sábado, 16 de marzo de 2013

EL "TEBEO" QUE NO PASÓ LA CENSURA (2)

Portadilla del cuaderno 71 de la serie "El Jabato" ( nº 255 de "Super Aventuras") Bruguera, 1960.

Continuamos con el repaso nostálgico a un clásico del cómic de nuestra infancia, "El Jabato", que fue salvajemente mutilado en las reediciones en color que publicó Bruguera (y herederos) a partir de 1969 hasta nuestros días (el que no se haya rectificado esta afrenta todavía, cuando ya no existe" la censura" - bueno, aún queda algo, acordémonos de las portadas de "El Jueves" - resulta imperdonable). En su momento, algún censor con sotana, pero "enterao" en psiquiatría y sociología, en línea con los aires renovadores del Concilio Vaticano II, decidió aplicar con la frialdad de un tecnócrata sus "criterios de racionalidad" para extirpar aquellas imágenes espeluznantes que hacían saltar en pedazos sus rígidos esquemas cartesianos. De alguna clase de "terror cósmico" (¡Iä-R'lyeh! ¡Cthulhu fhtagn! ¡Iä! ¡Iä!) debió de sentirse víctima el asustadizo inquisidor al supervisar la aventura que vamos a ofrecer, y considerándola dañina para los futuros miembros de la sociedad en desarrollo que se estaba construyendo, a base de turismo y ladrillo (¿les suena?), procedió a cortar por lo sano.


Tras la aventura con el pez espada, el pirata Sankali recibe el castigo que merece su desmedida avaricia (acaba ahogándose en las aguas de Atlantis) y El Jabato y sus amigos se dedican unos días a la exploración submarina con fines científicos y culturales (hasta ahí todo "correcto", pensaría nuestro amigo inquisidor). 
 
Fotograma de  "Creature From the Black Lagoon"(1954)
Cuaderno 70 de"El Jabato"

 


  Pero entonces, una extraña criatura híbrida entre hombre y pez se encapricha de Kania, la bella hija del rey de los bárbaros Kimberlan, y la rapta para llevársela con ella a las profundidades del abismo. Jabato acude al rescate y no ceja hasta encontrar a la curiosa raza que mora entre las ruinas de la desaparecida Atlantis y que, se intuye, son los descendientes degenerados y adaptados al medio submarino de sus antiguos habitantes. Y aquí entramos en el meollo del asunto,  que adquiere tintes lovecraftianos, al tener que vérselas nuestros amigos con esos seres anfibios que nos pueden recordar a los merodeadores de "La sombra sobre Innsmouth", aunque lo más probable es que los creadores de "El Jabato" (Víctor Mora y Francisco Darnís) se inspirasen en las películas de la Universal, tan en boga por los años 50, del Monstruo de la Laguna Negra (que, a su vez, pueden haber estado basadas parcialmente en algún relato de Lovecraft).

Página del cuaderno 70 de "El Jabato"(nº 254 de "Super Aventuras") Bruguera, 1960.




Pero para un fan de HPL en esta historia no falta de nada: además de los hombres-pescado, están esas ruinas que se asemejan a la mítica R´lyeh, la morada subacuática del Gran Cthulhu, e incluso al final hace su aparición un gigantesco octópodo que atrapa con sus tentáculos  a una de las criaturas híbridas. Y también está esa atmósfera vertiginosa y llena de dinamismo que envuelve a los personajes, irrepetible, que tanto nos recuerda (salvando las distancias) al mejor Burne Hogarth, y que por desgracia nunca más volveremos a encontrar en las páginas de "El Jabato".
A partir del momento en que entraron en vigor los nuevos criterios de la censura para las publicaciones juveniles, y se pusieron bajo el microscopio los tebeos para analizar hasta el más nimio detalle que pudiera perjudicar las mentes de los jóvenes e infantes, podemos decir que las historietas de aventuras en nuestro país sufrieron un golpe mortal del que difícilmente se recuperarían . Convertidos los trepidantes héroes de antaño en carmelitas descalzos, y siendo los argumentos cada vez más absurdos (por intromisión de los censores), sosainas y cursis (por efecto de la autocensura), la cosa no podía ir peor.
 
 


En realidad los censores asignados por Fraga respondían a un programa de "ingeniería social" que pretendía aislar a los adolescentes en una especie de burbuja protectora, a salvo de cualquier influencia "sospechosa". Bien es verdad que existen meapilas y remilgad@s de todo pelaje y condición, y probablemente si el bibianapajinismo hortera hubiera perdurado en España unos años más, no me cabe duda ninguna que hubiera arremetido contra todo lo que considerase "políticamente incorrecto". Sólo tenemos que ver cómo se las gasta la progresía de allende  nuestras fronteras, organizando campañas mediáticas contra Frank Miller, por ejemplo, antes tan reverenciado, y al que se le acusa ahora de todas las "fobias" habidas y por haber. E, incluso, llegan al colmo de lo grotesco tomándola con "Tintín en el Congo", pretendiendo culpar a Hergé de promover la violencia racista.
En mi opinión, también creo que existen ciertos límites que no se deben traspasar (y algunos mangas japoneses podrían servir de ejemplo por su sadismo desbordante); pero es bastante cierto que ,en muchas ocasiones, la insania la incuban los propios censores. Eso sí, ahora desde el poder se juega la carta de las subvenciones en lugar de la censura, y se promocionan a autores de reconocida "pluma" en los manuales escolares, por ejemplo.http://elconfidencialdigital.com/vivir/037481/el-tan-criticado-comic-de-ali-baba-y-los-40-maricones-ya-fue-recomendado-en-2001-por-el-ministerio-de-educacion-del-gobierno-aznar?IdObjeto=12001 La cara y la cruz de la misma moneda.



Páginas del cuaderno 71 de "El Jabato"( nº 255 de "Super Aventuras"). Bruguera, 1960.

A pesar de la belleza de las portadas de Antonio Bernal para las ediciones del "Jabato Color" que todos conocimos de niños, yo me quedo con la magia de los cuadernillos apaisados (muy difíciles de encontrar hoy en día), donde se me permite disfrutar del personaje sin censuras, tal y como lo concibieron originalmente sus autores.Con la sobriedad y la contundencia del blanco y negro. Además, las portadillas en color realizadas por Francisco Darnís y sus colaboradores tampoco eran mancas, como puede apreciarse aquí
Sirva esta entrada como cumplido homenaje a los autores de aquellos tebeos que tantos buenos ratos nos hicieron pasar en nuestra infancia.


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