viernes, 20 de mayo de 2016

666 (TERCERA PARTE): DOS ROSAS Y UNA CRUZ

 

 

Inmersos como estamos en plena vorágine hugowastiana, habrá no pocos lectores que consideren este relato como un puro dislate o un delirio febril. Y no es de extrañar, porque para la mayoría de nuestros contemporáneos el Apocalípsis de Juan y  los demás textos apocalípticos, cualquiera que sea su significado simbólico o espiritual, les merecen un juicio parecido. Como mucho pueden servir para que algunos eruditos, como el recientemente fallecido Umberto Eco, se luzcan escribiendo algún ensayo sobre el particular. 

 Pero habrá algunos, entre los cuales  me incluyo, que tal vez  se sorprendan de las múltiples correspondencias y similitudes que existen entre esta especie de leyenda medieval, escrita en la pasada centuria, y los acontecimientos que día tras día configuran el actual momento histórico. 
Por ejemplo sorprende que ya en el año 1941, a la altura de la Segunda Guerra Mundial, el autor fuese capaz de intuir que en el futuro los conflictos de finales del siglo XX y principios del XXI  iban a estar focalizados principalmente en  el Oriente Medio. En su obra menciona, con aliento profético, un amenazante panislamismo fundamentalista que hoy en día vemos por desgracia verificado  en el yihadismo, y en fenómenos como Al Qaeda y el Daesh. Detrás de ellos, al igual que del atentado del 11s (véase lo que se dice  de las 28 páginas de la CIA sobre el particular) , se esconden muchas sospechas que señalan directamente hacia Arabia Saudí, pero es probable que la cosa sea más compleja y haya más actores implicados en la trama del neoterrorismo. Se habla del gobierno turco, del israelí (que hasta ahora curiosamente no ha sufrido ningun ataque del DAESH), e incluso del de los mismísimos Estados Unidos...

Y ya que del Daesh hablamos, apuntamos otra gran similitud entre 666 y los acontecimientos recientes. Ciro Dan, el Anticristo de la novela, tras atacar Damasco se hace coronar "sultán" (en el cómic le nombro "califa", para acercarlo más a la actualidad) en Constantinopla para lanzarse a la dominación del mundo. Y un detalle a tener en cuenta es que en la actualidad los combatientes islamistas, reclutados en todas partes, tienen su santuario y base de operaciones en Turquía (país que además se dedica a extorsionar a Europa con el tema de los refugiados), y desde ahí parten a diario cientos de ellos hacia Irak y, sobre todo, hacia Siria. Y eso es así, a pesar de que la frontera turca está presuntamente muy vigilada por las fuerzas de la OTAN.
La ideología del Nuevo Orden Mundial, el Mundialismo o como se la quiera llamar,  también aparece esbozada en la obra de Wast de forma magistral. Al respecto, es interesante reseñar que el "multiculturalismo" fue promovido muy intensamente por los intelectuales de la Diáspora (filósofos, antropólogos, sociólogos) por motivos obvios; para que su minoría, tan periódicamente castigada por los progoms a lo largo de la historia, y en muchos lugares del mundo (el último y más sonado lo puso en marcha un tal Adolfito)  fuese por fin aceptada e integrada de una vez por todas en las sociedades occidentales, lo que se consiguió casi a plena satisfacción, al mismo tiempo que estas mismas sociedades se descristianizaban y entraban en una profunda crisis de identidad cultural. Pero esa ideología ha encontrado finalmente su talón de Aquiles en el  islamismo radical, que no quiere secularizarse ni integrarse en las sociedades europeas, pero que ansía habitar en ellas como hegemónico y amenaza con imponer una especie de "inmigracionismo de sustitución". Resulta curioso comprobar como, al final, muchos que antes clamaban por el multiculturalismo, porque les convenía, ahora braman contra la amenaza islamista, mientras que ahora son los propios políticos y gobernantes europeos, y sus medios de comunicación, los que de una forma bastante suicida han asumido y están aplicando a rajatabla esos postulados, convirtiéndose  así en los más fervientes defensores del multiculturalismo y la "diversidad" a toda costa.
Pero hay más detalles sorprendentes en la novela. Incluso la llamada espiritualidad contemporánea,  posthippy, californista y feministoide, de observancia "New Age", está representada en el relato de Wast por el personaje de Juana Tabor, esa especie de druidesa que acaba abduciendo al sacerdote "progre" fray Simón de Samaria, para convirtirlo en un pelele al servicio de su amo, Ciro Dan.

