miércoles, 26 de abril de 2017

¿UNA PRIMAVERA SIN VENUS?

Detalle de la Primavera de Botticelli (1477)
Inconcebible ¿verdad? La primavera es sin duda la estación en la que la diosa Afrodita eclosiona, estallando de vida como lo hacen las flores en la naturaleza,  y prodigando con generosidad sus dádivas sobre la mitad masculina del género humano; ejerciendo así  su benéfica (y, por qué no, peligrosa  y a veces hasta maléfica) influencia sobre el otro sexo. Sus mágicos efluvios y armoniosos contoneos han inspirado a artistas, músicos, poetas y poetastros desde la noche de los tiempos y en todo lugar. Así  vemos a las hijas de Venus  plasmadas en las siluetas danzarinas de la tumba de Nebadum en el Antiguo Egipto, en las elegantes damas de azul del palacio de Cnosos o en las cortesanas que pueblan los murales de Ajanta o que practican alegremente el kamasutra en los alto relieves del templo de Khahurajo en la India... Desde siempre hemos rendido homenaje a la diosa u ofrecido sacrificios a los dioses que han creado a la mujer, en agradecimiento por la belleza femenina, según el saber y entender de cada cual. Unos componiendo salmos, como el Cantar de los Cantares, otros creando o costeando grandes obras de arte como el Taj Mahal, y otros también arrasando ciudades enteras como en el caso de Troya.

"El nacimiento de Venus" (1485) de Sandro Botticelli
Bueno, ¿y qué está pasando ahora? Pues que vivimos en un mundo cada vez más globalizado e invertido, en el que al descenso de la natalidad en occidente se le añade la intoxicación alimentaria, que altera el metabolismo hormonal de mucha gente, como ya está demostrado por la ciencia. A los poderosos que nos envenenan con sus productos adulterados, les interesa promover ciertos cambios sociales y culturales que "normalicen" esta situación, y distraigan al público de las causas reales que originan el problema, de las que poco o nada se trata en los medios.. Lo neutro, lo asexuado o lo antinatural se convierten en la norma. Es el peaje que tenemos que pagar por vivir en sociedades cada vez más artificiales, enfermas y contaminadas.
Quizás Hilaria Clinton haya perdido las elecciones, pero su ideología de género sigue siendo la dominante, la que ordena y da forma al mundo nuevo.  Un mundo en el que cualquier alabanza a las gracias femeninas, que uno no puede dejar de admirar cuando se pasean  rítmicamente por nuestras calles, sobre todo en estos calurosos días de primavera, es inmediatamente censurada o tildada de agresión grosera y machista, de infame delito sexista y de expresión del  heteropatriarcado más retrógrado y facha. Cierto que el arte del piropo oportuno y de  buen gusto escasea cada vez más entre nuestros coetáneos, pero en todo caso cualquier galantería o señal de buena educación hacia las damas se considera ahora como el equivalente a un atentado terrorista.

 Cuando lo social afecta a un terreno de la estética de primer orden como al que ahora nos referimos, no tenemos más remedio  que levantar acta en nuestro blog. El feminismo ultra (auténtica mafia e ideología del odio) ha conseguido modelar la sociedad entera de tal manera, apoyándose sobre todo en los todopoderosos medios de comunicación, que incluso hasta pretende que veamos con desconfianza las bellas imágenes que nos dejaron los artistas (sin duda todos unos machirulos perdidos) del pasado. Praxíteles, Botticelli, Tiziano, Rubens,  Dante Rossetti, Paul Gauguin, Renoir, Franz von Stuck, Gustav Klimt, Alfons Mucha, Julio Romero de Torres y tantos otros pasarán muy pronto a estar estigmatizados, por haber practicador un arte demasiado francamente heterosexual, y por convertir a sus musas en "objetos" artísticos.

 
Mujer taihitiana con fruta (1893) de Paul Gauguin


 Hoy lo aberrante está de moda. Las anoréxicas reinan en las pasarelas, y las chonis poligoneras adictas a la comida basura imperan por las calles. Triunfan Lady Gaga, el Drag Sethlas y Conchita Wurst. Lo guay es que las tías pretendan emular en todo a los tíos, como los tíos a las tías, en los andares y en los detalles más desagradables: lenguaje y comportamiento soez, tabaquismo y alcoholismo descontrolado, que si percings a mogollón, que si tatuajes integrales...En el arte contemporáneo estas actitudes abundan sobremanera, pensemos en Marina Abramovic y otras muchas practicantes del arte VIP.  Dar asco al varón es una especie de competición a la que se va apuntando por desgracia un número creciente de ciudadanas-de-género-femenino en la sociedad occidental del siglo XXI. Tal vez sea una respuesta al incremento de la homosexualidad masculina, y del postureo ambiguo y metrosexual de los cristianosronaldos y otros divos de hoy en día.
Un trending topic muy usual suele ser la respuesta de las que en realidad deberían ser llamadas "hembristas", de que odian "sentirse observadas" (por los hombres, se entiende). Algunas se esfuerzan bastante para lograrlo, a otras ya  les concedió ese don la naturaleza. Otras muchas, sobre todo las más guapas o más compuestas,  fingen molestarse cada vez que un "rijoso" varón se atreve a posar  su sucia mirada sobre alguna de ellas. Ya se sabe, todas van por la vía pública pendientes del smartphone (esa esclavitud a la que se someten voluntariamente las mujeres liberadas) o con los auriculares puestos, en estado de trance o zombificación constante evitando, o eso parece, cruzar su mirada con los individuos del otro sexo, y dispuestas a marcar el número contra el acoso si a cualquier pervertido se le ocurriera mirarlas más de  cinco segundos seguidos.

Venus Calipigia o Afrodita de las bellas nalgas, copia de original helenístico del siglo II-I a. de C:

Así andan las cosas en nuestro zarrapastroso mundo moderno. Ahora los del lobby intentan imponernos los azafatos en lugar de las azafatas, los concursos de drag queens en lugar de las misses (ambos bastante horteras, pero dejad que prefiera los segundos a  los otros,  repulsivos en grado sumo). Son malos tiempos para la diosa Venus, para la Madre Natura en general y para la especie humana en particular. Nada nuevo germina, todo lo viejo pretende durar eternamente envuelto en la basura, aunque para ello tenga que trashumanizarse. Vamos de culo, y ya quisieramos encontrar uno tan bonito como el de la Venus Calipigia.

Desde nuestro blog queremos rendir un homenaje a don Luis Jacobo Álvarez Rodríguez, más conocido como San Luís (1930-1997). Un pintor autodidacta que consagró su arte a inmortalizar las plazas y los lugares de su ciudad que el "progreso" iba destruyendo, y también a representar a muchas y bellas mujeres (que esperemos que nunca desaparezcan, a pesar de la tontería contemporánea).


El pintor con su modelo por San Luís






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