viernes, 23 de agosto de 2013

ARS DIAVOLI (La mano del mismísimo Lucifer)

Grabado nº1 de "De Umbrarum Regni Novem Portis", firmado por L.C.
 Desde el suceso del Génesis, todos sabemos que Dios es escultor, de la escuela figurativa para más señas, y que se inclina  por las técnicas sencillas, como el modelado en arcilla; además también sospechamos que es pintor, y de tendencia más bien impresionista, a juzgar por esos hermosos crepúsculos que se pueden ver, por ejemplo, algunas veces en la Ría de Vigo, con las islas Cíes de telón de fondo. Ahora sabemos que su eterno rival, Lucifer, también tiene inclinaciones artísticas, aunque relacionadas con el mundo de la Imprenta (la letra impresa y el grabado) y que es el autor de un libro maldito, el Delomelanicon (no confundir con el Necronomicon) que ha ido pasando de mano en mano entre los iniciados, en el transcurso de los siglos.

Conocemos la existencia de este abominable tratado para invocar al demonio, porque un tal Aristide Torchia pudo hacerse con él en Praga durante el siglo XVII, y tuvo la osadía de imprimirlo en Venecia en 1666, bajo el epígrafe de "De Umbrarum Regni Novem Portis"  (Las Nueve Puertas del Reino de las Sombras).En la primera página del libro aparece un curioso anagrama donde figura la serpiente uróboros y la leyenda "Sic Luceat Lux" (Así brille la luz), y una enigmática frase: "Con licencia y privilegio de los superiores".
Como es natural, la peripecia del impresor le valió la condena del Santo Oficio, que se cumplió en la hoguera al año siguiente, siendo la edición entera de la obra secuestrada, y sirviendo también de pasto a las llamas.
¿Entera? Parece que no fue así, ya que tres ejemplares sobrevivieron hasta nosotros. El ingenioso Torchia, que preveía lo que le podía pasar, creó una copia de seguridad que distribuyó entre esos tres ejemplares, de manera que reuniendo los tres era posible reconstruir la obra original.

Grabado nº 5 de la misma obra. También lleva la firma L.C.


Esta argucia escapó tanto al celo inquisitorial, como al de los adeptos de lo diabólico que han querido servirse inútilmente de los poderes sobrenaturales que encierra ese grimorio. La clave está en los  nueve grabados que Torchia reprodujo en un estilo xilográfico, ya en cierto desuso en su época, que se rendía ante los aguafuertes a lo Rembrandt,  y que recuerdan en su estilo a las obras renacentistas de Lucas Cranach y Alberto Durero. En  ellos puede observarse que las marcas de grabador difieren entre los ejemplares conservados, ya que en algunos aparecen las iniciales A.T. como sculptor e inventor, mientras que en otros A.T. sólo aparece como sculptor, siendo el inventor un tal L.C. (¿Lucifer?).
La invocación sólo puede surtir efecto si se poseen todos los grabados que firmó L.C.... y eso sólo es posible si se accede a los tres ejemplares sobrevivientes.
De todas formas Lucifer es el campeón  de las añagazas, y siempre depara alguna "sorpresa" a los que se pasan de listos. No todas las cosas son lo que parecen ser, ni todas las láminas corresponden a la edición original de Torchia.
Por ejemplo, aquí podemos ver una versión del grabado número 2 (en el margen superior aparece el numeral correspondiente en hebreo, romano y griego) donde se ve a un ermitaño sujetando unas llaves, en el umbral de una puerta (en todos los grabados aparecen puertas). En este dibujo, firmado sólo por A.T., observamos como el anciano sostiene las llaves con la mano derecha, mientras que en la versión de al lado, firmada además por L.C. y presente sólo en uno de los tres ejemplares, la reemplaza la mano izquierda. Son pequeñas alteraciones como estas las que distinguen el auténtico grabado, debido a la "mano maestra" de Lucifer, de los otros dos modificados por el impresor.
Otro detalle a tener en cuenta son las lemas que aparecen debajo de cada grabado, todos ellos en lenguaje cifrado. El del ermitaño en particular se puede traducir como "Clausae Patent" (Abren lo cerrado, en latín).

Segundo grabado, firmado por A.T. (sculptor) y L.C. (inventor)
Segundo grabado, firmado sólo por A.T.


El grabado número nueve es el que más quebraderos de cabeza a dado a los especialistas, ya que es el único que se repite en los tres ejemplares de forma inalterada. El lema que lo acompaña reza , tras ser debidamente descodificado, "Nunc scio tenebris lux" (Ahora se que de las tinieblas viene la luz) y  las marcas del grabador llevan siempre las iniciales A.T. Siguiendo la lógica de la edición de Torchia debería haber alguna de las tres copias que llevara la firma L.C., por eso se sospecha que una de ellas fue hábilmente falsificada y sustituida, a partir del modelo que ofrecido por alguna de  las otras dos. La lámina inventada por L.C. se dio por perdida, hasta que una investigación reciente pudo dar con el ejemplar que mostramos a continuación.


Último grabado, con las iniciales A.T., 

Compárese con este otro, que algunos consideran como auténtica creación de L.C.


La imagen en cuestión presenta la peculiaridad de que pudiera tratarse de un autorretrato del mismísimo Lucifer, ya que algunos tienen fundados motivos para creer que el Angel Caído pertenece al género femenino y está condenadamente buena, pareciéndose además a la actriz Emmanuelle Seigner. De todas formas, eso es cuestión de opiniones, vean si no esa otra xilografía de Durero donde aparece un retrato menos favorecedor del  diabólico personaje.


Grabado de Durero para el "Apocalipsis" (1497-98)








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