EL TINTÍN MÁS INSÓLITO (y 5): La Edad de Oro
Tensiónes raciales en El cangrejo de las pinzas de oro (1942) |
Así se conoce al periodo comprendido entre 1940 y 1944, en el que Hergé consolida a su personaje dándole su forma definitiva, dibuja algunas de sus historias más emblemáticas, crea a personajes secundarios tan importantes como el Capitán Haddock (un auténtico hallazgo narrativo) o el profesor Tornasol, y se empiezan a publicar las aventuras de Tintín a todo color. También coincide con la época en que colabora con el diario Le Soir, el más importante de Bélgica, durante los años de la ocupación por el ejército alemán. Llegamos así a la etapa más brillante pero también la más controvertida de su carrera como dibujante.Entre los meses de mayo y de junio de 1940 el Tercer Reich derrotó de manera fulminante a los ejércitos de Países Bajos, Luxemburgo, Bélgica y Francia. El rey de los belgas Leopoldo III se rindió ante los alemanes y el país fue rápidamente ocupado. Hergé, tras intentar sin éxito establecerse en Francia, decide regresar a Bruselas en medio graves problemas financieros, ya que el periódico católico para el que trabajaba había sido clausurado. Victor Matthys, editor del diario rexista Le Pays Réel le ofreció un contrato, pero Hergé actuando con mucha prudencia lo rechazó, ya que la línea del periódico estaba muy politizada y él quería que su personaje se mantuviera en lo posible al margen de las ideologías, cosa muy difícil de lograr en aquel tiempo. En esto le va a llegar a través de Raymond de Becker otra oferta bastante más tentadora: publicar sus historias de Tintín en Le Soir, el periódico francófono del que su amigo era el editor en jefe y que en esos momentos era el de mayor tirada de toda Bélgica, con unos 300.000 ejemplares diarios. De ese modo su trabajo conocería una mayor difusión, además de contar con unas condiciones laborales inmejorables, ya que se le permitía trabajar desde su propia casa. Los cómics americanos como los del ratón Mickey habían dejado de publicarse, y eso favorecía a los autores europeos como Hergé. Pero sólo había un "pequeño" problema; desde la llegada de los alemanes éstos se habían hecho con el control de Le Soir y habían puesto al frente a Raymond de Becker, por sus ideas cercanas al fascismo y por prestarse a colaborar con ellos. Hergé y de Becker se conocían desde los tiempos de Le XXème Siècle, e incluso el dibujante había llegado a diseñar la cubierta de su libro "Por un nuevo orden", publicado en 1931. La postura de Hergé era en aquellos años fue un poco ambigua, llegando a confesar años más tarde, en una entrevista para el Haagse Post en 1973: "Reconozco que yo también creí que el futuro de Occidente podía depender del Nuevo Orden. Para muchos la democracia se había mostrado decepcionante y el Nuevo Orden traía nuevas esperanzas. A la vista de todo lo que pasó, fue un trágico error."
Portada diseñada por Hergé (1931)
El padre de Tintín terminó fichando para ese periódico "colaboracionista" y aceptó responsabilizarse de Le Soir-Jeunesse, el suplemento semanal para la juventud, donde también trabajaron otros dibujantes amigos suyos como Paul Jamin y Jacques Van Melkebeke. Allí empezó a publicar desde el 17 de octubre de 1940 El cangrejo de las pinzas de oro. En esta ocasión y para evitar cualquier clase de matiz político, Hergé renunció a tratar los temas de actualidad y volvió a una trama de contrabandistas de opio que operaban en países árabes, como sucedía en Los cigarros del faraón. En esta aventura se conocen Tintín y el Capitán Haddock (cuyo apellido, de resonancias británicas, más tarde se aclarará que tiene un origen francés) y también debuta el contramaestre Allan, otro villano de la serie. Como guiño al Eje y para curarse del sesgo antijaponés de El Loto Azul, aparece el personaje de Bunji Kuraki, de la jefatura de policía de Yokohama, que es raptado en el momento en que iba a entregarle una carta de advertencia a Tintín acerca de la peligrosa banda que está investigando. Huyendo del barco del capitán, el Karaboudjan, Tintín y su nuevo amigo se hacen con una avioneta e intentan alcanzar la costa española, pero una tormenta los empuja hacia el desierto del Sahara, "el infierno del sediento", donde Haddock sufre terribles alucinaciones causadas por el delirium tremens. En busca del barco de los narcotraficantes llegan al puerto marroquí de Bagghar, un escenario que Hergé recrea con maestría, y allí descubren que el jefe de la banda es Omar Ben Salaad, el típico gerifalte corrupto de la región, como esos que ahora componen el majzén. La historia tiene un encanto y exotismo colonial que evoca las posesiones francesas en el norte de África, y los combates entre la legión extranjera y las tribus bereberes. No obstante, y a diferencia de lo que sucedía con los rótulos en chino de El Loto Azul, los textos que aparecen en árabe no son muy rigurosos.
