jueves, 10 de junio de 2021

 ECHARSE UN SUEÑECITO

San Virila

Bálsamo reparador en mitad de las tribulaciones del mundo, hoy la siesta va camino de convertirse en una esas instituciones  hispánicas continuamente atacadas por la malhadada modernidad, y que está en trance de desaparecer  a marchas forzadas, debido a las prisas, horarios, inquietudes y omnipresente tecnología (maldito seas, smartphone) que no deja lugar al descanso. Con tanta psicosis plandémica, cierre de empresas, subida de impuestos y carburantes,  subidas del precio de la luz que obligan a las jornadas domésticas nocturnas y el incierto futuro, los ex-pañoles han ido olvidando sus ancestrales costumbres y se ha apoderado de ellos la inquietud y el insomnio, de una manera tal que ya no tienen que envidiar en nada a los hacendosos y frenéticos protestantes del norte. También en las estadísticas de suicidios parece que estamos alcanzando los niveles más avanzados de la Europa septentrional. Empero, la sensación de vivir en una sociedad amodorrada y en pleno marasmo permanece a pesar de todo.
Porque el letargo que sume a  los humanos en un nivel pasivo y  hasta casi vegetativo de la existencia puede ser tanto una bendición de los dioses como una maldición o un bromazo de las  entidades oscuras del inframundo (duendes, hadas o el mismísimo "demonium meridianum") para dejar inermes a los mortales y someterlos a su voluntad.
En el primer caso cabría hablar del sueño de los justos del que habla el Antiguo Testamento, el que disfrutan aquellos que no tienen cargos de conciencia que perturben su descanso (aunque muchas excelentes personas padezcan de insomnio y sea perfectamente posible que aquellos que carecen por completo de conciencia, como nuestros políticos, responsables sanitarios, magnates de la banca, las grandes corporaciones y los medios de comunicación, etc. logren asimismo conciliar el sueño profundo, merced a algún pacto con el Maligno, pero eso sería ya otra cuestión).

Los siete durmientes, en una miniatura islámica


En la tradición cristiana se mencionan varios santos durmientes, siendo los  más famosos los llamados Siete durmientes de Éfeso, cuya leyenda fue muy difundida durante la Edad Media, tanto entre los cristianos (Alfonso X el Sabio) como entre los musulmanes. La historia sucedió durante el reinado del emperador Decio, a mediados del siglo III,  quien durante una visita a aquella ciudad de Anatolia, donde ya existía un número importante de seguidores del Nazareno, exigió que se rindiera culto a los antiguos dioses so pena de muerte. Siete nobles se negaron a acatar el edicto, y tras desprenderse de sus bienes huyeron a las montañas, pudiendo encontrar refugio en una cueva donde permanecieron escondidos hasta que al fin fueron descubiertos por los legionarios de Decio. Enseguida este ordenó tapiar la cueva, para que permanecieran allí enterrados vivos. Pero sucedió que pasados los siglos, cuando reinaba el emperador Teodosio II y el cristianismo se había convertido ya en la religión oficial del Imperio romano, alguien abrió la cueva y en ella aparecieron los siete mártires vivitos y coleando, tras despertar de su larga siesta...
En el siglo IX otro santo llamado Virila, un monje del monasterio de Leyre, en Navarra (España) se quedó dormido tras escuchar el canto de un ruiseñor, y despertó pasados trescientos años. Esta leyenda es muy similar a la del noble gallego San Ero de Armenteira, que vivió en el siglo XII y que también se quedó dormido  durante varios siglos, tras escuchar el canto de un mirlo. En general, estas historias de santos se interpretan desde la teología, tanto cristiana como musulmana,  como demostraciones de que los muertos resucitarán al final de los tiempos.
En otras culturas existen leyendas similares sobre durmientes que viajan en el tiempo, como es el caso del pescador japonés Urashina Taro. Su historia cuenta como Urashina tras haber salvado a una tortuga es recompensado con una visita al Palacio del Dios Dragón del Mar. La tortuga se convierte en una hermosa princesa que le entrega una misteriosa caja , y le dice que no debe abrirla nunca. Pero, al igual que le sucedió a  Pandora, el pescador no resiste la tentación y la abre, y cuando regresa a su aldea resulta que en lugar de tres días  han transcurrido, como en el caso de Virila, unos trescientos años.


"La Bella Durmiente"por Edward Burne-Jones

De las historias de encantamientos la más célebre y difundida es el cuento  de Perrault de la Bella Durmiente, que queda en estado de letargo tras pincharse con un huso como cumplimiento de la maldición de un hada maligna. Pero a lo largo de la historia de Europa existen leyendas relacionadas con grandes reyes que duermen momentáneamente víctimas del hado o de algún hechizo, y que esperan despertar algún día para librar su última batalla. Así sucede con el británico Arturo y los héroes del Grial que lo acompañaron a su destierro a la isla de Avalon, y que despertarán, según está escrito, para combatir al Anticristo cuando este quiera apoderarse del Sagrado Vaso. Esta visión de una gran batalla apocalíptica no sólo bebe de fuentes judías y cristianas (el Armageddon de la Biblia) sino también nórdicas, como el Ragnarok de los vikingos.
Otros reyes que permanecen retirados y en  estado de somnolencia, en espera de tiempos mejores, serían Carlomagno, que descansaría en las entrañas del Wurdenberg; y Federico Barbarroja, quien dormita acompañado de su Corte durante siglos bajo la montaña de Kisfhauser. Y no olvidemos al rey Sebastián de Portugal, que según algunos no murió en Alcazarquivir, sino que duerme en algún lugar ignoto, y regresará algún día para restaurar la monarquía lusitana. Esta creencia generó toda una corriente mística en el país vecino llamada el "sebastianismo".
Volviendo a la literatura, conviene recordar el relato algo más siniestro de Washington Irving  llamado "Rip Van Winkle", sobre un colono del Nuevo Mundo de origen neerlandés que tiene un encuentro en las montañas de Castkill de Nueva York con unos extraños duendes que le invitan a libar con ellos de un extraño licor. A consecuencia de ello, le robarán una parte de su vida al quedarse dormido durante veinte largos años, y cuando regresa a su pueblo se encuentra, entre otros muchos cambios,  con que los Estados Unidos ya se han independizado de la corona británica.
Actualmente el  tema se ha trivializado bastante desde que se puso de moda en novelas, cómics o películas (recordar "El gran dormilón" de Woody Allen o "Abre los ojos" de Amenábar) la criogenización, o sea la posibilidad de que la  ciencia permita en un futuro los viajes en el tiempo o una especie de inmortalidad. Pero también podríamos hablar del atontamiento e hipnotización de pueblos enteros mediante instrumentos tan letales como la televisión o el teléfono móvil. Eso también parece cosa de encantamiento o de magia negra. Al menos hay muy mala gente manejando los hilos  tras las bambalinas...

El sueño de Rip Van Winkle por Arthur  Rackham




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