jueves, 6 de octubre de 2016

ERNST FUCHS, EL ARTISTA TOTAL Y VISIONARIO 


El año pasado fallecía a la edad de 85 años Ernst Fuchs, considerado  uno de los artistas austriacos más importantes e influyentes de la posguerra. Y sin embargo, la noticia casi no tuvo  repercusión en nuestro país, donde apenas es conocido o apreciado, y no me consta que su obra  haya sido expuesta alguna vez para conocimiento del gran público. La verdad es que esta omisión no me sorprende demasiado,  porque de un tiempo a esta parte a las instituciones de este país sólo les interesa difundir la basura artística, y no encajamos nada más que las antológicas de los Jeff Koons, Damien Hirst y compañía... Esta entrada sólo pretende  contribuir modestamente a paliar este olvido injustificado, y a dar a conocer al público español la vida y  obra de este interesante artista centroeuropeo, heredero de los grandes maestros medievales,epígono del simbolismo  y, al decir de algunos, uno de los "inventores" del llamado estilo psicodélico.


Por fortuna, hará ya un par de años, cuando este artista todavía estaba vivo y muy activo, tuve la ocasión de contemplar una muestra retrospectiva  bastante completa de su obra durante un viaje a Bratislava; en la bella capital eslovaca, que conserva todavía las esencias de esa Mittleuropa con la que todos soñamos, y que a diferencia de Praga se salva por el momento de ser engullida por el maelstrom turístico. En la Galerie der Stadt, un edificio de la época del imperio austrohúngaro con un cierto aroma dickensiano de tienda de antigüedades, sufrí una electrizante conmoción al descubrir por vez primera tantas obras suyas juntas. Hasta ese momento sólo lo conocía a través de alguna estampa perdida ilustrando algún  libro de arte, o acompañando algún artículo de alguna publicación de temas esotéricos.

Echad un vistazo a este hermoso vídeo, que presentamos con el permiso de Inesvigo, la persona que lo subió a Youtube, para que os podáis hacer una idea (aunque sea algo somera) de lo que allí nos encontramos. En él podréis ver bastantes cuadros de Fuchs (son todos suyos, salvo el que aparece en el minuto 8.23, que es obra de  Odd Nerdrum). Además tendréis la ocasión de escuchar al mismo tiempo la exquisita música del preludio del Parsifal de Richard Wagner.




Aquel encuentro mío con Fuchs fue bastante casual y se puede decir que se produjo in extremis, ya que tras unos días de estancia a mi compañera y a mí nos quedaban un par de horas para subir al avión de regreso a España desde Bratrislava, y paseando por sus calles por última vez recordé el cartel anunciando la exposición que había visto la tarde anterior, y que no había podido visitar por estar la galería cerrada. Ambos no pudimos resistir la tentación de entrar, y al menos hacerle una visita relámpago y presentarle nuestros respetos al señor Fuchs. Una hora no fue bastante para abarcar toda la obra que había allí reunida, entre lienzos, dibujos, grabados, piezas escultóricas,etc.

Por desagracia, no sé si por las prisas del momento o qué,  todas las fotos que sacó mi amiga la pelirroja que fueron muchas, se perdieron, y no me queda material gráfico de aquel mágico encuentro... O tal vez algúna criatura sobrenatural de las invocadas por Fuchs en sus cuadros nos jugó una mala pasada aquel día. En cualquier caso, allí pude darme cuenta de que Fuchs además de haber sido un  pintor de valía, era también un consumado escultor y orfebre, un artista de un  talento raro y versátil.

Nacido en Viena el 13 de febrero de 1930, era hijo de un matrimonio mixto de madre austriaca católica y padre judío,  lo que le situaba en una posición harto incómoda entre las dos religiones (para los hebreos sólo es auténticamente de los suyos el que es "hijo de judía"). Su padre, Maximilian Fuchs, era un cantante de lied especializado en Schubert, y un admirador incondicional de Richard Wagner (pasión musical que heredaría su hijo). Cuando se produjo la anexión de Viena por los alemanes en 1938, siendo Ernst un niño, su padre no tardó en dejar Austria y emigrar a Shanghai, dejando atrás a su familia. Según se dice, la madre de Fuchs bautizó a Ernst y acordó  divorciarse de su marido para evitar que el niño acabara en un campo nazi. Como esta historia me suena muy parecida a la de otro pintor austriaco de origen hebreo, Friedensreich Hundertwasser, no sé si será del todo cierta. Otras fuentes afirman que finalmente estuvo internado durante algún tiempo en un campo para niños de orígen racial mixto, en cumplimiento de las leyes nazis. Lo cierto es que las experiencias vividas durante los años de la guerra lo marcaron muy profundamente y dejaron una huella en su arte, sobre todo en sus primeros cuadros de la década de los cincuenta, bastante apocalípticos y que muestran toda la miseria, las deformaciones y el horror de una Europa devastada de la posguerra.
 En 1942 empieza a prepararse, recibiendo clases de pintura y escultura de Alis Schiemann, y más tarde de Fröhlin en la escuela de Santa Ana, y de la escultora Emmy Steinböck. Tres años después ingresa en la Academia de Bellas Artes de Viena, donde recibirá la influencia de Gustav Klimt y Egon Schiele, lo que se percibirá en su obra, en ese interés por las texturas y la riqueza ornamental, y también por la mezcla de erotismo y misticismo de sus temas. También en esa época debió de conocer muy bien a los artistas de la escuela simbolista centroeuropea, Arnold Böcklin, Ferdinand Knopf y otros, que dejaron una impronta en su obra.