La serialización en Le Soir-Jeunesse duró hasta el 3 de septiembre de 1941, en el que la escasez de papel ocasionada por la guerra llevó a la definitiva desaparición del suplemento. El cangrejo de las pinzas de oro seguiría apareciendo durante un mes más en Le Soir como una tira diaria, lo que le exigió a Hergé cambiar el ritmo de su narrativa, manteniendo el suspense al final de cada entrega. Ese mismo año Casterman recopila la historia y la publica como un libro, siendo el último volumen de Tintín que aparece en blanco y negro. Volverían a reeditarlo en 1943, pero esta vez a todo color. Fue una de las aventuras que mayor acogida halló entre el público, la primera en ser llevada al cine de animación y sería luego aprovechada por el avispado Spielberg para su refrito cinematográfico de 2011. Sin embargo, también tuvo problemas con los censores norteamericanos en 1959, que por idénticas razones que en Tintín en América no aprobaban la presencia de negros y blancos compartiendo las mismas escenas o las viñetas en que aparecía el Capitán Haddock bebiendo directamente de la botella de whisky. Estas escenas se redibujaron para hacerlas más "políticamente correctas", afectando más tarde a las ediciones oficiales de todo el mundo.
Las aventuras que vendrían a continuación se seguirían publicando en Le Soir hasta 1944, aunque Léon Degrelle intentó convencer a su viejo amigo para que por aquellos años se pasase a su periódico Voilá, el cual le había dedicado incluso una portada en 1942; pero Hergé siempre declinó este ofrecimiento. Estas nuevas aventuras discurrirían por parecidos derroteros que El cangrejo de las pinzas de oro, alejándose en principio de cualquier posicionamiento o compromiso ideológico y gozando tal vez por ese motivo del favor de la mayoría de los lectores.El secreto del Unicornio es una historia de largo aliento, que combina la trama detectivesca con la narración épica, ambientada en la época de la piratería, y que tiene su continuación en la aventura submarina, con reminiscencias vernianas, de El tesoro de Rackham el Rojo. De la misma forma, Las siete bolas de cristal regresa al tema de los misterios arqueológicos y las maldiciones contra los que osen profanarlos, que ya vimos en Los cigarros del faraón, pero esta vez la acción nos llevará hasta la cordillera de los Andes y las momias incas. Su continuación, El Templo del Sol, deberá esperar algunos años para ver la luz, una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, en 1946.Pero antes que todas ellas está otra historia, una de mis favoritas, que hoy puede parecer bastante inofensiva, y que sin embargo sería la que mayores quebraderos de cabeza le trajo a su autor: La estrella misteriosa. Ésta se empezó a publicar en Le Soir en tiras diarias en blanco y negro en octubre de 1941 y duró hasta mayo de 1942. Ese mismo año Casterman la publicó como un libro, siendo el primero en que se usó sistemáticamente el color mediante la cuatricromía, y el formato definitivo de 62 páginas. Es un relato alucinante en el que partimos de una atmósfera apocalíptica (fiel reflejo del ambiente bélico que se vivía en la Europa de entonces) con el avistamiento de un meteorito que amenaza con chocar con el planeta Tierra y que provoca la subida anormal de las temperaturas y los aciagos vaticinios de Philippulus el Profeta. También los sabios creen llegado el día del fin del mundo, emitiendo uno de esos alarmantes pronósticos que, por fortuna, nunca llegan a cumplirse. Finalmente, sólo un pedazo del asteroide se desprende, cayendo al Océano Ártico. A partir de ahí la historia toma un rumbo parecido a la novela de Julio Verne "La caza del meteoro" (1908). El profesor Hipólito Calys cree haber descubierto un nuevo metal, el calisteno, y organiza una expedición científica para ir a recuperarlo, a bordo del "Aurora", el nuevo barco del Capitán Haddock. Entretanto, otro barco de bandera norteamericana, fletado por un financiero con apellido judío, Mr. Blumenstein, dueño de un banco y que controla la Golden Oil Company, sale en la misma dirección para apoderarse del raro mineral, y el tal Blumenstein no tendrá ninguna clase de escrúpulos a la hora de servirse del engaño y del sabotaje para lograr sus fines.
