jueves, 14 de marzo de 2013

  LUGRÍS, EL PINTOR DEL MAR INFINITO

 

Urbano Lugrís "Mar de Sargazos" 1946

 

Grande entre los grandes fue el maestro Don Urbano Lugrís González ( La Coruña,1908?-Vigo,1973), o Ulyses Fingal como solía firmar sus creaciones literarias, del que pronto se cumplirán 40 años de su triste desaparición. 
Cuánta falta nos hace ahora Lugrís, en una época tan prosaica y desprovista de talentos, aunque abunden los supuestos "genios" por todas partes. Él sí que era un Genio de verdad, autodidacta y polifacético, poeta en prosa y en verso, actor,  pintor, muralista, diseñador... Y que se convirtió en personaje de leyenda, paseando su estilo bohemio de hombre libre por las calles y tabernas de Vigo ("Xouba City" como él la bautizó), dejando en ellas su impronta para siempre. Aunque los medios oficiales lo hayan relegado al olvido durante muchos años, y todavía a día de hoy no se le haya hecho el reconocimiento que merece. Cuántos personajillos han querido imitarle, pensando que vivir de un modo estrafalario le convertía a uno en genio (yo he conocido varios de estos), pero ninguno le llegó nunca a la suela del zapato.



Urbano Lugrís "Templo Sumergido" 1946



 

 Algunos lo denostaron por haber aceptado el papel de "pintor de cámara" (de camarote,le gustaba precisar a él) del anterior Jefe del Estado, Francisco Franco. Entre otros recibió el encargo de decorar los camarotes del yate Azor y el políptico del Descubrimiento para el Instituto de Cultura Hispánica. Pero muy probablemente los mismos que se lo reprochaban le envidiaban estos encargos. Vivimos en el país donde la envidia es el deporte nacional, muy por delante del balompié, y donde se acuñó la famosa sentencia "tú calumnia, que algo queda". Y Lugrís sufrió en carne propia los estigmas de esta "costumbre" nacional.


Urbano Lugrís "Leyenda Marina" 1946


 Más tarde ha sido reivindicado por la progresía intelectual gallega (los Beiras, Rivas, Patiños y compañía) que han querido presentar a Lugrís como uno de los suyos, cuando Lugrís era único e inclasificable, un romántico solitario al que le tocó vivir fuera de su tiempo. De todas formas, se agradece el gesto de los que lo han rescatado del olvido, tal vez sea de las pocas cosas buenas que hayan hecho en su vida.
He seleccionado para ilustrar esta entrada unas cuantas obras de su mejor época, la que corresponde a su primera etapa viguesa, durante la década de los 40 del siglo XX,  cuando vino a instalarse a una pequeña ciudad que entonces tenía mucho de pintoresco puerto marinero, nada que ver con lo que luego se convirtió. Todavía no proliferaban las feas torres de hormigón construidas de cualquier manera, ni el ruido de los coches saturaba el aire, y el mar seguía siendo un espacio sagrado y misterioso, inspirador de sueños y bellas obras de arte. Ahora el mar se entiende sólo como industria,  y se le somete a una explotación despiadada que acabará con él y con nosotros mismos algún día.




Urbano Lugrís  "Serpiente de mar" 1946

El mar y todo lo  relacionado con él fue el tema principal de los cuadros de Lugrís. Un mar soñado, místico,  nutrido de leyendas célticas y galaicas, poblado de hipocampos, sirenas y seres fabulosos de los bestiarios y los Libros de Horas. Pintado al óleo, a la manera antigua de los primitivos flamencos e italianos a los que tanto admiraba. Algunas de sus pinturas son casi miniaturas, otras grandes retablos y murales. Su estilo, de gran originalidad, ha sido clasificado como "surrealista", aunque nada tiene que ver con los desvaríos erotómanos de los discípulos de Freud. Otros le han colgado la etiqueta de "decadente" o de "naïf", y tampoco han acertado, porque Lugrís es (lo vuelvo a repetir) inclasificable e irrepetible.
Sirvan estas obras que hoy traemos aquí para sumergirnos en la magia metafísica de este gran artista gallego y universal, del que volveremos a hablar más veces en próximos artículos.





Urbano Lugrís "¿A dónde iría?" 1944
 

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