"El Misterio del Santo Rosario". Temple al huevo. Acuarela con planchuela de oro sobre pergamino (1956-61)


En 1948 funda la Escuela vienesa de Realismo Fantástico, en compañía de otros compañeros suyos de la Academia, como Arik Brauer, Rudolf Hausner, Wolgang Hutter y Anton Lehmden. Y con ellos participa en la primera exposición en el Vienna Art Club de Turín . Es inevitable el influjo del surrealismo (habiendo sido Viena la cuna del psicoanálisis) y de algunos de sus artistas más destacados: Max Ernst, Salvador Dalí...  Todos ellos admiran la pintura gótica, las miniaturas de los códices y las tablas de los maestros primitivos alemanes y flamencos, y representan la realidad añadiendo elementos alegórico-simbólicos. Concretamente en Fuchs es fácil reconocer la deuda con El Bosco, Brueghel, Jean van Eyck, los manieristas, Matthias Grünewald, Durero, Altdorfer, Schongauer... También incorpora influencias más modernas, como las de Picasso o de Henry Moore.
Por aquel entonces pinta miniaturas, reviviendo la técnica mixta (Mischtechnik) consistente en usar el temple al huevo para aumentar el volumen y el óleo mezclado con resina para crear efectos de cristal o de joya. Resulta curioso que en el siglo XX hayan sido algunos autores vinculados al surrealismo como Fuchs, de Chirico o Dalí, o a la "nueva objetividad" como Otto Dix los únicos que se han preocupado por aprender las antiguas técnicas pictóricas. Fuchs conoce a Salvador  Dalí durante una exposición en 1951, y desde entonces cultivaron una gran amistad. Al austríaco le cautivó del español " la calidad de ese dibujo tan realista, creado a partir de cosas completamente imaginadas". Dalí, por su parte, le decía a Fuchs: "Tú eres el Dalí alemán".

Entre 1945 y 1951 Ernst Fuchs es cofundador también de la "Arte-Club" y la Hundsgruppe. En 1949 decide probar suerte en París, y vivir entre los surrealistas al estilo bohemio durante doce años, hasta que al fin le llegó el reconocimiento artístico. Después se suceden los viajes a Inglaterra, España, Italia y los Estados Unidos, país este último donde residió durante un par de años.

Pero en 1956 se produce un cambio en su vida. Tras leer los sermones del Maestro Eckhart y estudiar la alquimia y el simbolismo a través de la obra de Carl G. Jung "Psicología y Alquimia", se convierte definitivamente al catolicismo romano, lo que le lleva a ingresar durante cuatro años en la abadía benedictina de la Dormición del Monte Sión (Israel). Este tipo de conversiones de personas de calidad eran frecuentes antes del Concilio Vaticano II, recuérdense los casos de Chesterton, Papini, y otros. Desde entonces su pintura tendrá una dimensión espiritual religiosa, inspirándose en las mitologías judía, helena, cristiana y nórdica. Dibuja y pinta como en estado de trance, y llega a decir sobre esos estados alterados de conciencia: "Me invaden conocimientos que no esperaba encontrar".
En esa abadía, además de pintar iconos, empezaría a trabajar en su monumental Última Cena, que supuso para él el paso de la miniatura a formatos de mayor tamaño. También pintó su famoso cuadro de Moisés y la Zarza Ardiente. Para la Rosenkranzkirche de Hetzendorf (Viena) pinta el ciclo de los Misterios del Santo Rosario, entre 1958 y 1961. Después regresa definitivamente a Viena, en 1962, donde abre la galería Fuchs-Fischoff para apoyar a los pintores más jóvenes del Realismo Fantástico.

En 1966 publica un libro sobre arquitectura, "Architectura Caelestis (Die Bilder des verschollenen Stils)". Produce varios ciclos importantes de grabados como los del Unicornio, Samson, Esther o La Esfinge. A partir de la década de los 70  empieza a trabajar el bronce, el granito, la plata y la resina sintética. En 1972 participa en una exposición en Japón sobre el Realismo Fantástico, y al año siguiente adquiere la Villa del arquitecto Otto Wagner en Viena- Hutteldorf, la convierte en su taller y la renueva completamente, aplicando sus conocimientos de arquitectura para construir en ella la fuente Nymphäun Omega.
A partir de 1974 trabaja para el cine y el teatro , y diseña el vestuario y las escenografías  para las óperas de Mozart y Richard Wagner representadas en el Opera Metropolitan de Nueva York. También diseña muebles, alfombras, platos, telas, azulejos y piezas de la vajilla de lujo Suomi. Y sigue pintando acuarelas, componiendo música  y escribiendo ensayos filosóficos y poemas. realiza esculturas, medallas, relieves y las 80 ilustraciones en color para la "Biblia de Oro", que él consideraba su obra maestra.

