Destripador.
De la que ahora vamos a comentar, "Providence", su recreación definitiva del universo lovecraftiano (después de Hongos de Yuggoth y Neocomicon) lo mejor que podemos decir es que recuerda afortunadamente más a "From Hell" que a "Watchmen" y a las otras célebres paridas de este autor.
"Providence" es una trilogía que agrupa doce episodios, y que tiene muchos aciertos, aunque también no pocas pifias, debidas en gran medida a la empanada mental místico-feminista e izquierdosilla de la que hace gala Mr. Moore, y que a veces estalla desatando, por ejemplo, su odio contra Robert E. Howard (al que ridiculiza en un par de viñetas de esta historia).  Sin duda debido a estos tics progres ha escogido como protagonista a un periodista judío y homosexual, alguien que mantiene estos aspectos de su personalidad en secreto en la Norteamérica de 1919, y que por una serie de motivos de índole personal y profesional emprende un viaje de conocimiento para escribir un libro por la América oculta y horrenda, que le conducirá desde Nueva York a Nueva Inglaterra, y a los parajes donde transcurrió buena parte de la vida y la obra de H.P. Lovecraft.
La ambientación de la serie, tanto la época como los lugares, es una de las mayores virtudes de la serie, ya que nos lleva a los escenariois que sirvieron de marco a los relatos de HPL: el puerto de Salem, que es Innsmouth, el villorrio de Athol que es Dunwich, la ciudad de Manchester que es Arkham, la universidad de Saint-Anselm que es la Miskatonica...
Sin pretender hacer un "spoiler", como se dice ahora, diremos que Robert Black (cuyo nombre es un guiño a Robert Bloch, uno de los escritores del círculo de Lovecraft, y célebre por ser el autor literario de "Psicosis") va conociendo en su periplo a una serie de personajes que, como él, llevan también una vida oculta, pero casi siempre mucho más terrible e inquietante. Todos ellos son trasuntos de creaciones literarias de Lovecraft ,y demuestran un minucioso conocimiento por parte de Moore de la obra del Solitario de Providence; así el doctor Álvarez es casi como el doctor Muñoz de "Aire Frío", el fotógrafo Pitman es como Richard Upton Pickman, Hector North equivale a Herbert West el "Reanimador", Randall Carver es como Randolph Carter, etc.
El viaje a los abismos de Blsçack prosigue hasta que por fin conoce al propio Lovecraft en carne y hueso, durante una conferencia de Lord Dunsany en el Vendome de Boston. Este encuentro es uno de los momentos más logrados de la serie, estando muy bien captada tanto la fisonomía como la psicología y hasta la forma de hablar  de HPL, lo que da mucha verosimilitud a la historia.


Encuentro del protagonista con Lovecraft,en el que este último expresa con toda crudeza su particular punto de vista acerca de los judíos y los homosexuales

En conjunto, Moore llega a conseguir un sincretismo muy convincente entre realidad y ficción, un recurso que le asemeja a los mejores escritores de terror  y misterio preternatural como Poe, Maupassant o el propio Lovecraft. Además tiene la virtud de rehuír los tópicos y los lugares comunes que rodean al mundo lovecraftiano, y que convierten a muchos productos pseudoliterarios o cinematográficos basados en su obra en vulgares parodias de Cthulhu o de Nyarlatohep, cuando el universo de este autor era mucho más rico en realidad.
Hay contínuas referencias a lo largo de la serie a los acontecimientos de la época, como la inminente aprobación de la Ley Seca, la reciente revolución bolchevique o los conflictos sociales como los disturbios y el caos producido por la huelga de policías de Boston de 1919 que causaron numerosas víctimas civiles (y que aprovechan los sacrófagos de Pitman para proveerse de cadáveres). Todo ello hace que el relato cobre otra dimensión y gane en profundidad y credibilidad.
También cuando alude a la eliminación de los mestizos de Salem (los "profundos" de Innsmouth) se hace eco de una práctica que la Administración USA perpetró realmente durante la primera mitad del siglo XX en varios estados: la eugenesia o estirilización masiva para exterminar diversos segmentos de población que se consideraban indeseables. Así se llevó a cabo en Virginia con los enfermos mentales y los negros, lo mismo que en California para reducir el número de mexicanos y aminorar así la presencia hispánica en el territorio sur de los Estados Unidos...

El FBI liquidando el asunto de los "profundos de Salem"

Lo que al protagonista se le va revelando poco a poco es la existencia de gentes en Nueva Inglaterra que poseen unos conocimientos espantosos y que giran en torno a la Orden de la Stella Sapiente, y un libro prohibido, el Libro de Hali, obra de un árabe loco del siglo VIII, de nombre Khalid Al-Hikam Al-Najmiyya. De esta forma, Moore contribuye con su granito de arena a la farsa en torno a la existencia real del Necronomicón, y que él mismo saca a relucir en los últimos capítulos de la serie. En ellos vemos, por ejemplo, al infame biógrafo Sprague de Camp compinchado con la editora Owlswick para hacer pasar el Al Azif por el auténtico Necronomicón, así como los intentos de los luciferinos de asociar a Lovecraft con Aleister Crowley y su Libro de la Ley. O los asesinatos auténticos ocurridos en los años ochenta en los que se mencionaba el influjo del Necronomicón, libro que por supuesto jamás existió como el propio HPL, tan racionalista y materialista él, dejó claro en más de una ocasión en las cartas a sus colegas.

Si en "From Hell" Moore planteaba una intrahistoria, en la que asistíamos a una lucha de poder entre la Masonería oficial (vinculada al poder político y a la realeza británica, y a la que supuestamente perterneció William Gull, el médico al que se identifica con Jack el Destripador) y una masonería rosacruciana y de "izquierdas" (la Golden Dawn),  en "Providence" también subyacen las maquinaciones de la Stella Sapiente, de los Wade y los Van Buren, la aristocracia de Nueva Inglaterra, que desprecian a sus "hermanos" pobres de Salem y Athol.  Ellos, la élite de la brujería, aspiran a resucitar un mundo onírico y subterráneo que habría existido físicamente en el pasado remoto y que fue suplantado por nuestro propio mundo, subsistiendo a la manera de los sueños o los impulsos del subconsciente.
Todo empieza a complicarse a partir de 1882, cuando estos brujos que "pensaban a lo grande" provocan la caída de una roca del cielo en unos terrenos de cultivo a las afueras de Manchester. Entonces todo está listo para la aparición del "Redentor" que traerá de vuelta el mundo de los primigenios... Y Robert Black descubre demasiado tarde que él ha sido su "Heraldo" involuntario.



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