miércoles, 23 de abril de 2014


A VUELTAS CON EL FEÍSMO ENDÉMICO (3): MÁS SOBRE VIGÓPOLIS, ESA CIUDAD TAN "FERMOSA"

Si bien es cierto que fue durante el tardofranquismo cuando se fraguó el actual desastre urbanístico de Vigo,  perteneciendo a esa época buena parte de las aberraciones que aún permanecen en pie,  no deja de ser verdad  que en las casi cuatro décadas de democracia que llevamos poco se ha hecho para remediar esta catástrofe (a pesar de las voces que la han denunciado) e, incluso, se ha porfiado en la misma dirección. Porque, no nos engañemos, podrán llamarlo "desarrollismo", "progresismo" o como quieran, pero la mentalidad de la mayoría de nuestros políticos, empresarios, etc. es la misma de hace cincuenta años:  la apuesta decidida por lo que ellos entienden como "modernidad" y  por el crecimiento económico a cualquier precio. El ansia de grandes beneficios a corto plazo ha llevado a la hipertrofia de determinados sectores (como la construcción o el turismo)  sin reparar en sus terribles consecuencias. Veremos de qué forman se refleja esto en algunos recientes desaguisados que se han cometido en Vigo, y también daremos un repaso al verdadero aspecto que presentan algunas zonas de la urbe en la actualidad.





Vigo sale de la década de los 80 muy mal parada en lo económico, ya que el modo en que se negoció la entrada de España en la UE supuso el desmantelamiento de sectores enteros de nuestra industria nacional, operación conocida con el eufemístico término de "reconversión",  algunos de gran importancia para la ciudad como el pesquero o el naval. En cierto modo, el énfasis que se puso en la moda y la movida musical sirvió de cortina de humo en aquellos años para intentar tapar este desastroso panorama. Para reactivar la economía el tardofelipismo, y sobre todo el aznarato, darían un nuevo impulso al turismo (ey, Macarena!) y a la construcción, algo que Franco ya había hecho en el pasado, es verdad, pero sin destruir el tejido industrial español ni vendernos a las oligarquías trasnacionales. Los años 90 son los del boom del ladrillo en toda España, y Vigo y su área metropolitana  no serían una excepción.
Con el felipismo empiezan a afluir los inmigrantes que poco a poco van cambiando el paisaje social y el color de la ciudad. Muchos llegan para trabajar honradamente en los andamios y otros sectores de la industria, pero no son pocos los que se dedican a la venta ambulante, el top manta,  la mendicidad  organizada y otras formas de economía sumergida. Las tiendas de mayoristas chinos empiezan a proliferar cada vez más, suponiendo una dura competencia para los comercios tradicionales, incapaces de competir con el estilo de trabajo  oriental.
Lo que queda de la juventud exhibicionista de los 80 se ha reconvertido ahora en la pijería profunda que acude en masa los fines de semana al ambiente del Arenal, "para que la miren". El frikismo y otras actitudes más introvertidas y hogareñas, adobadas por las redes sociales y las nuevas tecnologías, se expanden entre la gente joven, obligada a vivir en casa de sus padres por falta de un futuro laboral.  Las viejas "tribus urbanas" van dejando paso a las tribus de verdad: mareros, bandas latinas y pandillas de rumanos que de vez en cuando protagonizan algún que otro hecho noticioso en las páginas de sucesos.