Con todo, lo más certero del relato de Wast es la premonición sobre el rumbo errático que acabaría tomando la Iglesia católica desde mediados del siglo XX. El intento desesperado de "abrirse al mundo" para no perder feligreses, de aggiornarse, condujo a la convocatoria en 1962 del Concilio Vaticano II donde se pusieron en tela de juicio muchos principios que hasta entonces se consideraban básicos e inamovibles. El resultado fue el contrario del esperado, porque entre muchos fieles (sobre todo en  el occidente europeo) sólo produjo una mayor confusión y un alejamiento progresivo de la religión católica. Y no sólo no sirvio para que la corrupción del clero disminuyera, sino que esta ha aumentado y se ha generalizado. Al decir del propio papa Pablo VI, algo del "humo de Satanás" había entrado en la Iglesia con el concilio, que además de  servir de instrumento  a este proceso de demolición controlada y desde dentro, nos dejó algunas "perlas" como los curas obreros, los teólogos de la liberación, los curas guerrilleros, etc. Estos últimos proliferaron mucho en Iberoamérica, uno de los últimos bastiones con los que cuenta la iglesia en su retroceso generalizado, al precio tal vez de ofrecer a sus feligreses una versión nueva y "mejorada" (o quizás adulterada) del Evangelio Y de donde ha sugido el actual papito Bergoglio, quien representa la culminación de este proceso y tal vez la puntilla final de ese catolicismo a la europea representado por los últimos papas. Un agente decidido  del mundialismo y el "buen rollito", por lo demás, con guiños a toda clase de colectivos para caerle bien a todo el mundo, y un defensor a ultranza de las "puertas abiertas" y del diálogo-convergencia ecuménica con miras a "conseguir traer la paz en el mundo" y constituir una especie de Nueva Iglesia Universal.

El panorama religioso del Nuevo Orden Mundial en estos comienzos del siglo  XXI queda, por lo tanto, dibujado a grandes rasgos de la siguiente manera:

-Cristianismo a punto de extinguirse en Europa Occidental, superviviente tan sólo en algunos países del Este en su modalidad ortodoxa o católica-conservadora, y sustituido en principio por un ateísmo más o menos asumido por gran parte de la población (con algún ribete  neopagano o "new age") y un islam ascendente e imparable. Sintiéndolo mucho, a Roma y a su Santa Sede parece que le quedan sólo dos telediarios, tal como le va a toda la cristiandad del occidente europeo, en general. Y en un momento de incertidumbre sobre el futuro de la UE, además.  Estamos vendidos, y ese parece ser el plan diseñado para nosotros por el NOM.

-Religiosidad "New Age" (amalgama de budismo, gnosticismo, cabalismo y creencia en  los extraterrestres) irradiada desde California hacia el resto del mundo que acusa la influencia norteamericana, y que envidia el nivel de vida y el estilo de sus élites.

-Neocatolicismo "latinoamericano" en rivalidad con las sectas evangélicas, una mescolanza de progresismo, creencias indígenas y algunas pinceladas de "New Age", que acabará por llevarse la Santa Sede a Buenos Aires , Río de Janeiro o a San Francisco, cuando Europa entera se musulmanice del todo.

Y, poco más o menos, esto se parece bastante a lo que nos describe Hugo Wast en su libro.





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 Continúa en el próximo capítulo: "¿Simón I?"

 Todas las ilustraciones que aparecen en esta entrada son creaciones de Ignacio Ruiz Moreno. El autor permite su reproducción,  siempre que se indique su procedencia

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