Portada diseñada por Hergé (1931) |
El padre de Tintín terminó fichando para ese periódico "colaboracionista" y aceptó responsabilizarse de Le Soir-Jeunesse, el suplemento semanal para la juventud, donde también trabajaron otros dibujantes amigos suyos como Paul Jamin y Jacques Van Melkebeke. Allí empezó a publicar desde el 17 de octubre de 1940 El cangrejo de las pinzas de oro. En esta ocasión y para evitar cualquier clase de matiz político, Hergé renunció a tratar los temas de actualidad y volvió a una trama de contrabandistas de opio que operaban en países árabes, como sucedía en Los cigarros del faraón. En esta aventura se conocen Tintín y el Capitán Haddock (cuyo apellido, de resonancias británicas, más tarde se aclarará que tiene un origen francés) y también debuta el contramaestre Allan, otro villano de la serie. Como guiño al Eje y para curarse del sesgo antijaponés de El Loto Azul, aparece el personaje de Bunji Kuraki, de la jefatura de policía de Yokohama, que es raptado en el momento en que iba a entregarle una carta de advertencia a Tintín acerca de la peligrosa banda que está investigando.
El perverso Mr. Blumenstein, enfrentándose a su destino |
En palabras de Hergé, el proyecto originario de esta aventura trataba "entre otras cosas, de la rivalidad por el progreso entre Europa y los Estados Unidos. He descrito esta lucha a través de la carrera de dos buques hacia un mismo objetivo". El plantel de sabios que componen la expedición del "Aurora" representan a los países del Eje, los neutrales o los ocupados por los alemanes: Suecia, Alemania, Francia, Portugal y España (el señor Porfirio Bolero y Calamares, de la Universidad de Salamanca, que guarda un cierto parecido con nuestro Santiago Ramón y Cajal). Como curiosidad, el sabio sueco Erik Björgensköld es un retrato del célebre científico suizo Auguste Piccard, que más tarde inspiraría también las facciones del profesor Tornasol; y el representante francés, Monsieur Cantonneau reaparecería años después en la serie, en Las siete bolas de cristal. Esa rivalidad entre la Europa del Tercer Reich y los USA se haría una realidad mientras se publicaba esta historia, porque en diciembre de 1941 los Estados Unidos entraban en la guerra de parte de los aliados. En el desenlace de esta historia, Hergé realizó su primera gran incursión en el género fantástico (la siguiente sería en Vuelo 714 para Sidney) al descubrir Tintín las propiedades insólitas del calisteno, capaz de agrandar el tamaño de los hongos, las plantas y los insectos. El dibujante logra aquí una inquietante atmósfera onírica, empleando efectos ópticos muy notables.