Un decepcionante castrillo de naipes

En el aspecto político y municipal, vivimos desde entonces una etapa de convulsión en la que el gobierno del ayuntamiento, una auténtica jaula de grillos,  lo deciden los pactos entre las fuerzas políticas al no alcanzar ninguna formación la mayoría absoluta en las elecciones (la excepción fue el PP de Manuel Pérez en 1995, pero también con divisiones internas dentro de su partido). Esto ha sido una forma de trasladar el caos de la ciudad a los plenos municipales, dando la clase política un pésimo ejemplo a la ciudadanía, ya que en el caso de Vigo es evidente que les preocupan mucho más sus intereses particulares de  partido que los problemas reales de la gente. Como resultado de esto llevamos más de una década oyendo hablar del tan traído Plan General de ordenación urbana, que no  llegaba a consensuarse por culpa de tirios o troyanos. La principal preocupación del PSOE ha sido  desde entonces hasta ahora impedir que mande el PP, y para ello ha tenido que establecer alianzas con los nacionalistas (antes Esquerda Galega, después el BNG) con los que, sin embargo, nunca logra ponerse de acuerdo en muchas materias, y en particular en la de urbanismo.

El flamante edificio de la Xunta, "cerrando Vigo al mar", en el puerto de Vigo



Durante el mandato del popular Manuel Pérez, se reanudaron las "aventuras inmobiliarias" con el proyecto de las torres de la Finca del Conde y el centro comercial Gran Vía (aprobado por el ayuntamiento en 1998 y declarado ilegal por el Tribunal Superior de Justicia en 2007). El candidato del PP en las elecciones municipales del año sigiente, Juan Corral, decidió asociarse con el ex-presidente del Celta , Horacio G., un personaje que al igual que "Leri" quiso aprovechar su tirón entre las masas para hacer carrera política. Su fichaje lo postulaba como futuro concejal de Urbanismo y Deportes (todo en un mismo pack), lo que presuponía que el empresario viticultor se disponía a dar un salto en sus actividades para conjugar los tres grandes negocios del momento: el "fúbul", la política y el ladrillo. Le fue mal en las tres cosas, y nos perdimos el ascenso de este nuevo jesugil de andar por casa.
 En 1999 los nacionalistas del Bloque consiguen colocar por primera vez a uno de los suyos, a Lois Castrillo, al frente de la alcaldía de Vigo,  mediante un pacto poselectoral con el PSOE de Carlos Príncipe. Las relaciones entre ambos socios del gobierno nacional-socialista fueron de todo menos cordiales. Este bipartito no estaba falto de buenas intenciones, intentando frenar los muchos dislates ladrillistas que tanto caracterizan a los gobiernos del PP, pero nuevamente sirvió para poner  de manifiesto la demagogia que se gastan los políticos, las contradicciones entre teoría y práctica y la irresponsabilidad característica de pasarse la pelota entre las distintas autoridades "competentes": concello, autoridad portuaria, xunta, diputación. Así resulta difícil identificar al responsable último de las chapuzas (por eso, aunque mencionemos a los ediles para seguir un  razonable orden cronológico, no debe culpabilizarse en exclusiva sólo a estos sin tener en cuenta el caos administrativo que rige en nuestro país).
Por ejemplo, una buena idea era potenciar el transporte público para descongestionar el infame tráfico de la city, pero eso sirvió para que Príncipe volviera a insistir en la vieja parida de traer el metro a Vigo, otra megalomanía inviable según los expertos, ya que la excavación del subsuelo sería tan costosa que el proyecto sólo podría ser rentable a partir del millón de habitantes. El PSOE está especializado en especular sobre este tipo de chorradas, con las que se quiere adular los aires de grandeza de una parte del electorado y sacar partido a los guiris ingleses que vienen a visitarnos en los cruceros. Recordemos los famosos teleféricos con el parque de la Madroa (Leri) o del Castro (Abel Caballero dixit).
Otra idea, en principio loable,  fue la de impulsar la cultura (que buena falta hace)  con la apertura en la ciudad de espacios museísticos, como el MARCO, el Museo del Mar de Alcabre o el Verbum @"A Casa das Palabras" de Samil. Por desgracia estos proyectos han resultado con el tiempo estrepitosos fracasos, sobre todo el último, por el escaso número de visitantes y por el importante gasto que para las arcas municipales supone su mantenimiento. Además, en el caso del Verbum, no pareció existir desde un comienzo una idea clara de para qué iba a servir, empleándolo para toda clase de eventos inconexos e inverosímiles. 
También se pensaba intervenir en la playa de Samil, eliminando el muro de contención y devolviendo a la naturaleza todo el espacio perdido. Todo esto quedó, naturalmente, en paja y humo.
Por otra parte, esta era la época en la que Fraga todavía mandaba en la Xunta, y a los del Bloque les convenía llegar a acuerdos con el PP entre bastidores, aprovechando para sus fines la chochez de don Manuel, y la vena nacionalista que afloró en él tardíamente: "administración única", guiños al régimen castrista,etc. Como reflejo de este idilio (que terminaría ruidosamente con el desastre del Prestige en 2002) se levantó en el puerto de Vigo la apoteósica sede de la Xunta en el año 2001, otra mole institucional que contribuye a "cerrar Vigo al mar", haciendo de barrera arquitectónica en la línea de la costa (y con el agravante de que en este caso se trata de un edificio administrativo).




