martes, 30 de septiembre de 2025

 EL PALOMO COJO DE LEPANTO Y OTRAS MARAVILLAS DEL CINE PATRIO

Busto de Cervantes vandalizado en los USA, en el contexto de las protestas de Black Lives Matter


"¡Amenábar, Amenábar, moro de la morería,
el día que tú naciste grandes señales había!
(..)
moro que en tal signo nace no debería decir mentiras."

Hay quien dice que el pueblo de Borbonia es actualmente uno de los más (sino el que más, lo cual ya es difícil) degenerados de Europa, y quizás el cine que se hace aquí sea un buen termómetro para medir el estado de depravación y de miseria moral que hoy por hoy impera en este laboratorio favorito de la Agenda 2030, que antes se llamaba España.
"El cautivo", la última fantasía animada de Alejandro Amenábar es una película que ha contado con un presupuesto millonario (en torno a los 10 millones de euros, con una participación importante de Netflix y de los fondos públicos de RTVE) y que ha recibido los parabienes del establishment y una promoción especial, a través del apoyo institucional y campañas de lanzamiento desde los diversos media. 
El propio Amenábar se encargó de avivar la polémica, dando una dimensión a la película de bandera de la causa gay, sin duda para captar más subvenciones, obtener los parabienes de la progresía imbécil de nuestro país, y atraer de paso las iras de un sector que no se ha dudado en presentar como "cavernícola" y reaccionario, y como los amigos habituales de Vox y del Yunque.
Todo eso está muy bien pensado, porque aunque la película, suponemos (yo no la he visto y ni ganas que tengo de verla) no llegue a  incurrir en detalles burdos y explícitos, se ha orquestado la cosa para que todo gire en torno a esa supuesta relación "especial" entre Miguel de Cervantes y Hasán Bajá, en aquel paraíso para sodomitas que debió ser Argel. Esta campaña interesa porque es funcional en grado superlativo a los "valores" dominantes del régimen: inclusividad, multiculturalismo, agenda LGTB-plus etc. Pedro Sánchez y "su señora" no se perdieron el estreno, olvidándose el presidente de ir a  votar ese día la reforma laboral, sólo faltó que acudiera también el "quijotesco" ZP; y ya en los institutos los profesores pastorean los rebaños de sus alumnos hacia las salas de cine, como buenos corruptores de menores que son, a adoctrinar a los hijos de los que sostienen con sus impuestos todo este tinglado.
Cree el bujarrón que todos son de su  condición, aunque es poco probable que el tal Amenábar esté plenamente convencido de la supuesta homosexualidad del autor del Quijote, porque será todo lo invertido que se quiera, pero no tiene un pelo de tonto. Las pruebas al respecto, aunque él diga que se encuentran en multitud de libros, son bastante paupérrimas, cuando no inexistentes. De Cervantes sabemos que fue un bravo soldado español, que no dudó en enfrentarse al peligro en Lepanto hasta el extremo de perder la utilidad de la mano izquierda. Además tuvo relaciones con varias mujeres, aparte de haber estado casado, y no se ha encontrado ni en su vida ni en su obra rastro alguno de esa extraña peculiaridad que ahora se le atribuye por parte de los habituales de Chueca. Si pudo sobrevivir en Argel fue debido a unos papeles que hicieron pensar a los berberiscos que podían obtener un sustancioso rescate por él.  Que intentara escapar hasta cuatro veces de su cautiverio no permite suponer que lo pasara tan a lo grande entre sus anfitriones sarracenos.
Pero todos estos detalles son peccata minuta para los gramcistas de izquierdas, que siguen promoviendo su batalla cultural, basándose en la mentira, como siempre. "Si los hechos contradicen a mi teoría, tanto peor para los hechos", es la frase que se atribuye a Lenin, plagiando además a Hegel; y así  es como van socavando la cultura occidental estos malditos bastardos hijos de las mil perras.

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