Bandera useña (1942) cambiada por la de São Rico en 1954 |
Sin embargo, acabada la Segunda Guerra Mundial el álbum se volvió problemático, hasta el punto que hubo que cambiar algunos aspectos clave del guion. En la edición de 1954 ya no son los norteamericanos los rivales de Tintín, sino los representantes de un país ficticio, la República de São Rico (algún paraíso fiscal sudamericano). No era cuestión de irritar a los supremos vencedores de la guerra y que estaban ocupando Bélgica y prácticamente toda la Europa occidental en esos momentos. Hubo incluso un amago de redibujar la historia, con la excusa de que el "Aurora" era un barco mal diseñado, que no podría flotar en el agua. La realidad es que los rasgos faciales de Mr. Blumenstein eran demasiado conspicuos, y revelaban bien a a las claras el origen étnico del personaje. Al final, Hergé optó por cambiarle sólo el nombre y llamarle ahora Mr. Bohwinkel, una expresión que en el dialecto bruselense significa algo así como "confitería". Lo curioso es que más tarde se enteró que existía en realidad ese otro apellido, y que como el anterior también es judío. Una fatalidad; a ver si Steven Spielberg tiene redaños suficientes para adaptar La estrella misteriosa al cine, y en su versión original.
El pastiche de Tintín publicado por la resistencia en 1944 |
Volviendo atrás en el tiempo, la situación que se vivía en la Bélgica ocupada era cada vez más complicada a medida que el Tercer Reich iba perdiendo la guerra. Le Soir y todos los que trabajaban para ese periódico fueron tachados por la "resistencia belga" como colaboracionistas y "antisemitas", y Hergé tuvo el dudoso honor de figurar en las listas negras en un puesto destacado. En el diario belga L'Insoumis le llegaron a acusar directamente de "colaboracionista", poniéndolo así en la picota. En 1944 empezaron a salir en el semanario de la resistencia belga La Patria: Galería de los traidores, unas tiras que parodiaban las aventuras de Tintín bajo el epígrafe de "Tintín y Milu en el país de los nazis", en las que los personajes de Hergé recriminaban a su propio creador por haberse pasado al "lado equivocado de la historia". Para demostrar el supuesto filonazismo del dibujante se señalaba en particular que en La isla misteriosa el villano, Mr. Blumenstein, aparecía representado con la nariz bulbosa y los típicos rasgos porcinos y untuosos con los que la propaganda alemana satirizaba a los oligarcas judíos. Además, en la primera versión de esta historia que se publicó en Le Soir aparecían un par de viñetas (suprimidas muy pronto en la edición en color de Casterman de 1942) en las que se mostraban a dos personajes con un aspecto estereotipado de mercader judío y avariento, que mantienen una curiosa conversación al escuchar al profeta Philippulus anunciando el Apocalipsis:
"¿Escuchaste, Isaac?...El fin del mundo... ¿Y si fuera verdad? ...""Oye, oye...¡Sería un buen negocio, Salomón!... Debo 50.000 francos a mis proveedores...Gomme za, no te preocupes...
Las polémicas viñetas de la primera versión de La estrella misteriosa. |
Lo cierto es que no era la primera vez que Hergé recurría a esos estereotipos, o "caricaturas" como él las solía llamar, en sus historias. Ya vimos de qué manera representaba a los personajes de raza negra, y en el caso de los individuos de perfil "semita", aparecen en varias ocasiones a lo largo de la serie de Tintín, ya sea como ruines mercachifles o como oligarcas avariciosos y sin escrúpulos. Incluso el supervillano Rastapopoulos, pese a su aparente origen griego, tiene unos rasgos muy próximos a los de la típica caricatura del judío. Además de esta aventura antiamericana y, para algunos, antijudía de Tintín de La estrella misteriosa, Hergé estuvo realizando por aquellos años ilustraciones para las fábulas de Robert de Vryoland, que también incurrían en esa clase de estereotipos. Pero es que la presencia del arquetipo del judío usurero es muy extensa en la tradición literaria occidental, y habría que remontarse a los ilustres casos de William Shakespeare, Francisco de Quevedo, Charles Dickens o Julio Verne, por poner sólo algunos ejemplos. En la tradición pictórica podríamos recordar a artistas como El Bosco, Marinus Van Reymerswaal o hasta Gustave Doré, el ilustrador de El judío errante; la lista es tan enorme que los de la cultura de la cancelación y la ADL van a tener trabajo para rato. En la propia Bélgica y hasta la actualidad existían tradiciones populares como el carnaval de Alost, que también han sido vetadas por "antisemitas" en los últimos años.