                      La mole negra del centro comercial "A Laxe", en el extremo opuesto


Días de ladrillo y rosas

Todos los esfuerzos de la oposición fueron inútiles y en 2003 regresó el PP a la alcaldía de Vigo, de la mano de la fotogénica  Corina Porro que, como alcaldesa de la prosperity que creía ser, empezó a derrochar dinero público a espuertas, manteniendo las cochambrosas calles de la ciudad siempre engalanadas y floridas. Como era de esperar, se abrió entonces la veda del ladrillo, impulsando desde la municipalidad proyectos mastodónticos que complacían la vocación por el colosalismo de muchos vigueses. Aquellos que presumían de tener el hospital más alto de España, el puente con tirantes más largo del mundo y el tramo de autovía con más curvas de toda la galaxia, podrían tener nuevos motivos para sentirse orgullosos.
En 2004 se edifican las torres gemelas Ifer de la calle García Barbón, cada una con una altura de 17 plantas, donde se encuentra la sede del Círculo de Empresarios de Galicia- Club Financiero de Vigo. En 1996 fueron declaradas ilegales por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, con una sentencia de demolición que se convirtió al final, según la costumbre, en papel mojado.




La bonita fachada modernista de la  antigua fábrica "La Metalúrgica", de Jenaro de la Fuente, otra ruina más. Al fondo, las monstruosas y hasta no hace mucho ilegales  torres del Círculo de Empresarios de  García Barbón


Otra pifiada que debemos a nuestra alcaldesa-estrella fue la culminación en 2008 de un proceso al que le viene bien el título de "cerrar Vigo al mar". Nos referimos al horrendo y macabro centro comercial "A Laxe", situado entre la Estación Marítima y el Hotel Bahía, con el que hace juego, contribuyendo a crear una barrera arquitectónica en pleno puerto de Vigo, que oculta tras un telón oscuro el casco antiguo de la ciudad.  La insistencia para levantar este engendro se debe a los oficios del Consorcio de la Zona Franca, que así pretendía dinamizar ese espacio entre el mar y la ciudad, y que finalmente consiguió de Corina la licencia para llevarlo a cabo. En la actualidad, como sucede con la mayoría de estos centros comerciales que empiezan a proliferar como setas por doquier, no se aprovecha para el comercio ni la cuarta parte de sus instalaciones, por culpa de esta crisis que ya veremos si algún día termina de remontar.