Fuchs pintando el retrato de Breker, en 1970

Cosa curiosa, a pesar de sus orígenes judíos Fuchs admiraba desde niño la obra del escultor favorito de Hitler, Arno Breker. Cuando al fin se conocieron en persona, trabaron amistad y en 1970 Breker realizó un busto del pintor, y este le correspondió  pintando un retrato suyo. Los dos coincidieron con Dalí en la inauguración del Teatro-Museo de este último en Figueras en 1974, y decidieron formar el "Triángulo Dorado", que pretendía resistir a la modernidad y salvar al arte de la anemia espiritual contemporánea. Cuando se produjo la polémica sobre si se debían retirar las obras de Breker del Estadio Olímpico de Berlín durante la final del Mundial de Fútbol de 2006, Ernst Fuchs defendió de forma apasionada la obra de su amigo. Al enterarse del fallecimiento de Breker el 13 de febrero de 1991, escribió una carta:

"¡Mi buen amigo y gran escultor alemán está muerto!
Así también se ha perdido la oportunidad de enmendar la persecución incomprensible, a la que ha sido sometido durante décadas.
Las ideas que dieron origen a la manía de persecución del tercer Reich han sido completamente invertidas y se volvieron contra él. Arno Breker nunca ha recibido la aceptación que merecía. ¡Pero estoy completamente seguro de que, después de su muerte, sus obras encontrará la merecida fama!
Entre los grandes artistas y amantes del arte, Arno Breker siempre ha tenido muchos amigos destacados: Cocteau, Dalí, Peyrefitte, el profesor Ludwig y muchos otros. ¡Quienes le han demonizado, sólo han logrado el éxito de demostrar su falta de talento!
Pero por desgracia, es así: los enanos siempre tienden a elegir al mas grande como su chivo expiatorio.
Cuando  en su 90 cumpleaños Arno Breker estaba tan lleno de vitalidad, yo estaba seguro de que viviría hasta los 100. Lo que me consuela acerca de su muerte es que él ha estado trabajando hasta el final y pasó muy tranquilamente en su sueño.
Ingenio al final de la vida de Arno Breker, una época en el campo de la escultura de este siglo llega a su fin. Breker fue un verdadero profeta de lo bello en el arte. Siempre esculpió -en la tradición clásica- la belleza del ser humano que fue creado por Dios, de una forma tan magistral que no ha sido superada."  

"Pegaso y la musa". Acuarela (1978)


En 1987 se encarga de realizar para la iglesia de san Egid (en Klagenfurt, Austria) los murales para la Capilla del Apocalípsis, una obra de "libre encargo" que debería haberse terminado en 1995, pero que quedó inconclusa. En ella, Fuchs dio rienda suelta a su genio visionario, logrando un conjunto impactante que recuerda a veces a ese otro gran artista con alma de profeta que fue William Blake.
En 1988 se inaugura el museo privado de Ernst Fuchs en la Villa Wagner. Cinco años después expone en el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, siendo uno de los primeros artistas occidentales que tuvieron ese honor. El 9 de noviembre 2015 fallecía Ernst Fuchs, a la edad de 85 años, y como un patriarca bíblico dejando un total de 16 hijos habidos con siete mujeres distintas.

Personalmente opino que Fuchs fue mucho más que un artista extravagante, como a veces se le ha querido presentar, ataviado siempre con sus famosos gorros de brocado. Al igual que su admirado Dalí sintió gran atracción por el mundo de los símbolos y su relación con la "filosofía perenne"; y en mayor medida, y con más constancia que el genio del Ampurdán, esto se manifiesta una y otra vez en su vasta obra. Otra cosa que lo hace parecido a Dalí fue su capacidad para ser el promotor de su propio arte y del de otros artistas más jóvenes aunando, como buen descendiente de semita que era, su carácter místico con una visión extraordinaria para los negocios, lo que le hizo triunfar en vida y llevar a cabo la mayoría de los proyectos que se propuso. No toda su pintura me convence, a pesar del encanto decadente de buena parte de ella. Creo que Fuchs fue de los primeros artistas en probar la mescalina y el LSD, la droga mágica descubierta por Hofmann en 1938 y probada también por el escritor Jünger entre otros. Así que no es extraño que algunos pintores que han militado en el estilo psicodélico como Mati Klarwein,o más recientemente el horripilante H.R. Giger, lo consideren como uno de sus maestros. Pero en ellos falta esa dimensión religiosa superior, esa búsqueda auténtica de lo espiritual en el arte, que a veces puede llegar a parecer blasfema o irreverente a los más indocumentados, tan característica de la obra de Fuchs. Una frase sobre él resume toda su vida: "Nunca le faltaron musas, modelos ni amantes... Los contrastes marcaron su vida y su obra. Dios, eros, la muerte y el demonio."


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