¿COLAPSARÁ ALGÚN DÍA EL MALHADADO CINE ESPAÑOL?
Cada pueblo tiene los gobernantes y políticos que se merece, decía el conde Joseph de Maistre, y tal vez hoy se podría decir también que cada pueblo tiene el cine que se merece. Los españoles nos hemos acostumbrado a que se financie con nuestros bolsillos un ente horrendo llamado el "cine español", que ni es cine ni es español, santuario para culturetas progres y sectarios, que además de habernos castigado durante años con auténticos paquetes inmundos, han proyectado en la mayoría de los casos una imagen deformada y esperpéntica de nuestro país en el exterior, aunque por desgracia ahora quizás se esté convirtiendo en realidad. Al servicio del pensamiento políticamente correcto y de la ingeniería social más descarada, estos parásitos han engordado casi exclusivamente gracias a las subvenciones de las administraciones públicas, porque la mayoría de los espectadores hace mucho tiempo que les han dado la espalda (aunque de vez en cuando les guste refocilarse en el apestoso fango para visionar chabacanadas como "Torrente 6" u "Ocho apellidos catalanes"). Si las salas donde se proyecta "La Reinona de España" del apátrida Fernando Trueba están hoy prácticamente vacías no se debe tanto a un boicot contra él, por permitirse el lujo de morderle la mano que le ha dado tan generosamente de comer, sino porque sus películas son una reconocida bazofia, y el personal no está dispuesto a pagar una entrada tan cara para soportar un nuevo tostón. Este puede que sea un síntoma alentador de que algo está cambiando en nuestro país, pero no nos fiemos demasiado, pues la capacidad para el masoquismo del pueblo español puede llegar a ser ilimitada... Más bien es un indicio de que los poderes públicos se están planteando la conveniencia de retirarles a los del cine los caudales que tan abundantemente recibían hasta ahora y que, en ausencia de una industria nacional fuerte que pueda competir con Hollywood, les son indispensables para poder sobrevivir. Esto ocurre porque, a pesar de las noticias optimistas y las estadísticas maquilladas, la deuda del Estado y de las autonomías sigue siendo enorme, y la amenaza de quiebra de España permanente. Si de verdad se va ha recortar el presupuesto del cine-basura, enhorabuena, ya era hora, aunque la medida llegue demasiado tarde. Y a todo esto ¿por qué le ha interesado a la administración mantener en pie este tinglado durante tanto tiempo, y contra viento y marea?