lunes, 12 de enero de 2015

 2015: ISLAMISTAS FANÁTICOS ASESINAN A DIBUJANTES EN FRANCIA

 

De nuevo Europa ha sido el escenario de otra salvajada "yihadista", que esta vez se ha cobrado como víctimas, entre otros ciudadanos, a los dibujantes del semanario satírico Charlie-Hebdo (antiguo Hara Kiri). Se trata de la crónica de una ejecución anunciada, desde el día en que esta revista decidió publicar unas caricaturas danesas donde se ridiculizaba al profeta Mahoma, y a dibujar sus propias portadas con este tema. La historia parece repetir la que acabó con la vida del cineasta holandés Theo van Gogh, por haber denunciado en una de sus películas el maltrato brutal que reciben muchas mujeres en el mundo islámico o la condena a muerte (por fortuna aún no cumplida) contra el escritor Salman Rushdie


Vaya por delante nuestra enérgica condena por hechos tan luctuosos, que han sembrado el terror en la capital gala y han costado la vida a unos "colegas" que han demostrado su valentía por no arrugarse ante las amenazas de unos fanáticos con turbante, que piensan que el mundo les pertenece sólo a ellos y que pueden exportar sus bárbaras y tribales costumbres al orbe civilizado, como sería en este caso la condena a muerte por el "delito" de blasfemia.
Dicho esto, vamos a  puntualizar una serie de cosas, para darle al asunto un enfoque más bien incómodo, como solemos hacer en este blog. Intuimos de alguna manera que detrás de sucesos como estos suele haber maniobras políticas que no  siempre están del todo claras. Resulta que estamos asistiendo en los últimos tiempos a una persistente instrumentalización del humor, bajo capa del derecho a la libertad de expresión en los "países libres", que están creando focos de tensión entre occidente y sus "enemigos". Contra el Islam son incontables los ejemplos de estas provocaciones (películas como "La inocencia de los musulmanes" entre otras han levantado ampollas entre esta ya de por sí hipersensible comunidad), pero no hace mucho hemos asistido a otra cinta "The interview" donde el blanco de la mofa era el presidente de Corea del norte, Kim-Jong-un, sobre cuya muerte se permitían bromear muy a la ligera. La risa es una formidable y nada inocente arma contra los enemigos políticos o religiosos, y eso bien lo saben tantos y tantos que la utilizan con profusión, como la prensa satírica y mordaz o los cineastas de hollywood, muchas veces inspirados por el judaísmo laico, donde hay auténticos expertos en explotar esta clase de humor corrosivo y volteriano. El pretexto es siempre la "libertad de expresión", que en teoría no conoce límites y tiene algunos temas favoritos como la blasfemia hacia todas las religiones (bueno, aquí la revista "El Jueves" es mucho más cauta cuando se trata de turbantes), pero que en la práctica no siempre se atreve a abordar todos los temas... y cuando lo hace descubre con sorpresa que la censura sigue rigiendo en las sociedades occidentales.


Aunque sus autores ahora se hayan convertido en mártires de los derechos humanos, hay que reconocer que muchos de los dibujos publicados en Charlie solían ser de este estilo, faltos de cualquier sentido estético y de elemental respeto al prójimo. Dignos de figurar en una letrina.

Al otro lado de la barrera tenemos a un colectivo cada vez más turbulento y fanatizado, que multiplica sus ataques terroristas por medio mundo, y que señala a Europa como su principal enemigo en esta nueva Guerra Santa. Guerrilleros chechenos, alqeadistas, estadoislamistas y demás reciben su principal apoyo financiero de los emires del petróleo saudíes, que aspiran a través de sus corruptos imanes a convertir a los inmigrantes musulmanes de toda Europa en una quinta columna, para lograr sus sueños de reconquista o de conquista a secas. Muchos jóvenes reclutados por internet para combatir por el Califato son "europeos" de segunda generación, hasta unos días antes considerados "normales" e integrados, buenos raperos que, como mucho, se limitaban a llamar despreciativamente a los franceses de orígen con el apelativo de "petit fromage" o a quemar algún que otro coche los fines de semana. Para los imanes wahabitas suponen una provocación las caricaturas de Mahoma y su llamamiento a degüello era algo tan previsible, que todo parece formar parte de una bien orquestada campaña. Ahora con estos "martires" del laicismo y la libertad de expresión encima de la mesa ¿qué podemos esperar? ¿Tomará el gobierno Hollande y la inútil Unión Europea medidas de control sobre la numerosa población musulmana que ha acogido dentro de sus fronteras (poco probable) y que es susceptible de descarriarse, algo así como el cese de las discriminaciones positivas, el recorte de las  subvenciones que disfrutan  y de los  permisos para levantar más y más mezquitas y minaretes, como proponen los "islamófobos" del Frente Nacional? ¿O más bien servirá esta masacre de casus belli (más que probable) para intervenir en futuras campañas en Oriente Medio, de la mano del "amigo americano", donde hay muchos intereses en juego? En todo caso, lo seguro es que a los petroleros saudíes nadie osará tocarles un pelo, viendo lo bien que cofraternizan con ellos nuestros gobernantes, hombres de negocios y monarcas, asistentes habituales a sus fiestas en los yates de lujo de la Costa del Sol.
Que ningún talibán nos imponga a los europeos lo que  tenemos derecho o no a dibujar o publicar, pero  no  dejemos que algunos manipulen nuestros sentimientos para que seamos incapaces de ver lo que sucede entre bastidores.


Antigua representación de Mahoma. El aniconismo del Islam y la prohibición de representar figuras vivientes (sobre todo la del profeta) no aparece de forma expresa en el Corán, y se debe como tantas otras cosas a absurdas tradiciones que se le han añadido posteriormente.


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