miércoles, 5 de octubre de 2016

HOMENAJE A UN PINTOR DEL MAR


El pasado viernes asistimos en la Casa Arines, del Instituto Camões de Vigo, al cierre de unas jornadas organizadas por la Asociación Veciñal e Cultural do Casco Vello, en homenaje a los marineros que hicieron grande a esta ciudad gallega. La vida y obra del marinero y pintor vigués José Casal Cerqueira ("Ksal") sirvió para centrar estas jornadas, a las que asistieron entre otros el escritor Xurxo Souto (autor del libro "Contos do mar de Irlanda", cuyo capítulo "O neno da curva de san Gregorio" está dedicado  Ksal) y un grupo de música folk, os Falperrys, que interpretó ese último día varios temas inspirados en la música irlandesa y versionados al gallego. Aires parecidos a esos debió haber escuchado Ksal en los puertos irlandeses o de Terranova, a los que llegó cuando trabajaba en aquellos míticos barcos pesqueros gallegos, cuando aún capturaban su sustento en las aguas de aquellos litorales.



Pepe Ksal era un maquinista o "fogueiro" nacido en Coia y artista autodidacta, que pintaba y realizaba esculturas mientras viajaba a bordo de los barcos pesqueros en los que faenaba. Sólo expuso una vez en vida, en la isla de Saint-Pierre-et-Miquelon (Terranova) y nunca antes en su lugar de origen.  La pintura de Ksal, al igual que la de Lugrís, tenía como referente el mar. Pero a diferencia del gran artista coruñés, no se trataba de un mar soñado o imaginado, plagado de referencias artísticas o literarias, sino que el material del que parte son sus vivencias personales, las de un trabajador de la mar, que conoce el oficio y las artes de la pesca, y que sabiamente  los trasladaba a sus lienzos. Eso no quiere decir que en algunos de sus cuadros no encontremos un cierto onirismo no muy alejado del de Lugrís y de otros pintores que sintieron la llamada del océano.


El público asistente a las jornadas

La pintura de Ksal tiene el sello de lo verdadero, de lo genuino. Como dice su descubridor, el escritor Xurxo Souto, "Ksal no es un pintor de barcos, es el pintor del trabajo del mar". Ese trabajo de la pesca, épico donde los haya, que hoy a nuestros paisanos más desmemoriados les parece algo tan remoto y extraño, como si aquí hubieramos dependido siempre de la automoción o del sector servicios. Más vale que no olvidemos cuáles son nuestros orígenes. Y siempre conviene que reivindiquemos el mar,  porque en él hemos vivido, y seguiremos viviendo también.

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