Fue durante aquellos años que los especuladores volvieron a clavar sus ojos en algunos espacios de la ciudad, y a frotarse las manos ante lo que prometía ser un suculento festín. Por entonces empezó el PAU de Navia, el proyecto urbanístico más ambicioso de Vigo hasta la fecha, un lugar perdido en medio  de la nada, entre Samil y Coia, que insiste en la idea de ampliar la ciudad hacia la periferia, mientras el inhóspito centro se va abandonando. También algunos ex-futbolistas del Celta convertidos en promotores inmobiliarios vieron que el Barrio del Cura, una zona muy degradada situada entre el Ayuntamiento y el Berbés, ofrecía excelentes posibilidades de remodelación y lucrativos negocios. La empresa Karpin S.L. adquirió el Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y las casas colindantes con el proposito de construir en su lugar 350 pisazos de lujo con vistas a la ría y un parking subterráneo. Lo que pasaría entonces con el paseo de Alfonso XII, el único mirador con el que cuentan los vigueses para ver el mar desde su ciudad (sin contar los montes del Castro y la Guía) era una incógnita, pero todo permitía presagiar lo peor, de ahí que hubiera cierta preocupación entre algunos vecinos. La cosa quedó paralizada por la Xunta durante diez años, en los que el abandono y la incuria se cebó aun más en esa zona, y parece que ahora volverá a ponerse en marcha, con garantías de que se readaptará el asilo y se conservará o incluso se ampliará el paseo. Al final, ya veremos si la cosa resulta tan bonita como nos la pintan o volverán a repetirse las lacras del pasado.



El barriodel Cura, en completo abandono



El Asilo de las Hermanitas de los Pobres, actual refugio de Okupas


 Aló, Mister Gentleman!

Y llegamos por fin al momento presente, con el actual edil del PSOE don Abel Caballero, encumbrado en 2007, cómo no, gracias a una coalición con sus socios-enemigos del BNG. A este alcalde le ha tocado bailar con la más fea, en plena crisis, además de que la "herencia recibida" en materia de urbanismo sea ya de por sí bastante morrocotuda. Le ha tocado lidiar con la quiebra del sistema financiero gallego (la vergüenza de Novacaixacomosellame), los recortes que afectan especialmente a ciudades como Vigo que carecen de peso administrativo, el cierre de negocios y otras lacras que ha sabido torear con más o menos habilidad ( los "botellones" en una época, la "freak revolution" de los acampados del 15M a la que  llegó a proporcionar agua, luz y wifi en la plaza de ayuntamiento,  los desahucios en los que parece que el concello no tiene  arte ni parte, etc.)
A su favor tiene el ser uno de los pocos que se postulan para alcalde de esta ciudad con un curriculum decente, con estudios, master, experiencia docente y demás. También cuenta su carrera política, por más que desempeñara el cargo de ministro de Turismo y Comunicaciones en la época del pelotazo, y de presidente de la Autoridad Portuaria entre 2005 y 2007, justo cuando se gestó el monstruoso centro comercial A Laxe.
El personaje tiene carisma y sabe aprovecharlo através de dos canales de televisión locales, donde aparece a todas horas en permanente campaña electoral, escuchando entre paternalista y populista mediático (a lo Revilla o Hugo Chávez) las quejas de los ciudadanos, batiéndose el cobre con todo su saber hacer (ya veremos si sigue haciendo lo mismo el día que gobierne con mayoría simple, puesto que a día de hoy sigue dependiendo de los pactos municipales).



El controvertido Colegio de Arquitectos, inaugurado en 2009. En primer término zona de esparcimiento, con  un pavimento escabroso y bancos de perfiles puntiagudos, muy aptos para que los  pequeños sufran cualquier clase de traumatismo


En estos últimos años la alcaldía ha efectuado, hay que reconocerlo, algunas mejoras en el Casco Vello, el parque de O Castro y otros espacios, pero una visita atenta a la ciudad pone de manifiesto que la mayor parte del trabajo queda  por hacer (barrios enteros abandonados, casas derruidas que dejan huecos en calles céntricas como si hubiesen sufrido un bombardeo, solares vacíos en pleno centro, obras interminables agravadas por la crisis, etc)