Galería de oligarcas |
Galería de mercachifles |
Cuando las tropas alemanas salieron de Bélgica el 3 de septiembre de 1944, se desató la "caza de brujas". Hergé fue arrestado hasta cuatro veces por diferentes grupos: la Seguridad del Estado, la policía judicial, el Movimiento Nacional Belga y el Frente de la Independencia. Empezó un largo y tedioso proceso en el que se le acusaba de simpatizar con el Nacionalsocialismo y con el Rexismo, y haber contribuido a las ventas de Le Soir con su trabajo. El caso pareció cerrarse en noviembre de 1945, cuando un juez dictaminó que sus dibujos eran "anodinos"; pero se volvió a abrir cuando un diario católico, La Cité nouvelle, publicó una carta en la que se pedía su encarcelamiento por traidor. Se creó hasta una comisión para juzgarlo nuevamente en el Parlamento el 2 de febrero de 1946, siendo de nuevo absuelto de los cargos. Otros compañeros suyos no tuvieron tanta suerte, ya que sus jefes Raymond de Becker y Norbert Wallez, los ilustradores Jacques Van Melkebeke y Paul Jamin o los periodistas Marcel Dehaye y Robert Poulet fueron en un primer momento condenados a muerte, sentencia que no se cumplió en estos casos, aunque sí permanecieron encarcelados durante años. En cambio sí fueron ejecutados el rexista José Streel y el periodista del XXème Siècle Victor Meulenijzer.
Como declaró Hergé en su última entrevista a Benoist Peeters en 1982, el período tras la "liberación" fue la época que más le marcó, ya que vio a compañeros suyos fusilados que para él eran patriotas: "Fue una época de intolerancia absoluta. ¡Fue horrible, horrible!"
Años después, Hergé ayudaría a su amigo Marcel Delhaye y lo nombraría su secretario particular, e ingresaría como miembro en la Association de Amis de Robert Brasillach, presidida por Maurice Berdèche.
La consecuencia principal que tuvo para él todo el proceso de posguerra contra él es que, mientras duró, se le consideró un "incívico" y se le prohibió publicar sus dibujos entre finales de 1944 y finales de 1946. Durante este periodo oscuro probó a realizar trabajos conjuntos con Edgar P. Jacobs, compartiendo ambos el pseudónimo de Olav.
No fue hasta que el editor de Editions du Lombard y excombatiente de la resistencia Raymond Leblanc tuvo la idea de publicar la revista "Tintín", que Hergé pudo volver a reinsertarse en la sociedad belga. Allí pudo continuar las aventuras del intrépido reportero donde las había dejado, con el Templo del sol.
También en 1946 retomó una vieja idea de crear una especie de enciclopedia visual de temas específicos, con postales en las que Tintín aparecía disfrazado de época. En los años cincuenta Editions du Lombard publicaría estas series de cromos en color con el título de Voir et Savoir, una de ellas dedicada a la historia de la aviación entre los años 1939-1945. Curiosamente en algunas de estas estampas aparece Tintín con uniforme de aviador alemán, aunque también lo vemos con uniformes de otras nacionalidades (británica, italiana...).
Historia de la aviación 1941: Focke-Wulf 190-A9 |
Bibliografía consultada:
-"El arte de Hergé, creador de Tintín" de Philippe Goddin, volúmenes I y II. Ediciones Zendrera Zariquiey, 2008.
-"Conversaciones con Hergé" de Numa Sadoul. Editorial Juventud, Barcelona, 1986.
-"Tintín en el país de los soviets" por Hergé. Editorial Juventud, Barcelona, 1983.
-"Tintín en el Congo"; "Tintín en América"; "Los cigarros del faraón"; "El loto azul"; "La oreja rota"; "El cetro de Ottokar"; "El cangrejo de las pinzas de oro". Facsímiles ene spañol editados por Casterman entre 2001 y 2003 y hoy prohibidos en el mercado.
Además se han consultado en Internet entre otras:
-Varias entradas de la Wikipedia relacionadas con Hergé y las aventuras de Tintín
-El blog "El rincón del tintinólogo" https://www.tintinologo.com blog
-El artículo "Tintín bajo la lupa de la censura" de Alejandro Martínez Turégano, publicado por Represura https://www.represura.es
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