REUNIÓN DE PUERCOS EN EL MUSEO
Con el país al borde de la bancarrota, y coincidiendo con los festejos del mes del orgullo LGTBXYZ, previos a un seguro rebrote de la "viruela del mono" que anticipe un nuevo confinamiento de la plebe para septiembre, la gran sensación de este inicio del verano ha sido sin duda la rimbombante cumbre de la OTAN en Madrid, organizada por este gobierno de "socialcomunistas", como tanto le gusta llamarlo al enanito de jardín de Jiménez Losantos y a sus forofos peperos y voxaleros. Un simulacro de gobierno, en realidad, genuflexo hasta la náusea ante el poder financiero internacional y globalista, cuyo brazo armado es precisamente esa organización belicista y criminal a la que nos estamos refiriendo.
En esta ocasión, nos ha tocado a los sufridos y mentecatos españoles hacer de putillas y aún por encima pagar la cama, ya que el evento nos ha costado a los contribuyentes un total de unos 35 milloncejos de euros de vellón de nada. Un nuevo extra a añadir a la subida de la luz, los carburantes y la cesta de la compra...
"Qué heteropatriarcal, retrógrado y eurocéntrico es todo esto. Habrá que avisar a los chicos del BLM", cavilaba Trudeau |
Y hasta aquí han llegado en sus jets privados y en sus cochazos superlujosos y supercontaminantes, los mismos que nos mantuvieron encerrados durante la Plandemia, y los mismos que ahora no paran de proyectar futuras restricciones contra nosotros, para que no sigamos emitiendo más CO2 a la atmósfera, que nos estamos cargando el planeta por irresponsables, coño.
Aquí han banqueteado los mismos que diseñaron en el pasado la Red Gladio, las guerras del Golfo y de la ex- Yugoslavia, el 11 S, el 11 M, el 15 M... y los mismos que más recientemente han estado presionando a Rusia, utilizando para tal fin a sus comparsas ucranianos, hasta poner en marcha un conflicto de inciertas consecuencias para el planeta entero. Tal vez sea este el último verano que nos dejen pasarlo en paz este siniestro plantel de psicópatas y genocidas, que se ha reunido a lo grande en el lugar más patético de Europa.
La guinda del pastel la puso, sin duda, la glamurosa cena de despedida a los facinerosos celebrada en el Museo del Prado, contraviniendo las propias normas de la institución, que prohíben comer dentro de las instalaciones de la pinacoteca. Allí el chef y laureado héroe de la guerra de Ucrania José Andrés obsequió a los visitantes con un suculento menú nada vegano, y sin esos ingredientes a base de gusanos, cucarachas, carnes sintéticas a lo Bill Gates y demás porquerías, que los de la Agenda 2030 quieren imponernos tras la "hambruna", en los años venideros.
Los líderes satánicos del globalismo nos han dejado para la posteridad sus inquietantes efigies posando y haciéndose selfis delante de los cuadros de Velázquez, Tiziano, Rubens... Deberían haberlos dejado encerrados a todos en la sala de las Pinturas Negras de Goya, donde estarían más en su salsa, entre el Aquelarre de las brujas y el Saturno devorando al niño. Eso estaría más en consonancia con sus tendencias espirituales y su ideología neomalthusiana.
En ausencia de los pusilánimes monarcas de la Casa de Borbón, los reyes de la fiesta fueron, a todas luces, el presi "Antonio" y su consorte Flor de Otoño, quien con su flamante vestido rojo y sus recientes operaciones de cirugía estética, nos hizo olvidar por unos instantes esas supuestas implicaciones con la mafia Majzén y la extorsión del sultanato alahuí, que han hipotecado para siempre el futuro de los saharauis, y que nos han costado a los españoles el gas de Argelia y una mayor precariedad energética en los próximos años... Pero la culpa de todo este desastre la tiene Putin, como antes la tenía el virus made in China.
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