Y también prosiguen los males: el expansionismo vigués crece de día en día, esta vez en la zona de Valladares donde se sigue urbanizando la periferia, copiando el modelo de Coia y Navia (¿hasta dónde piensan llegar los promotores, hasta la sierra del Galiñeiro?); la manía de construir nuevos megacentros comerciales (ya tenemos cinco por lo menos, y con el de la calle Jenaro de la Fuente pronto serán seis); los problemas para los peatones en muchos puntos de la ciudad, en los que los semáforos se dejan en ámbar para los coches, convirtiendo la empresa de cruzar la calle en una actividad de riesgo (inasequible para la gente mayor); la idea de talar los chopos que molestan a sus planes de "humanización", o el impulso al mega-proyecto Porto Cabral (que supondría la destrucción de un parque forestal para construir ¡otro centro comercial! y una ¡pista de esquí!), etc,etc.

 

 Las torres de Navia. "Máquinas para habitar", que decía Le Corbusier


Por todo ello sorprende el tono triunfalista con el que  el consistorio quiere vender su gestión, aprovechando un gran aparato de propaganda e incluso espacios en internet. De todas formas, al pobre Mr.Gentleman también le crecen los enanos. No hace mucho el diario 20 minutos publicó un ranking de las ciudades menos atractivas de España, y Vigo encabezaba la ominosa lista. Me parece un poco exagerada la conclusión de la encuesta (desconozco el número de coruñeses que participaron en ella, pero sospecho que fue desproporcionadamente elevado), y siendo una ciudad situada en un enclave privilegiado con su ría (algo afectada por los vertidos de mercurio, eso sí) y sus islas Cíes (en constante peligro por el turismo masificado en la estación estival) me cuesta trabajo creer que vaya por delante de sitios como Torrelavega, Puertollano o Leganés. Pero ya se sabe, cuando el río suena es que agua lleva.

Siendo un astuto poítico ( y de la "vieja escuela") nuestro actual edil se sirve del típico chauvinismo de los vigueses para denunciar contínuas conspiraciones anti-Vigo urdidas desde la Xunta,la Diputación de Pontevedra o el gobierno central (todos ellos casualmente en manos del PP). También sabe perfectamente que los vigueses se acostumbran pronto a cualquier aberración urbanística que se les eche, y que incluso a muchos les terminan gustando y premiando con su voto a los responsables. Así pasó con el Hospital Xeral, el paseo de Samil o el centro comercial A Laxe. Todo parece indicar que, a las puertas de las elecciones municipales se preparan una serie de operaciones urbanísticas a gran escala (arreglar lo de la burbuja con nuevas burbujas, se llama eso) que ya veremos si respetan o alteran aún más la fisonomía de nuestra urbe. Todo dependerá de si nuestros regidores siguen pensando que Vigo no es otra cosa que una ciudad de macarras, listillos y sansirolés, en la que todo les está permitido.



Ayer Navia, hoy Valladares y mañana ¿qué?





A continuación ofrecemos algunas "perlas" que podemos encontrar en el Vigo de hoy,  por si alguien por favor (ayuntamiento, propietarios, especuladores o quien sea) puede hacer  algo para remediarlo:


Otro inmueble ruinoso del "casco vello". Mejor no acercarse


Inmuebles arrasados en la calle Elduayen



Hermoso ejemplo de feísmo en la calle Aragón



Fabelismo tercermundista en la Avenida Martínez Garrido, muy cerca de la Estación de Autobuses

Una muestra más de lo que se puede uno encontrar cerca de la Estación de Autobuses



"Barbechos urbanos" en la Plaza de España



El maltratado Barrio de Ribadavia





Veduta de Sanjurjo Badía, en el barrio de Teis


Solares abandonados en Couto Piñeiro


La desidia alcanza a la calle del Príncipe, principal paseo de la ciudad

Aspecto del "casco vello", próximo al ayuntamiento






Para terminar os dejamos con el magnífico trabajo realizado por Cristian Freire que servirá para entender por qué en una época a Vigo se la conocía como la "ciudad de los Palacios". La gente muy sensible es mejor que se abstenga de su visionado, para evitar el sufrimiento:










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